Llegó una de las salidas más temidas para el Real Valladolid -y para la mayoría de equipos de la Liga BBVA-, el Camp Nou. No llegaba en el mejor momento para los castellanos, ni mucho menos. Las continuas lesiones y los malos resultados obtenidos hacen a las gradas de Zorrilla añorar al equipo que Djukic dejó en Valladolid. Esas bajas de jugadores obligaron a Juan Ignacio Martínez a convocar a dos jóvenes del filial. Vadillo y Alberto Rodríguez fueron los elegidos.

El técnico alicantino jugó con su esquema habitual de las primeras jornadas hasta la lesión de Óscar. Un 4-2-3-1 replegado atrás pero con las ideas claras de atacar rápido. El doble pivote lo formaron Rossi y Baraja. El italiano más constructivo y el capitán más destructivo. Pero ambos se repartían tareas en las diferentes jugadas. La línea de tres la formaron Ebert y Bergdich en las bandas, mientras que la sorpresa fue la incursión de Omar en la mediapunta. JIM sacó del once inicial a Osorio, después de dos partidos en los que partió de inicio y en los que el rendimiento del colombiano fue más que aceptable.

Por su parte, Gerardo ‘Tata’ Martino sacó un equipo inicial en el que se dejó ver la importancia que el técnico argentino le da a las rotaciones. Así, Song formaba el triangulo en la medular junto a Fábregas y Xavi. Iniesta fue el damnificado. En la zona ofensiva, Tello sentó a Pedro y Neymar jugó desde la parte central un partido lleno de movimientos de calidad. Un once de garantías que haría de la baja de Messi algo anecdótico.

Salió el equipo de Juan Ignacio Martínez en la primera parte de una forma que los aficionados blaugranas no suelen ver por allí cada quince días. Atrevido, con coherencia a la hora de sacar el balón y estirándose sin tapujos para buscar hacer daño al Barcelona. Los primeros minutos fueron una muestra del fútbol que querían desarrollar los blanquivioletas. Robar cuando se pueda y precisión y velocidad en los pases al contragolpe.

Así a los diez minutos llegó la sorpresa sobre el césped. Javi Guerra consiguió rematar a gol un saque de esquina puesto de manera magistral al punto de penalti por Ebert. Muchos aficionados pucelanos tuvieron que frotarse los ojos para cerciorarse de que se su equipo había logrado adelantarse en el Camp Nou. Un imposible dado el estado del equipo.

Pero poco duró esa alegría. Tan solo tres minutos. A pesar de ir perdiendo, el Barcelona no se encontraba incómodo en sus ataques, pues la presión del Valladolid en la medular no era asfixiante. Xavi y Cesc combinaban fácil con un Neymar que demostró una movilidad extraordinaria. En una de esas jugadas en las que los defensas del Valladolid están lentos para cerrar las vías de llegada hasta Mariño, Alexis recogió un balón en los tres cuartos de campo y desde la frontal soltó un derechazo inapelable. La estirada de Mariño de poco sirvió. Se restablecía el empate en el marcador.

No se había alcanzado el cuarto de hora y ya se habían visto dos goles. El espectáculo de fútbol atrevido siguió durante gran parte de la primera mitad. El Valladolid no se mostraba defensivamente sólido y parecía poder recibir el segundo en cualquier llegada de los atacantes locales. Ese es el precio a pagar cuando quieres disputarle el partido de tu a tu a el líder de la liga.

En ataque, el Valladolid realizó asaltos inteligentes en cada ocasión que podía subir sus líneas. Balones verticales y veloces. No se rifaba una pelota, esa era la premisa. Esa manera osada y peligrosa de jugar en Barcelona le reportó ocasiones en el área de Valdés. Una difícil chilena de Ebert y un disparo de Bergdich fueron las bazas que demostraron que el Valladolid no había llegado a Barcelona para defenderse como podía, sino que quería sacar las uñas y atacar.

La primera parte fue un regalo a los aficionados, con un Barcelona que jugaba más o menos a gusto pero conocedor de que atrás tenía que estar muy atento.

La lógica, a escena

En los segundos cuarenta y cinco minutos la historia fue diferente. El equipo de Martino salió a presionar mucho más arriba y a recuperar la pelota a las primeras de cambio. El Valladolid ya no era ese equipo irreverente de la primera mitad.

A pocos minutos de la reanudación, Xavi se aprovechó de una gran jugada individual de Neymar. El brasileño se deshizo de tres jugadores pucelanos con astucia para habilitar el balón en la izquierda para Alexis. El chileno pone un balón raso al corazón del área, donde Xavi remató casi a placer en posición de ‘9’.

El Valladolid renunció a la pelota por completo de manera inconsciente. Los culés mostraron una cara mucho más agresiva que asustó a los pucelanos. Las paredes rápidas por el centro encontraban los huecos que solo parecen ver los hombres del Barcelona.

El Barcelona estaba mucho más cómodo y, sabedor de que la defensa del Valladolid no tardaría en caer, desplegó un juego más elaborado y no tan directo. Así en el minuto 64, Alexis consiguió su segundo gol de la noche tras una asistencia de Neymar. El brasileño realizó un partido soberbio.

Con este tercer gol el Valladolid acabó de entregar las armas. La segunda parte no se parecía en nada a la primera. La entrada de Osorio por Guerra no supuso ningún revulsivo y el colombiano se encontró muy solo en la punta de lanza. Ebert y Omar, estandartes de las salidas rápidas en la primera mitad, no estuvieron tan combativos y solidarios. El cansancio pesaba en dos jugadores que comenzaron la semana con molestias.

Neymar conseguiría el merecido gol en la noche del sábado. Su trabajo encontró recompensa tras una jugada de tiralíneas en la que el chileno Alexis fue el encargado de devolverle a Neymar sus asistencias.

Tras este tanto, el partido ya se había acabado. El Barcelona sería dueño y señor de la pelota hasta el pitido final del árbitro. El balón recorrió la frontal del área acomodándose entre las botas de los blaugranas, que ya vieron las oportunidades para lucirse. Entraron Pedro, Iniesta y Busquets, recambios de lujo para un Barcelona que sigue son su triunfal racha. En el cuadro blanquivioleta de poco sirvieron los relevos a Ebert y Omar por parte de Valdet Rama y Alcatráz.

Ocho victorias de ocho partidos jugados en liga. Parece que la llegada de Martino ha sentado bien en el vestuario azulgrana, que si bien no demuestra ese juego incontestable, si es un bloque sólido que compite todos los partidos. El Valladolid sigue así con una victoria en su casillero. Seis puntos que lo dejan coqueteando con las posiciones de descenso a Segunda División.

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