Los adjetivos se quedan cortos para contar lo que el Lugo está consiguiendo jornada tras jornada, partido tras partido. La última parada de este carrusel de éxitos se produjo en El Toralín, campo en el que los rojiblancos se sienten como en casa, tanto por la afluencia de seguidores desde Lugo como por los resultados que recoge en sus últimas visitas. Ante la Ponferradina volvimos a ver a una escuadra, la de Setién, perfectamente adaptada al juego que los blanquiazules propusieron, de ida y vuelta y sin descanso para elaborar en el mediocampo. El partido fue vertical, trepidante y con ocasiones por las dos partes, si bien los de Setién tuvieron mayor dominio del balón en la primera parte.

Pese a que una de las mayores virtudes del Lugo es dominar el partido desde la posesión, la plantilla que ha confeccionado Mouriz, el arquitecto del Anxo Carro, se encuentra muy cómoda jugando con velocidad y al espacio. La verticalidad que imprimen los extremos, con Pita y Álvaro Peña repartiendo balones y Sandaza abriendo espacios arriba con sus movimientos, hacen que cada balón recuperado en el centro del campo se convierta en un ataque relámpago hacia la puerta rival, que es el objetivo constante que los de Setién tienen entre ceja y ceja. Este Lugo, a pesar de las continuas llamadas a la calma y a plantar los pies en el suelo, ya se cree que puede hacer algo grande, y su juego así lo atestigua.

Iván Pérez, la verticalidad

El mejor del Lugo sobre el terreno de juego. Cuesta creer que el de Compostela se encontrase, hace poco más de una temporada, sin equipo y entrenándose con el Lugo para no perder la forma. Hoy en día es pieza básica en el esquema de Setién. Ante su ex-equipo desplegó todas sus cualidades: velocidad, verticalidad, desborde, disparo… Pudo hacer gol en la primera parte, con un excelente disparo con el exterior de su zurda que desvió en espectacular parada Santamaría, guardameta de los bercianos. Iván Pérez completó un partido para enmarcar tras estar parado por unas molestias y puso, desde la izquierda, el centro que Pablo Sánchez convirtió en el primer gol de los lucenses. Fue sustituido por Ernesto en el minuto 83, totalmente exhausto.

Pablo Sánchez, la racha del gol

Tras la baja de Enzo Rennella, Pablo Sánchez se ha convertido en la alternativa goleadora de los de Setién. Ante la Ponferradina anotó su cuarto gol de la temporada. Curiosamente, lo hizo de cabeza pese a ser el jugador más bajo de la plantilla lucense, sorprendiendo con su llegada al segundo palo para rematar un buen centro de Iván Pérez ante el que Santamaría tal vez pudo hacer algo más. La aportación ofensiva del gaditano está siendo decisiva para el devenir del Lugo.

Ernesto, excelente aportación en pocos minutos

El ex del Rereativo está aportando, una vez superados los problemas físico que lastraron su llegada al Lugo, de una manera notable, pese a los pocos minutos que hasta ahora está disputando. Si en la jornada anterior frente al Murcia puso un centro de lujo desde el córner para que Pita empatase el partido, en El Toralín fue el que puso la falta lateral que Carpio acabo convirtiendo en gol en propia y sentenció el partido para los del Miño. A falta de estar al nivel físico del resto de los compañeros, Ernesto saca petróleo de su zurda, en la que tiene un auténtico guante.

Víctor Marco, vuelta al eje de la zaga

Volvió Víctor Marco a ocupar su puesto de central izquierdo tras su sanción y dos jornadas de suplencia, y cumplió como suele. La defensa del Lugo en general estuvo muy acertada, descontando un pase cruzado que Lolo Pavón no acertó a despejar de cabeza y dejó en los pies de Yuri, que remató muy cruzado en la que fue la mejor acción ofensiva de los locales.

El próximo domingo, al mediodía, el Sporting, otro de los gallitos de este exigente mes de Noviembre, visita el Anxo Carro. El Lugo lo espera en un momento dulce de juego, forma y resultados. Si la estadística además indica que los lucenses se desempeñan mejor ante equipos de la zona alta de la tabla, ante los que no conoce la derrota, la moral no puede estar más alta. Ganar a los asturianos supondría dar un golpe de autoridad y lanzar un mensaje al Deportivo justo antes de rendir visita a Riazor. Este Lugo no va de farol, y la piel de cordero ya empieza a no ser suficiente para ocultarlo.