Pamplona respiraba fútbol este fin de semana, respiraba ese olor tan propio de los partidos grandes, de los clásicos, de un derby.

Y así se hizo notar en el campo, un Sadar lleno, un equipo visitante clásico, y un partido de fútbol, Pamplona no necesita más

Y así fue el partido, un derby, juego subterráneo, intensidad, juego directo, dominios, goles, y tensión.

Pero antes de empezar, se guardo un solemne minuto de silencio en memoria de Don Fermín Ezcurra. Además, Los jugadores de Club Atlético Osasuna y Real Zaragoza SAD portaron brazaletes negros en homenaje a D. Antonio País. 

Primera parte

En los primeros minutos hubo tanteo, pero sin el típico respeto de los partidos duros, el encuentro ya indicaba que el espectador se lo pasaría bien.

Tras los primeros diez minutos, Osasuna tomó el control de una primera mitad, que sólo perdería durante pocos minutos.

El Sadar llevaba a su equipo en brazos, y el equipo correspondía con diversos centros laterales, y así, hasta que en el minuto 13 tenía al conjunto aragonés encerrado en su área.

Sin embargo el conjunto maño se sacudió ese arranque tan fuerte de Osasuna, y hasta el minuto 25 Osasuna tuvo que defenderse de los envites del conjunto zaragocista.

La polémica llegó en el minuto 35, cuando tras una genialidad de Borja Lasso, una perfecta rabona, habilitó a Quique para que éste chutara, y batiera al guardameta zaragocista, sin embargo el juez de línea señaló un fuera de juego previo totalmente inexistente. La finalización de la jugada, ya invalidada, hubiese supuesto el 1-0.

Osasuna por eso se quitó la presión, y volvió a encerrar al conjunto maño en sus tres cuartos de cancha, y empezó a crear peligro. Es ahí cuando aparece el verdadero protagonista del partido, Cristian Álvarez realizó una primera parte de mérito sacando balones, a Quique le sacó un tiro de falta por su palo, y otra gran jugada del vallisoletano que el guardameta rosarino también desbarató, pero la parada, dicha con mayúsculas, fue a Quique en el minuto 41, el jugador vallisoletano recibió un balón de espaldas a portería, se giró, y chutó a puerta, pero se topó con un Cristian que había salido muy bien a achicar espacios, y sacó una mano prodigiosa para mantener a 0 su casillero.

Segunda parte

La segunda parte no fue igual que la primera, pues el nivel mostrado por los rojillos en la primera, era muy difícil de repetir, y así se vio en el campo.

Osasuna empezó a notar el cansancio del tremendo despliegue físico que realizaron en la primera mitad, y el Real Zaragoza empezó a estirarse en el partido, y no estaba tan encerrado en su propio campo.

A pesar de esa mejoría del conjunto maño, Osasuna seguía llegando con claridad a la puerta zaragocista, y se volvía a encontrar una y otra vez con el guardameta rosarino. Cómo por ejemplo Cristian envió a córner un tremendo disparo de Borja Lasso en el minuto 54, un tiro realizado con el empeine, que se iba abriendo según iba hacia porteria, pero al que el guardameta argentino del Zaragoza respondió con una tremenda parada a mano cambiada, sacando el balón de la escuadra.

Fue tal el cambio del conjunto maño en la segunda mitad, que la primera vez que llegaron con claridad, anotaron el 0-1.

Un balón perfecto que pone Óliver Buff al espacio, a las espaldas de Carlos Clerc, que Alberto Benito pone al centro del área, y Borja Iglesias de forma perfecta llegando de segunda línea envía al fondo de las redes.

Osasuna y El Sadar recibieron un duro mazazo, pese a ello el equipo siguió atacando sin cesar, pero el gol seguía sin llegar, encontrándose una y otra vez con el muro del Zaragoza.

Y de nuevo, en la segunda jugada de peligro del Zaragoza, el equipo maño anotaría el segundo gol en su haber.

Recuperación en el centro del campo, balón a Toquero, y con un perfecto pase en profundidad entre el latera y el central, el de Vitoria habilita perfectamente a Borja Iglesias para que, pese a que la tocase Sergio Herrera, subiera el 0-2 al marcador.

Osasuna acabó el partido volcado en el área del Zaragoza, pero esta vez sin claridad, aunque si consiguió lo que no pudo durante todo el partido, tras rebote en el córner Unai García enviaba al fondo de las redes del Zaragoza el balón, así consiguiendo el 1-2 final.

Pese al resultado, la afición salió contenta con el equipo, y unida como hace tiempo no se veía.