Si no lo conoces ahí te pongo a Jano, dios de la mitología romana formado por dos caras divergentes. Así veo yo la relación de Mourinho y Guardiola, una misma persona con dos caras diferentes según sea la fiesta. Cuando las cosas van bien todo son condescendencias y baños oculares de manzanilla, pero cuando van peor, alguien tiene que ser el responsable del desaguisado: los árbitros, los campos secos, el maestro armero, el presidente de la federación o la señora de la limpieza que se dejó una esquinita sin quitar el polvo y de ahí, de esas dos motas, arranca todo el dramón que se respira por meter menos goles que el contrario.

La victoria tiene mil padres pero la derrota es huérfana. Por eso hay que buscar las justificaciones da igual dónde, por muy peregrinas que sean, con tal de no asumir la obviedad: este año hemos sido peores que ellos y ya está. Asumimos la responsabilidad del subcampeonato y el próximo año intentaremos ser el mejor. Enhorabuena a nuestro contrincante. Punto.

Curioso cómo ahora que le van bien las cosas, Mourinho quiera felicitar hasta a los árbitros, cuando hace unos meses los tiraba muralla abajo, al foso de los cocodrilos y Guardiola, tan magnánimo cuando las cosas le iban bien no tenga problema ahora que está a diez puntos en bajar donde te ensucias de barro a buscar pendencia, a su forma, pero gresca a fin de cuentas.

Es obvio que los dos no son iguales pero tienen comportamientos parecidos. El amor propio pica cuando te lo arañan y cada uno se defiende y se rasca de la manera que mejor le parece, o que más le alivia o que mejores réditos cree que le puede dar en el futuro cercano.

Karl Marx tiene para explicar la realidad una frase bastante adecuada también para esta situación: “La Historia se desarrolla como drama y se repite como farsa”. Traduciendo, el drama que hemos sufrido viendo el comportamiento hasta la fecha de los dos entrenadores ahora que la historia se repite pero intercambiando los papeles, queda tan histriónica que quizás sólo podamos pasarla por alto, por no reír, cansados e incrédulos, y fijarnos en otra cosas más interesantes, como, por ejemplo, esta otra cuestión. Si el Athletic Club de Bilbao está recibiendo mil alabanzas en esta liga, y Osasuna le ganó y adelantó ayer en la clasificación, ¿cómo de grandes tienen que ser esas mismas alabanzas?. ¿Tan grandes como para decir que si gana a quien derrotó al actual líder de la Premier League, Osasuna podría ocupar ese lugar de privilegio en la liga Inglesa? Por lo menos... de rojo ya va, de diablos o diablillos saben un rato largo, y su campo es el más inglés que tenemos en España. Reyno de Navarra: el coliseo de las quimeras.

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Sobre el autor
Javier Ancín Salinas
De Pamplona y de Osasuna. Lector, paseante, observador... También escribo. [email protected]