El partido disputado en el Ciutat de Valencia, era una final. No tanto por por el rival que se trataba, sino por la importancia de unos puntos que podían aupar al Eibar hasta la octava posición. El Eibar salió a por todas, sin margen para la especulación. Esto no siempre trae buenas recompensas, siendo hoy ese caso.  Los armeros practicaron un fútbol muy vertical, con una presión intensa sobre la primera línea 'granota' y generó la primera ocasión peligrosa antes de los dos minutos, en un envío.

Dos chispazos letales de los delanteros azulgranas acabaron con las aspiraciones de un equipo que juega a corazón abierto cuando se instala sobre el verde.  No es un bloque de falsos augurios. En realidad, todo es lo que parece. El equipo de Ipurua se manifiesta con la misma claridad con la que se expresa su entrenador. La incidencia del preparador vasco en el proceso de construcción de la identidad del Eibar es absoluta. Es un bloque gestado a su imagen y semejanza. 

No todas las derrotas son iguales y la de ayer destrozó  anímicamente al Eibar. Cuando los armeros no habían acabado de celebrar el empate, el Levante lo deshizo. Envío largo de la defensa granota que se come la zaga local y Boateng caza el cuero en carrera, regatea a Dmitrovic y empuja el cuero al fondo de la red. "El Eibar arriesga, nos gusta ir hacia arriba pero hoy hemos dado muchas facilidades, y ha habido un buen trabajo de sus dos delanteros", fueron las palabras de Mendilibar. 

El empate podría haber llegado si el colegiado no hubiera mirado para otro lado cuando Ivi derribó de un empujón a Jordán dentro del área, o el una última ocasión que el Levante concedió tras una cesión de Rober Pier a Oier que Pedro León se encargó de ejecutar sin el éxito esperado. El sueño se complica, pero en peor situación estaban los azulgranas en la primera vuelta y después se apuntaron seis victorias y un empate que deben servir de referente para seguir peleando hasta el final.

VAVEL Logo