Nadar para morir en la orilla. Este ha sido el resumen de esta temporada del Racing de Santander que se ha consumado con un nuevo descenso de categoría. A la espera de lo que pueda suceder en los despachos de la Liga Profesional de Fútbol, el equipo cántabro jugará la próxima temporada en 2ªB.

El ambiente en los Campos de Sport de El Sardinero no era demasiado optimista, a pesar de la posibilidad de alcanzar la salvación tras el más que probable descenso administrativo del Guadalajara, la afición verdiblanca veía con más posibilidades al Huesca. Nadie contaba con el Real Murcia que se jugaba la permanencia frente a Las Palmas, que no había asegurado su plaza en los play off de ascenso.

Al pesimismo de la afición se unió la desgana con la que comenzó el Racing, que parecía el equipo que no se jugaba nada en el partido. El Hércules, poco a poco, le ganaba el terreno al Racing y con poco esfuerzo a punto estuvo de estrenar su casillero.

El primer tiempo fue un monólogo de los alicantinos, ante el que la afición racinguista no daba crédito. El Racing parecía conformarse con el resultado.

En la reanudación, Menéndez realizó un cambio ofensivo retirando a Bocanegra y colocando a Andreu en el centro del campo. El cambio resultó ya que el equipo se transformó por completo y se volcó sobre la portería de Juan Carlos para marcar cuanto antes. El primero en tener la oportunidad de marcar fue Koné, que remató un buen centro desde la banda izquierda pero no consiguió darle la dirección adecuada al testarazo. Pocos minutos después fue Ferreiro, con un lanzamiento de falta el que estuvo a punto de poner por delante al equipo cántabro.

Corrían diez minutos del segundo acto cuando Jairo recibió el balón en la banda derecha, su banda. Como si de un descenso de esquí se tratase, el de Cabezón de la Sal hizo un eslálom con los defensas del Hércules y lanzó un potente zurdazo desde la frontal ante el que Juan Carlos no pudo hacer nada. Minuto 55, el Racing ganaba y el Murcia y el Huesca empataban, el equipo de Menéndez se salvava en esos momentos.

Dicen que la alegría en casa del pobre dura muy poco y así fue en Santander, no habían transcurrido ni cinco minutos desde el gol de Jairo que había llenado de ilusión las poco pobladas gradas de El Sardinero cuando llegó la noticia que a la postre, sería definitiva, el Murcia había marcado y le arrebataba la decimonovena posición a los cántabros.

El partido ya era lo de menos, en las gradas de Santander se vivía una nueva tarde de transistores que eclipsaban a lo que sucedía sobre el césped. Jairo, como un nño caprichoso, quiso acaparar la atención de la grada una vez más y se inventó un disparo precioso desde fuera del área que se coló por la escuadra alicantina. A pesar de que el público sabía que este gol era inútil para las esperanzas verdiblancas quiso premiar al canterano con una gran ovación por el tanto conseguido. 

Los minutos sucedían demasiado rápido en todos los campos, en El Sardinero ya no importaba ese partido, el Racing había cumplido, pero había otros equipos que no lo estaban haciendo para los intereses verdiblancos. En esos minutos el equipo de Menéndez marcó un nuevo gol, obra de Óscar Pérez a pase de Jairo. Los jugadores apenas celebraron el gol a sabiendas de lo que estaba sucediendo en La Condomina.

El pitido final dejó la imagen de la tensión y la posterior desolación de los jugadores racinguistas. Los jugadores esperaron a que se confirmase la noticia desde Murcia y Huelva. Cuando se confirmó la victoria murciana, jugadores como Mario o Jairo fueron la imagen de la derrota más cruel. La derrota del racinguismo, que a pesar del final de temporada, quiso premiar a los jugadores por su esfuerzo con gritos de 'Racing, Racing'. Una afición que no pierde la categoría, siempre está en lo más alto.