19 minutos duró el partido. El tiempo que pasó desde el pitido inicial hasta que Deivid perdió un balón en el centro del campo, dando origen a un fulminante contraataque que acabó con Suso siendo derribado por Barbosa dentro del área cuando se disponía a marcar. El meta fue expulsado y el Tenerife abrió el marcador al aprovechar Ricardo León la pena máxima. Aunque quedaban 70 minutos por delante, ahí el partido se había terminado.

En el partido dio siempre la sensación de que Álvaro Cervera había preparado mejor el derbi que su homólogo Sergio Lobera. El técnico amarillo apostó por Momo para suplir al sancionado Masoud y sorprendió dando entrada al malagueño Aranda, dejando en el banquillo a uno de sus hombres más en forma, el nigeriano Macauley Chrisantus. Cervera, por su parte, optó por dar continuidad al bloque que suma ya ocho jornadas consecutivas sin perder y que ha sumado 18 de los últimos 24 puntos en juego.

Parecía que el Tenerife estaba mejor preparado para el derbi no sólo por su buena racha y las bajas amarillas, sino porque el cuadro blanquiazul sabía muy bien lo que quería en cada fase del partido y salió decidido a golpear desde el principio. Aitor Sanz fue la sombra de Juan Carlos Valerón y ni Suso ni Cristo Martín permitieron a los laterales amarillos pasar del centro del campo.

El Tenerife empezó con más intensidad

Hasta el penalti, los de Cervera habían salido más enchufados y con más intensidad, buscando con insistencia el área de Barbosa y con Suso haciendo ver muy pronto a Xabi Castillo que le iba a dar la noche. A partir del cuarto de hora Las Palmas empezó a hacerse al partido, combinando mejor y llegando más. Pero justo cuando empezaba a coger el equipo amarillo el mando del partido, llegó la jugada del penalti y la expulsión.

El sacrificado para que pudiera entrar en la portería Raúl Lizoain fue Hernán, quien esta vez sí era el elegido para ocupar el puesto del sancionado Apoño. Con ese reajuste táctico, Valerón volvía a ocupar el mediocentro que ya cubrió ante el Zaragoza y Aranda veía alejarse al que podía ser su mejor aliado, convirtiéndose en una isla en ataque, muy cómodo de cubrir para Bruno y Carlos Ruiz.

Tras el gol, el Tenerife dominó a placer, pudiendo Suso incluso aumentar la renta justo después, aunque le faltó puntería. Las Palmas intentaba asomar la cabeza con lanzamientos de falta directa desde la frontal de Momo y Nauzet, pero ninguno de los dos encontró la portería de un Roberto que acabaría el partido sin tener que mancharse la camiseta. Pareció encontrarle un poco más el punto al partido el equipo amarillo en la recta final del primer tiempo aunque no duró mucho, pues el colegiado señaló el descanso.

Tras la vuelta de vestuarios, se confirmó el repaso. Lobera dio entrada a Asdrúbal por un inoperante Momo, pero el canterano tampoco pudo frenar la avalancha en la que se convirtió el Tenerife en la segunda mitad. La defensa amarilla empezó a dejar numerosos huecos que no tardó en aprovechar el conjunto blanquiazul. Pronto avisaron Ayoze y Aridane de que el equipo local no se conformaría con el 1-0. Aunque también pudo Nauzet empatar en un disparo desde la frontal que se fue rozando la escuadra.

Entonces apareció Ayoze

Cuando parecía que Las Palmas podía animarse, Ayoze Pérez decidió que también quería ser protagonista de su primer derbi canario. Fue en el minuto 62 cuando Rivero, que había entrado poco antes por lesión de Ricardo León, encontró un latifundio en la defensa amarilla por el que entraba el canterano tinerfeño. Ayoze recibió, superó bien en velocidad a Deivid y cruzó con suavidad ante Raúl Lizoain, que nada podía hacer para evitar el tanto. No acabó ahí.

Diez minutos más tarde, fue Suso quien encontró nuevamente un hueco por la banda de Castillo para irse velozmente hacia la meta amarilla y ceder a placer para que Ayoze cerrara el marcador, haciendo doblete de un derbi que no olvidará. Poco antes el propio Ayoze había habilitado para que Cristo Martín hiciera su gol, pero estuvo lento en la definición y Castillo pudo evitar un tercer gol que acabó llegando.

Hasta el final, el delirio de los aficionados blanquiazules que coreaban las jugadas de su equipo ante un rival que había bajado los brazos desde mucho antes. Los de Cervera alargan su buena racha y empiezan a mirar hacia arriba, sin olvidar el objetivo de la temporada que es la permanencia. Por su parte, Las Palmas deberá levantar la cabeza cuanto antes y pensar ya en el enfrentamiento de Copa ante el Almería, que puede servir para levantar el ánimo tras este serio correctivo.