El 18 y el 25 de enero de 2012 Real Madrid y F.C Barcelona se encontrarán en el Santiago Bernabéu y Camp Nou respectivamente para luchar por el pase a las semifinales de la presente Copa del Rey. El 18 y el 25 de abril de 1926, los mismos contrincantes se citarían en Chamartín y Les Corts bajo idéntico objetivo. Era la primera vez que madridistas y culés se cruzaban en una fase en que ostentan un equilibrado balance; 2 victorias para cada uno en 4 enfrentamientos, una igualdad que quedará desnivelada en unos días.

El 17 de mayo de 1924 el Real Madrid había inaugurado el flamante Campo del Real Madrid Club de Fútbol, conocido popularmente como Chamartín. Y apenas un par de años más tarde, ese sería el escenario de una lucha titánica, tan ansiada como sorprendente. Los 15.000 aficionados que llenaron el estadio madridista lo hacían atraídos por la gran expectación que envolvió un choque que ya se diferenciaba del resto; un partido en el que se ponía en liza lago más que un resultado. El Barcelona llegaba a territorio madridista después de haberlo pasado inesperadamente mal ante equipos como el Sabadell, Espanyol o Saus en el Campeonato Regional de Cataluña (tan sólo faltaban 2 años para que la Liga arrancase); de igual modo los catalanes habían sufrido más de lo esperado para lograr su clasificación a Cuartos de Final, por lo que el Real Madrid se frotaba las manos antes de brindarle una exhibición a sus aficionados.
Samitier, líder del resurgimiento
Esta sensación duró lo que tardó el colegiado, Calderón, en señalar el inicio del partido. El Barcelona fue capaz de reunir toda la serenidad, el aplomo y la calma que le había faltado en los anteriores partidos y que se le presumía imposible en Chamartín, donde los visitantes debían demostrar de una vez que el mal juego formaba parte de una racha pasada que no debía privarles de la lucha por los títulos en los que solía estar. La superioridad culé quedaba de manifiesto ante el asombro de la grada y el rival, que veían cómo los azulgrana exhibian su mejor juego en el escenario más inesperado posible; una exhibición con un protagonista indiscutible, José Samitier.
José Samitier se erigió en el héroe barcelonista
20 minutos tardó el futbolista catalán en dar inicio al recital que acabaría provocando los aplausos de Chamartín. Asistido por sus compañeros, Samitier se bastaría y se sobraría para volver loca a la defensa madridista, a la que aquel día logró tumbar hasta en 4 ocasiones, las mismas que goles anotó. Lo hizo de todas las formas posibles, regalando a los suyos medio pase a las semifinales. El primero llegaría mediante un remate cruzado, que batió a Martinez; 7 minutos más tarde, de nuevo Samitier, culminaría una brillante jugada personal para establecer el 0-2 en el marcador de Chamartín. Y en la recta final del primer tiempo, el mago barcelonista aprovecharía un extraordinario pase adelantado de Alcántara para anotar el tercero, un gol protestado por el rival, que consideró que el futbolista barcelonés estaba en posición adelantada. Pero entre las quejas y la impotencia madridista se llegó al descanso.
La conjura parecía haberse fraguado en el vestuario del Real Madrid, que saltó al campo decidido a darle la vuelta al marcador, una situación complicada, pero que parecía hacerse más accesible cuando Monjardín, que había recibido un pase de Félix Pérez, logró encontrar el hueco por la endiablada banda izquierda del Madrid y recortar distancias. Los blancos parecían haber dado con el punto débil del Barcelona, algo que tratarían de aprovechar: Torralba había pasado a jugar de extremo diestro, quedando desplazados, tanto él como Elías, a quien le tocó lidiar con el ala zurda de los blancos, la única que logró generar verdadero peligro durante el encuentro.
Pero de nuevo apareció la figura de Samitier, en absoluto dispuesto a ser el protagonista de la primera mitad, sino de todo el choque. 2 minutos necesitó el barcelonés para poner punto y final a las esperanzas madridistas, el mismo que transcurrió hasta que el delantero culé enviaba un soberbio trallazo desde 30 metros hasta la portería blanca, en un disparo con tanta potencia como colocación, ante el que nada pudo hacer el guardameta local. A falta de menos de un cuarto de hora para la conclusión del partido, Piera, del Barcelona, ponía la guinda a una actuación soberbia de los azulgrana, anotando el 1-5 definitivo y certificando el batacazo de los locales.
Les Corts sentenció
2 años antes de que el Real Madrid inauguarse Chamartín, el F.C Barcelona hacía lo propio con el Campo de Les Corts. El 20 de mayo de 1922 el club azulgrana abría por primera vez las puertas de su nuevo estadio, después de que los éxitos deportivos que empezaba a cosechar el equipo les obligase a trasladarse a un estadio más amplio y moderno. Allí se dieron cita 25.000 almas que anhelaban confirmar el renacimiento de su equipo tras una etapa difícil, que debía quedar atrás con la eliminatoria copera ante el Real Madrid. El 1-5 cosechado en el partido de ida, se presumía como un entremés apetecible para ello y pese a la fría y desapacible tarde, el coliseo barcelonista se llenó hasta la bandera; un coliseo que recibía en medio de una sonora ovación a culés y madridistas, cordialidad en la grada que quedaba refrenda en el terreno de juego con el intercambio de flores entre los capitanes-¡Cuánto ha cambiado el fútbol!-.
"No volverán a meternos 5". Esta era la proclama con la que los jugadores del Real Madrid llegaban a tierras barcelonesas pero los primeros 25 minutos de los locales hicieron tambalearse tan firme convicción a base de un fútbol que rozó la excelencia. Ni siquiera los 4 delanteros que los blancos pusieron en liza fueron suficientes para sembrar la incetidumbre en una eliminatoria que parecía sentenciada. 8 minutos habían transcurrido cuando el córner lanzado por Sagi con un increíble efecto, daba en el poste de la meta guardada por Martinez para que Carulla la recogiese y se la mandase a Piera, que establecería el 1-0 en el marcador de Les Corts.
Honró al equipo madridista seguir en la lucha pese a lo cuesta arriba que se había puesto el pase a las semifinales. Trabajó bien la línea defensiva blanca, que desbarató algunas de las ocasiones más claras del conjunto culé; el mediocampo logró conectar buenos pases con una delantera que, sin embargo notó la escasa fortuna de un Monjardín que no acompañó en esta ocasión a Félix Pérez, el hombre más peligroso del Real Madrid y el único que logró sembrar verdadero peligro en la meta local. Pero el buen juego de los visitantes quedaba eclipsado ante el barcelonista, que buscaría acabar rápidamente con la agonía del rival.
Samitier rematando de cabeza
No se habían cumplido aún 20 minutos de la primera mitad cuando-¡quién sino!-Samitier culiminaba una soberbia jugada de su equipo, trenzada a baes de rápidas y precisas combinaciones de tan bella factura como el propio gol. Un 2-0 con el que los dos conjuntos emprenderían el camino hacia el túnel de vestuarios.
La reanudación siguió honrado al espectáculo futbolístico, por la calidad del Barcelona y el espíritu combativo del Madrid, al que de nuevo los culés se encargaron de destrozar. 6 minutos habían transcurrido dese el inicio de la seugnda mitad cuando la gran estrella barcelonista, Jose Samitier cerraría el festival goleador que él mismo había iniciado una semana atrás en tierras madrileñas. El catalán remataría de cabeza un centro templado de su compañero de equipo, Just para poner el punto y final a una dramática eliminatoria para los blancos, que no obstante, devolvió al barcelonismo la mejor versión de su equipo.