El partido ante el Levante fue una derrota, que no reflejó del todo la realidad del choque. En todo caso, algunas cosas brillaron por encima de los tres puntos perdidos en el Ciutat de Valencia. Una de ellas fue la actuación del centrocampista Joan Jordán.

Pese a su corta edad, el ex del Espanyol supo tirar del carro cuando más lo necesitaba el conjunto armero. Supo asumir galones, demostrar que tiene suficiente madurez para dirigir a un equipo en un momento de necesidad, en un momento en el que los jugadores buscan una referencia.

Ahí apareció él, movió al equipo, mandó un balón al larguero y creó peligro. No tuvo suerte, pudo haber anotado lo que hubiese sido el gol del empate y la madera se interpuso en su camino, dejándole sin tan merecido premio. Pese a ello, las sensaciones fueron muy positivas.

Joan Jordán lleva una serie de jornadas algo desaparecido, ausente, sin ese brillo que le caracterizaba. La derrota en Levante, irónicamente, puede ser un punto de inflexión para el creativo mediocentro. Lo cierto es que todos vieron a ese Jordán que lucía hace semanas, que daba mucho de que hablar y que quería ser importante en una competición tan grande. Con el paso de las jornadas ese mismo ímpetu se fue desvaneciendo, convirtiéndose así en un jugador un tanto irregular.

Pero en Levante, en aquel Ciutat, algo cambió. Cuando más lo necesitaban sus compañeros, tiró de garra, de orgullo, para dirigir a los suyos, y vaya si lo hizo. Movió al equipo y tuvo una gran ocasión, previa al gol del empate.

Joan tratará de seguir sin lugar a dudas en la misma línea, quiere cobrar de nuevo una gran importancia para Mendilibar y hacerlo pasa por mejorar, y por consecuente, por ser tan fundamental y atrevido como lo fue ante el conjunto granota.

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Sobre el autor
Carlos Falgueras Viana
Estudiante de Bachillerato tecnológico en Málaga. Ex coordinador de Segunda División en TimeJust y redactor del Eibar en Vavel.