El Racing se jugaba la vida en Sabadell y así lo demostró en el terreno de juego. Durante 90 minutos, los jugadores racinguistas mostraron una cara que, desgraciadamente, había olvidado la aficioón cántabra. El equipo de Menéndez encerró al Sabadell en su campo desde el primer minuto y, con el permiso de las condiciones del terreno de juego, trató de llevar la iniciativa a la hora de generar ocasiones de gol.

La primera acción de peligro llegó a los pocos minutos del inicio del encuentro. Jairo, que fue un auténtico puñal para su equipo, se revolvió en el área y se encontró mano a mano con Nauzet, pero el guardameta desvió su disparo a saque de esquina. Esto no era más que un presagio de lo que iba a acontecer durante el partido.

Por primera vez en la temporada, el Racing se sentía cómodo atacando, llevando la iniciativa del juego, demostrando su voluntad de ganar. El partido era un monólogo ‘rojiblanco’, Assulin, Ferreiro y Jairo eran un verdadero dolor de cabeza para los zagueros catalanes, aunque es cierto que tampoco había acciones de gol. Quini, que a pesar de no tener demasiado protagonismo en el juego, cuajó un gran partido, luchaba cada balón en largo para controlarlo y asociarse con los tres hombres que Menéndez le había colocado en la siguiente línea a modo de escuderos.

Precisamente fueron estos escuderos quienes, al filo del descanso, fabricaron la jugada del primer gol cántabro. Ferreiro combinó con Assulin, que se internó en el área y encontró a Jairo, que esperó al momento preciso para disparar y batir a Nauzet de un certero derechazo. Era el minuto 44 y el Racing respiraba, por fin su dominio se reflejaba en el marcador. De esta forma se llegó al descanso.

En la reanudación se vio que el Racing quería seguir con el guión de la primera mitad, pero era imposible ocultar que  se encontraba con menos ansiedad. Esta vez el premio del gol no se hizo esperar demasiado y a los pocos minutos del segundo tiempo, un centro desde la frontal de Ferreiro fue peinado por Martí Crespí al fondo de la red. Este segundo gol terminó por convencer a los jugadores cántabros de que la victoria no se podía escapar.

A partir de este gol, el partido perdió casi toda la intensidad ya que el Racing cedió protagonismo al Sabadell, aunque los locales no sabían muy bien qué hacer para remediar un resultado que no iba a cambiar.

Menéndez tardó en mover el banquillo y cuando lo hizo fue para asegurar el resultado y dosificar a sus jugadores importantes de cara a la siguiente final en casa ante el Guadalajara.

Con tres puntos más en el casillero y con la sensación de que todo es posible, el Racing afronta las tres últimas jornadas con todo el optimismo que se puede tener, ahora no hay excusas, el equipo y la afición creen. Y creen de verdad.