La ciudad de Bilbao era consciente de lo que se venía encima. El partido declarado de alto riesgo era una auténtica bomba. En cualquier momento podía estallar y desencadenarse incidentes. Lamentablemente esta situación no tardó en producirse. En las horas previas al partido empezaron a surgir los primeros altercados. En torno a media tarde, la Ertzainza tuvo que hacer las primeras cargas y lanzamientos de pelotas de gomas al medio millar de aficionados franceses que se dirigían por la Gran Vía bilbaína hasta San Mamés, liderados por Santos Mirasierra, un conocido ultra francés encarcelado por agredir a un policía durante un partido. Durante el trayecto, la Policía Autonómica se vio obligada a intervenir para controlar la situación, una situación bárbara que estaban generando los radicales marsellés arrollando a su paso, actuando de forma vandálica y violenta, entre humo de bengalas y al son del lamentable cántico de “Pu** Bilbao”.

A la llegada al estadio vino lo peor. A pesar de que el sistema de vallado que la ertzainza llevo a cabo para evitar el enfrentamiento de aficionados de ambos equipos funcionara, los incidentes se produjeron igual. El departamento de Seguridad del Gobierno Vasco ha confirmado que antes de iniciarse el partido, a la entrada de San Mamés, ha sido agredido por ultras franceses un agente de seguridad del estadio que le recrimino su actitud. Posteriormente, ya dentro del mismo, los radicales cargaron contra los seguratas de la protección privada del club, y uno de ellos, de 57 años, permanece hospitalizado tras recibir una paliza y ser agredido con un arma blanca a la altura del cuello, causándole graves heridas. A esta hora, se encuentra “estable”, pendiente de evolución.

A pesar de los exhaustivos controles, primero en la frontera entre Francia y España, donde ya se incautaron múltiples objetos, y posteriormente con los pertinentes cacheos para poder acceder al estadio, los ultras franceses consiguieron introducir numerosos petardos y bengalas, que encendieron causando una nube de humo y que posteriormente lanzaron a la grada de debajo de la suya, repleta de aficionados de “los leones”, con intención de agredirlos.

El partido deja un balance de 2-0 en contra del fútbol y el respeto, con dos vigilantes heridos, uno de cierta gravedad pero estable. Por su parte simplemente cuatro ultras marsellés han sido detenidos, aunque saldrán en libertad con cargos en cuestión de horas.

Por su parte la UEFA, viéndose superada una vez más por la cruda realidad, abrirá expediente al Olympique de Marsella por los incidentes que provocaron sus ultras y a los del resto de equipos de Europa League que causaron acciones violentas esta misma jornada.

En lo futbolístico…

Los sueños de los pocos aficionados del Athletic que creían en la remontada y en un hipotético pase a la siguiente ronda desaparecieron ya en la primera parte, cuando en el minuto 38, Payet transformo un penalti más que dudoso. Ya en la segunda parte Ocampos hizo una gran jugada que finalizo en golazo. Williams maquillo inútilmente las vergüenzas del Athletic en el 76. Aduriz perdió la esperanza antes que el resto, cuando se “auto expulsó” tontamente. Un cómputo global de 5-2 que refleja la infinita superioridad de los franceses dentro del campo en toda la eliminatoria. Los de Ziganda salieron fuertes, motivados y con un estadio que no paró de animarles ni “rugir” en ningún momento del partido pese a la derrota. Pero ese efecto motivacional se desvaneció demasiado rápido. Hasta el gol de penalti del Olympique, el Athletic había anulado el potencial ofensivo marsellés pero se olvidó de que tenía que marcar. Muy pocas ocasiones de peligro generó, que finalmente pagó no siendo capaz de aguantar toda la artillería de arriba del conjunto galo.

Eliminados de la competición, fuera de la Copa del Rey en primera ronda y sin apenas opciones a nada en la liga, es el panorama que le espera a este equipo en lo que resta de temporada, parte de ella sin Yeray Álvarez y Mikel Rico, lesionados durante el encuentro. La afición que estuvo increíble animando a pesar de la situación de miedo por los ultras y la imagen vergonzosa del equipo dentro del campo durante este partido y toda la temporada en general, acabo explotando con el pitido final como si de una bomba se tratase. Pitada y “pañolada” multitudinaria en contra de los protagonistas de esta nefasta situación, encabezada por la directiva y el propio “Kuko” Ziganda. La afición harta, pide responsabilidades.