Era un día lluvioso en la Capital de España, en un estadio repleto para ver el clásico capitalino. El césped del Bernabeu estaba embarrado por la gran cantidad de agua que cayó en Madrid. El partdo comenzó con retraso por esta circunstancia, pero a pesar del retraso en el inicio, los dos equipos salieron desde el minuto 1 a por el rival. Fue el Madrid el que amagó golpear primero, por la cosa de jugar en casa. Un centro de Butragueño que nadie alcanza a rematar y despeja Abel con dificultades fue la primera ocasión clara del partido.

Posteriormente, el Atlético avisaría de su peligro al contragolpe con un mano a mano de Julio Salinas que el delantero vasco estrellaría en el cuerpo de Paco Buyo. Lo que fue un aviso, se convirtió en realidad, cuando Juan Carlos conectó con Salinas, que en un control mezcla de fortuna y habilidad en el giro, esquivó a Sanchís, se giró en el balcón del área, llegó a por la pelota antes que Tendillo, y batió a Buyo por el palo corto.

El Madrid sufría descolocado ante las rápidas contras que lanzaba el Atlético, empeñado en adelantar la línea defensiva y presionar al Real Madrid, dirigido por Leo Beenhaker. En un césped pesado y lento, la calidad individual del Real Madrid no era superior a la garra y trabajo táctico de los colchoneros, encabezados por el Flaco Menotti. Michel, Butragueño, Martín Vázquez, Gordillo o Jankovic sufrían enormemente ante el despliegue físico de los rojiblancos en un campo que les perjudicaba a sus características.

El Atlético podía hacer mucho daño en sus contragolpes, y lo hacía con constantes llegadas al área de Buyo, que se empleó a fondo para evitar que los rojiblancos se marcharan en el marcador, sobre todo cuando el portugués Futre merodeaba el área blanca. El Madrid disfrutaba también de ocasiones claras, como una de Sanchís, que con todo para marcar, cabeceó fuera lo que pudo ser el empate merengue a la media hora de partido.

Una jugada cambió el devenir del choque, y lo puso todo de cara para los rojiblancos. En una posible falta de Salinas sobre Sanchís, Futre le roba la pelota al central madridista, y sale como una exhalación hacia la puerta de Buyo. El arquero gallego contiene el disparo de la estrella atlética y detiene la pelota, pero las protestas de Sanchís y Jankovic por la falta no señalada por el gallego Enrique Negreira, encargado de dirigir el partido, acabaron con amarilla para el central y la expulsión del centrocampista serbio.

El segundo tiempo comenzó con la misma intensidad y las mismas chispas con las que acabó el primer periodo, como si no hubiera habido descanso alguno. El Madrid no renunciaba al ataque a pesar de jugar con uno menos, y el Atleti se tiraba al cuello madridista cada vez que había un contragolpe. A los 5 minutos del segundo tiempo, Salinas robó en el medio campo, tocó para Eusebio a la derecha, que la puso a la frontal para que Futre recortara a Chendo y quedara franco para el disparo dentro del área. Su tiro pegado al poste con su izquierda anotó el segundo gol atlético, y mató el partido en favor de los rojiblancos.

A pesar de que el Madrid nunca le perdió la cara al partido, el Atlético fue muy superior al eterno rival de la ciudad, que nunca pudo superar a un gran Abel en todo el partido. Por su parte, el Atlético a la contra era muy peligroso. Salinas se encontraba cómodo haciendo todo el daño que podía a la defensa madridista, aunque pecó de individualista en muchas ocasiones en las que había compañeros mejor colocados para el remate a gol.

Ya en el último tercio del segundo periodo, el Atlético de Madrid sentenció el partido definitivamente. Antes de que López Ufarte anotara el tercero, el Real Madrid reclamó un penalti sobre Butragueño por parte de Alemao, que bien pudo haber señalado el colegiado del encuentro porque existe contacto, a pesar de que Butragueño exagere la caída. En la siguiente jugada, Ufarte se plantaría sólo delante de Buyo tras el genial pase entre líneas de Futre. El extremo vasco le sortearía y haría el tercero del Atlético.

El propio Roberto López Ufarte sería el encargado de anotar el cuarto gol del partido, que serviría para cerrar el marcador definitivamente, a falta de 8 minutos para el final. Jugada entre el vasco y Futre, que acabaría el extremo con un remate que toca Solana y desvía hacia el fondo de las mallas. El Real Madrid sufrió una derrota abultada en su propia casa, en un partido fuerte, de carácter noble, entre dos equipos que aquella temporada acabarían en la parte alta de la tabla peleando por el título liguero. Los madridistas recordarán el partido por la mala labor arbitral, y los atléticos por la gran imagen del equipo en el primer año de los Gil. La imagen de un equipo grande.

La plantilla del Atlético de Madrid en la temporada 87/88

Eran otros tiempos. Césped embarrado, camisetas sucias, jugadores menos mediáticos, derbis más igualados, más calientes, aparte de la existencia de las cesiones, los dos puntos por partido, las dos sustituciones por equipo... Han pasado 24 años de aquel derbi, una de las últimas victorias rojiblancas en feudo madridista. Un equipo capaz de plantar cara y poner en jaque a uno de las mejores plantillas blancas de la historia, capaz de reinar durante 5 temporadas consecutivas en el fútbol español. Ante todo, por ser un equipo plagado de jugadores nacionales y canteranos, con un Atlético que pasó una dura década en los 80 por el tema económico, para afrontar las deudas que el club tenía, y aún así, un equipo competitivo en todos los sentidos. Bien armado atrás en la portería y en la pareja de centrales, con dos estiletes por banda y delanteros de gran nivel como Salinas, Baltazar, Manolo...

Muchos atléticos nunca llegamos a ver al equipo tan fuerte, ni imponiendo tanto respeto como imponía aquel Atlético que sí podía pelear con Real Madrid y FC Barcelona en España por el título liguero, aparte de la excepción del Doblete y de los primeros años de los Gil; y en los grandes partidos daba mucha batalla, como demuestra este encuentro, y que aparte tenía todavía los medios para poder ser un club mucho más grande en lo social, en lo económico y en lo deportivo. No era la primera vez que el Atlético vencía por ese resultado en el Bernabeu, pues 2 años atrás, en abril de 1985, el Atlético vencía por 0-4 en el Bernabeu, con goles de Hugo Sánchez, Marina y Cabrera en dos ocasiones, muestra de que el Atlético, a pesar de que no ganó muchos títulos esa década de los 80, era un equipo competitivo allá donde iba.