El Marino de Luanco dio un paso de gigante hacia su objetivo de la permanencia frente a un Coruxo que vuelve a conocer el amargo sabor de la derrota. Encadena su octava jornada sin conocer la victoria, y lo que es peor, su segundo partido sin ver puerta. Los de Antonio Gómez se mostraron negados frente al marco de Rafa Ponzo. La efectividad de los luanquines les permitió sumar tres puntos de oro. El más acertado ante la meta de Fernando fue Chus Hevia, bigoleador en una animada tarde de fútbol en Miramar que gozó con la victoria de los suyos en un horario atípico.

Comenzó más activo el Coruxo en un partido que jugó mermado por las bajas. Con todo los gallegos se fueron a por el partido. De haber conseguido la victoria, ahora los verdes estarían celebrando prácticamente su permanencia en la categoría de bronce. El mayor énfasis inicial por parte de los visitantes.

Arreón inicial de los locales

Las primeras aproximaciones con peligro para los vigueses llegaron en forma de balón parado. El conjunto visitante logró varios córners con los que apenas generó peligró. Antúnez fue el primero en generar una oportunidad manifiesta. El capitán tiró de su calidad en el 15’ de la primera al ejecutar magistralmente un lanzamiento al borde del área. El tiro hizo lucirse a Rafa Ponzo. El Coruxo ganó confianza con esta jugada y afiló la espada una vez más. Fue Abenza el siguiente en probar fortuna pero su tiro lejano se perdió por bastante sobre el marco del veterano portero luanquín, muy seguro durante todo el partido.

El Coruxo buscó abrir la lata sin la intensidad que se necesita para esta misión. Mareó el balón de un lado a otro del campo pero sin profundidad. La falta de pólvora de los de Antonio Gómez es manifiesta y el reciente fichaje, Nacho, no está siendo capaz de desplegar su mejor juego. Los gallegos siguieron acumulando saques de esquina hasta bien entrado este primer tiempo. Lograron imponerse por alto en casi todos pero en pocos pudieron aprovechar este dominio. Otrora, la portentosa zaga verde es ahora incapaz de conectar con acierto estos centros medidos.

Como suele acontecer en este noble deporte, el que perdona acaba pagando sus fallos. Esta historia se repitió al filo del primer tiempo cuando el Marino logró adelantarse, aprovechando una de las pocas ocasiones claras de las que había gozado hasta el momento. Chus Hevia deshizo la igualada al aprovechar un rechace nacido de un saque de esquina. El ejecutor del lanzamiento fue Guaya, su centro fue rematado por Diego en el segundo palo, el rebote de su disparo fue rentabilizado por Hevia, quien solo tuvo que empujar el balón. Era el 44’ de la primera, momento encuadrado en eso que han dado en llamar franja psicológica. La asfixia se apoderó de los verdes, quienes enfilaron el túnel de vestuario vestidos de angustia.

Centros sin rematador

A pesar del jarro de agua fría con el que se empaparon los visitantes, estos disiparon cualquier duda sobre sus intenciones y fueron capaces de generar peligro tras la reanudación. El primero en buscar la igualada fue Rafa Mella. El extremo a punto estuvo de marcar pero a su chut le faltó medición y se estrelló en el lateral de la red.

El embate de los verdes fue de más a menos y los locales procuraron la sentencia. En el 53’, los protagonistas del primer gol invirtieron sus papeles. Chus Hevia puso a prueba a Fernando, quien fue incapaz de blocar el balón con seguridad. Por escasos milímetros no llegó Diego a aprovechar el rechace. La guillotina había pasado por el filo del Coruxo, pero este quiso evitar el peso de la derrota.

Antonio Gómez logró ensanchar el campo dando entrada a Sergi Medina y desde las bandas generó un mayor peligro el Coruxo. Los gallegos sumaron efectivos por ataque e hicieron que Ponzo reinase en las alturas con sus certeras salidas. Las ganas de los visitantes no se traducían en ocasiones claras y sus aproximaciones eran más territoriales que otra cosa. El Marino no se achicó frente al hostigamiento coruxista y a punto estuvo de conquistar definitivamente el partido en jugadas aisladas.

Hevia, juez y parte de la sentencia

En el 65’ volvía a avisar Hevia, demostrando su capacidad para estar activo durante un encuentro que le perteneció. Hijo del que fuera futbolista del Real Oviedo fue el hombre del encuentro. Tiró de sus compañeros en los momentos de agotamiento y puso el punto de intensidad necesario para sentenciar el partido. Así, en el 74’ lograba el segundo en su cuenta particular y el segundo para los luanquines. El 2 – 0, fruto de un zurdazo del ovetense supuso la sentencia del choque.

El Coruxo intentó recortar distancias sin éxito. Un magnífico Ponzo dio al traste con todos sus intentos, llegando a desquiciar a los visitantes. Con este punto, y a falta de cuatro jornadas para la conclusión del campeonato, los luanquines son duodécimos con 44 puntos,  5 sobre la promoción y 10 sobre el descenso directo. Uno más, 45, suma el Coruxo, pero la nefasta dinámica en la que se hallan inmersos los gallegos les ha puesto en peligro en los últimos tiempos.

En la próxima jornada el Marino no saldrá del Principado para medirse al Real Avilés en un duelo vital por la permanencia. Los avilesinos recibirán a los luanquines tras haber sufrido una lacerante derrota en O Couto frente al CD Ourene por 5 – 3, después de haber remontado un 2 – 0. El Coruxo vuelve a O Vao tras dos partidos como visitante. Los gallegos buscarán asegurar la permanencia frente a un Sporting B que viajará a tierras gallegas con la tranquilidad en el bolsillo.