Dicen que cuando algo empieza mal suele acabar peor. Pues bien, esto es lo que está viviendo el Getafe desde que empezó su pretemporada hace ya mes y medio. Un cúmulo de despropósitos, de mal juego y peores sensaciones. Puede ser pronto para que el vaso haya colmado pero si la humillación ante el Alcorcón no lo ha sido, poco le ha faltado. O al menos eso parece insinuar la actitud indefendible, se mire por donde se mire, de unos jugadores que te incitan a pensar que no están contentos con el entrenador que tienen.

Si bien es cierto que el partido se presentaba más como un problema en mitad de una semana sin competición, que lo que mejor le hubiera venido al equipo es tomarse el parón con tranquilidad y tratar de subsanar errores que se vienen sucediendo desde hace tiempo y que el Alcorcón ha terminado de desnudar completamente. Y con la mayor parte sus jugadores titulares sin jugar, por si esto fuera poco.

A la media hora los locales vencían por tres a cero

Estos partidos no merecen análisis como tal, se debe buscar más allá de lo presenciado sobre el verde para tratar de encontrar una explicación lógica a lo ocurrido en Santo Domingo. No es normal ni entendible que te pasen por encima de la manera en la que lo hicieron los pupilos de Miguel Álvarez, que a la media hora ya ganaban tres cero, y solo se busquen excusas deportivas porque, evidentemente, esas son las menos en algo como lo transcurrido durante el Trofeo Puchero.

Y menos cuando el equipo que Luis García, más cuestionado que nunca a estas alturas ya no por su trabajo, si no por una incuestionable falta de fe en él de sus jugadores, puso en escena era suficientemente competitivo como para ganar a un Alcorcón repleto de suplentes. Pero claro, en esto del fútbol lo que prima es la intensidad y el creer en una causa y, a día de hoy, el equipo azulón dista mucho de conseguir estas dos cosas.

La segunda parte continuo por los mismos derroteros, la inoperancia se enfrentaba y daba de bruces con las ganas de los alfareros que a la hora de partido ya le habían endosado una manita a los del sur de Madrid, con doblete de Sergio Prendes y debut goleador de Pacheco mediante. Únicamente Diego Castro, uno de los pocos jugadores en los que sí se puede confiar de la plantilla, puso un rayo de luz en medio de la tormenta con un gran tanto de falta.

Los jugadores parecen no entender el escudo que llevan

El canterano Fran García puso la puntilla al borde del noventa y, salvando las distancias, emulaba a aquel famoso “Alcorconazo”. Punto, set y partido. Y lo que es más importante, K.O por incomparecencia de un equipo falto de ilusión, sentimiento y garra. Ahora todas las miradas se dirigen a un banquillo al que los jugadores ya han apuntado. Dicen que muerto el perro se acabó la rabia, pero no será en el caso azulón. Con o sin Luis García los jugadores seguirán paseándose por los campos españoles, o al menos de ello dan muestra cada vez que saltan al terreno de juego. Parecen no entender muy bien el escudo que llevan, lo que representa y, sobre todo, lo que ha costado que represente. Diez años son muchos para tirarlos por la borda.