Era un choque transcendental, un encuentro que iba a marcar lo que queda de campaña para el Real Betis, pues una victoria acercaría la salvación y una derrota hundiría a lo verdiblancos en el último puesto de la Liga BBVA, a 7 puntos de salir de los puestos de descenso. Y lo que ocurrió fue lo peor para los intereses béticos. Los de casa perdieron un envite de vida o muerte que los deja muy tocados. Esta derrota ha podido ser el primer paso de los verdiblancos a Segunda División, pues ahora más que nunca hay que apelar a la heróica y creer en la salvación.

En el Benito Villamarín todos apostaban por el ‘sí se puede’ y sus aficionados se encargaron de recordarlo, mostrando al comienzo del envite dos pancartas. La primera en el lateral lucía: “No me falles Real Betis” y en el fondo se podía leer: “Por nosotros Betis… Sí se puede”.

Nada más comenzar, el primer impedimento

Con los ánimos de unos seguidores incansables echó a rodar la pelota en Sevilla, y 1:15 minutos fue lo que tardó Osasuna en ponerse por delante en el marcador. Marc Bertrán avanza por la derecha, centra y llega Roberto Torres, que se adelanta perfectamente a Juanfran para rematar de cabeza y batir a Andersen. Si un minuto antes la necesidad primaba en el conjunto bético, 75 segundos después esta se convertía en ansiedad. Era el gol número 13 que recibía el Betis de cabeza en lo que va de competición doméstica. Un tanto que obligaba a los de Juan Carlos Garrido a intentar remontar, cuando los helipolitanos no consiguen dar la vuelta a un partido desde el 1-2 del Ramón Sánchez-Pizjuán, el del famoso gol de Beñat, y de eso hace ya casi dos años.

Con la urgencia de ir último en la tabla y perdiendo desde nada más comenzar el choque en tu campo, apareció Leo Baptistao, que llegó ayer a la capital andaluza y hoy ya era titular. El hispano-brasileño no tardó en devolver la confianza que han depositado en él y se echó el equipo a sus espaldas. Todas las ocasiones de gol que tuvieron los locales durante la primera parte y todo el peligro que se generaba en el área navarra, tenían nombre y apellido: Leo Baptistao. El primer fichaje invernal de los verdiblancos volvió a sentirse futbolista, tras jugar solo en lo que iba de temporada 231 minutos en el Atlético de Madrid.

El nuevo ‘6’ bético, ayudado por Vadillo, Rubén Castro y Juanfran, que estuvo muy bien en ataque y muy mal en defensa, se internó varias veces dentro del área y probó también desde fuera de ella, pero bien Andrés Fernández o bien la defensa rojilla impidieron que el Betis empatara el encuentro en la primera mitad.

Expulsión y gol en propia puerta

Y si a perros flacos, todos son pulgas, poco antes del descanso Nono vio su segunda cartulina amarilla y dejó a los suyos con diez. Lo malo no era solo que el canterano ya no estuviera, sino que Garrido había mandando a calentar a Jorge Molina y bien él o Lolo Reyes iban a ser los elegidos para abandonar el terreno de juego, pues Osasuna solo consiguió acercarse a las inmediaciones heliopolitanas una vez más. Los de Javier Gracia se limitaban a defender un resultado magnífico para ellos.

El técnico valenciano no se lo pensó, y nada más salir de los vestuarios retiró del campo a Salva Sevilla y a Juanfran por Jorge Molina y Jordi Figueras. Reestructuraba por completo el equipo Garrido, apelando a la épica para logar la machada, pero lo que ocurrió fue todo lo contrario. A pesar de que la tuviera Molina en su primer balón, Osasuna ampliaba su ventaja gracias a un gol en propia puerta de Jordi Figueras, que en los 12 minutos que llevaba jugando ya había recibido una amarilla y había cometido un posible penalti sobre Oriol Riera que no señaló Teixeira Vitienes.

Cuando todo parecía perdido, un abismo de esperanza se vislumbro en el Villamarín. Andrés comete penalti sobre Rubén Castro y el colegiado le muestra la roja directa. El propio delantero canario se dispuso a tirarlo para recortar distancias en el luminoso, pero el esférico se estrelló en el larguero. En estos momentos es en los que se necesita pundonor y ganar, y en esas apareció Amaya para tirar de su equipo, para ejercer como líder, y las energías del central se contagiaron a todos. Tanto es así que el recién ingresado Chuli -se fue fundido Baptistao- dio un gran pase a Jorge Molina para que el de Alcoy fusilara a Riesgo.

1-2 en el marcador y diez minutos aún por disputarse, más los cinco de tiempo añadido. Las fuerzas se habían igualado pero lo que no se equilibraría sería el resultado. Todos los futbolistas estaban ya muy cansandos, el derroche físico fue muy grande y el choque se convirtió en un intento hacia la nada.

Nueva derrota del Real Betis que le deja a siete puntos de la salvación y que hace que el cuadro sevillano termine la primera vuelta con dos victorias, cinco empates y doce derrotas. Todo eso suma tan solo 11 pobres puntos. Aún queda una segunda fase del campeonato en la que se disputarán 57 puntos, de los que los verdiblancos deberán conseguir mínimo 31 de ellos.

Tanto jungadores como aficionados se marcharon completamente hundidos y el próximo partido es el sábado contra el poderoso Real Madrid. Ahora más que nunca, toca apelar a la épica.

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Foto: MARCA.com.