En una tórrida tarde se presentaba Toril con sus pupilos, mostrando el que será su equipo a falta de incorporaciones en su segunda andadura en la categoría de Plata del fútbol español. La buena actuación de su plantilla en la pasada campaña lleva consigo que el primer equipo se haya nutrido de las mejores promesas castillistas.

El Fuenlabrada, equipo de 2ªB, servía como sparring para conocer poco a poco la cara que va a mostrar en adelante el filial blanco aunque pocas conclusiones se pueden sacar de lo visto. El equipo, muy lento y alejado de la forma adecuada, llevó el control del juego ante un Fuenlabrada en un estado, si cabe, inferior.

Con estos ingredientes, Borja se erigió como el controlador de los ataques blancos. El ex del Córdoba desplegó clase por el Di Stéfano, aunque las ocasiones llegaban a cuentagotas. La primera de ellas tuvo como protagonista al primer fichaje, Pulido, que remató un buen centro de Lucas que lo evitó el guardameta visitante con una destacada intervención.

El monólogo siguió también gracias al buen tono físico que mostró Derik, que estuvo rápido al corte y expeditivo. El central español se complementó con Pulido para echar el cerrojo en defensa, ayudando al lateral Quini, extremo reconvertido.

Con el pase de los minutos poco cambió, el filial siguió manejando el juego con un ritmo lento y cansino. Tuvo que ser Borja el que rompiese las líneas defensivas del Fuenlabrada para dejar solo a Plano. El delantero aprovechaba su ocasión para batir a Basilio y poner el 1-0 en el marcador.

La ausencia de ritmo se notó en ambos conjuntos, algo cortos de preparación a falta de varias semanas para que arranque la competición. Los blancos echaron en falta a los 10 jugadores habituales en la campaña pasada que hoy no se alineaban en el césped. Salvo Borja, los restantes no eran titulares habituales y no es más que un ingrediente extra para entender la lentitud del fútbol blanco. Aún quedan muchas piezas por encajar.

El paso de los minutos no trajo un paisaje más alentador, todo lo contrario. El partido se convirtió en un carrusel de cambios y en un banco de pruebas, hábil para divisar la zancada de Burgui, la experiencia de Pachón o las buenas maneras de Cristian Benavente.

Sin mucha historia, el partido se consumió con el 2-0 en el marcador gracias a un tanto de Sobrino a quince minutos para el final. El encuentro deja la sensación de que a Toril y a Visnjic les queda trabajo por delante. Los detalles de Borja y los minutos de Burgui por la izquierda destacaron sobre el nivel general.

Así lo vivimos.