Expresión surgida en el argot futbolístico, de nuevo en primera línea después de la imposibilidad de que España encontrase su falso 9...ni el verdadero, en la pasada Copa Confederaciones.

Origen

En el fútbol moderno, la opción táctica del falso 9 aparece con cierto rigor y continuidad cuatro años atrás cuando Guardiola decide rescatar a Messi de la banda y asignarle más partcipación-influencia en el juego, a la vez que le acercaba al gol. Es obvio, que por la  tipología del argentino no podía colocarle a disputar los balones cuerpo a cuerpo contra los centrales rivales. Los resultados fueron demoledores.

Aunque, no hay que olvidar que Cruyff experimentó tácticas similares con Bakero e incluso Laudrup. Pero, también en este registro, Pep no supuso la evolución de la obra de su maestro, sino la sublimación.

Concepto

Consiste en despoblar la zona de los centrales rivales retrasando al falso 9 hasta el centro campo, con libertad para invadir sus distintas parcelas y asociarse con sus compañeros. Antes de descifrar sus efectos, destacar que para su eficaz aplicación ha de utilizarse un determinado tipo de jugador en un contexto o modelo de juego propicio.

Contexto y finalidad

El falso 9 ha de ser un jugador dinámico, asociativo, con buena velocidad gestual que le permita combinar con  calidad y precisión en espacios reducidos, buen lanzador y llegador con finalización (para cuando tenga que acabar la jugada). Por tanto, su complexión y centro de gravedad no podrán ser excesivamente elevados. No se trata del biotipo del nueve tradicional.

El sistema de juego ideal para optimizar esta táctica es el 4-3-3 o similar,donde pueda habitar un juego de posición asociativo y pausado para que las zonas de los medios interiores sean frecuentadas por el 9, creando así superioridad numérica e iniciativa en el juego. Necesaria es la amplitud en banda para estirar las distancias laterales entre la línea defensiva rival. Amplitud con extremos veloces dispuestos a amenazar la espalda de los defensas y así evitar que estos vayan arriba y reduzcan el hábitat del falso 9.

"El falso 9 ha de ser un jugador dinámico, asociativo, con buena velocidad gestual que le permita combinar con  calidad y precisión en espacios reducidos"

Conseguida la amplitud y profundidad, la ausencia de referencias para los centrales rivales y la imprevisibilidad de ubicación y movimientos del 9, queda atraer la atención del rival mediante la posesión de la pelota explotando la superioridad numérica o posicional en cada jugada. Con estos ingredientes, es cuestión de esperar el instante en el que un medio interior, extremo o incluso el 9, penetre en velocidad por un intervalo entre centrales (incluso central-lateral), aprovechando que un central parado y sin referencia que marcar es un jugador en desventaja.

Es vital sincronizar la trayectoria y velocidad del balón con la carrera del receptor a la espalda de la defensa rival. Cuando la jugada es ejecutada correctamente, el enfrentamiento con el portero rival se produce con frecuencia. Pero, qué difícil es jugar bien con falso 9 y cuánta calidad y entrenamiento se necesita.

Innumerables fueron los goles conseguidos mano a mano contra el meta  rival por los Keita, Cesc, Iniesta, Xavi, Pedro, Alexis, Villa, Silva, Mata...tanto en el FC Barcelona como en la selección española, donde  también Del Bosque aplicó con acierto la variante del falso 9.