El Barcelona dejó escapar tres puntos en su primera derrota esta campaña. No logró superar al Valencia en un partido en el que empezó siendo claramente superior. Los de Pizzi despertaron en los últimos minutos de la primera parte y ya no hubo quién los parara en la segunda mitad. Los de Tata Martino fueron del éxtasis con el gol tempranero de Alexis a la frustración ante el planteamiento del equipo che en la segunda.

Alexis enrachado

La primera parte del Barcelona empezó siendo de museo. En los cinco primeros minutos ya obligaron a Diego Alves a lucirse en más de una ocasión. Corría el minuto 6 cuando el cuadro azulgrana movió la pelota de izquierda a derecha, Messi asistió a Alexis en profundidad y el tocopillano remató, de forma difícil pero espectacular, brindando a los de Tata Martino el gol tempranero de la tranquilidad.

El chileno sumó su decimotercero gol esta temporada y superando su marca particular en su mejor campaña en el Udinese.

Foto: FC Barcelona

Un Barça excelso

Avanzados en el marcador desde las primeras comparsas de partido, el Barcelona se creció. Los pupilos de Martino estaban bien conectados y se notaba en dos indicadores: los jugadores se ofrecían desde atrás, incorporándose al ataque desde la segunda fila, y todos los futbolistas implicados en la presión.

Se veía a un Messi pasárselo bien sobre el verde, enchufado y con sed goleadora. A un Cesc Fàbregas que participaba en prácticamente todas las ocasiones de peligro del Barcelona. A un Diego Alves que tenía que hacer jugadas de mérito ante chuts de Alexis (especialmente brillante en un remate del chileno que le pilló a contrapié y tuvo que rectificar en el aire). A un Barcelona que se atrevía a recuperar los disparos desde fuera del área.

Foto: FC Barcelona

Cuando el Valencia estaba replegado atrás, el cuadro catalán combinaba a la perfección el juego de toque. Se veía a un equipo che que, cuando se atrevía a salir de la cueva, era vertical pero sin peligro. Parecía que el equilibrio entre juego de toque y verticalidad ofensiva había llegado a su máxima excelencia durante media hora, pero el último cuarto de hora empezó a mostrar debilidades.

Quizás por el gol tempranero que dio excesiva tranquilidad, quizás por el claro dominio azulgrana, quizás porque el equipo visitante estaba cerrado y se limitaba a perseguir el balón, con una defensa con ausencia de agresividad que se cerraba sin dejar espacios pero dejaban pensar a los culés, pero los azulgranas empezaron a fundirse.

El primer aviso fue un remate de Ricardo Costa fuera de puerta a meta bacía. No logró hacer descansar el cuero al fondo de la malla de milagro, y Valdés tuvo fortuna porque no hubiese podido reaccionar.

Un marcador demasiado abierto

A pocos minutos de marcharse al descanso y con un Barcelona de más a menos, que jugaba con un nivel óptimo y que obligaba al Valencia a disparar balones a 40 metros para respirar y no jugar continuamente en su área, se empezó a palpar la necesidad de anotar otro tanto para cerrar un partido que parecía tintado de azulgrana.

El Barça solo disparó 2 veces entre los 3 palos en la primera parte Faltaba abrir el juego por las bandas. Pese a la clara superioridad, los de Martino sólo realizaron dos disparos bajo los tres palos, dato sorprendente teniendo en cuenta lo que estaban demostrando sobre el césped.

El empate, punto de inflexión

A pocos minutos de acabar la primera mitad, y ante la incredulidad de la plantilla local y de la afición, una pérdida de balón del cuadro culé supuso una contra che que terminó con un pase de Feghouli a Parejo, que remató a placer. La primera del Valencia supuso el gol del empate. También fue la primera bajada de guardia de los locales, que dejó con excesiva facilidad que los valencianos combinaran dentro del área.

Este tanto marcó el partido. Fue muy importante para los ches en los minutos psicológicos y el Barcelona ya no supo reaccionar. Esta tónica fue la que siguió el resto del partido.

Desconexión azulgrana

Apenas cuatro minutos después de haber empezado el segundo tiempo, Piatti ganó en salto a Alves, desconcertado por la actitud de Valdés, y remató tranquilo poniendo por delante a los visitantes por primera vez en el partido.

Pocos minutos después, Pedro intentaba centrar de volea cuando Ricardo Costa rechazó el balón con la espalda y el árbitro pitó rigurosamente penalti que Messi se encargó de transformar en el tanto del empate. El argentino volvió a marcar en el Camp Nou en Liga tras hacerlo por última vez el 24 de septiembre y, fuera de casa, el 28 de septiembre.

Los azulgranas estaban dormidos. Se fueron del partido y ya no supieron volver para competir los minutos que quedaban. Toda la movilidad y la implicación que hubo en la primera mitad, se perdió por completo convirtiéndose en una defensa estática y en uno de los peores para la zaga culé esta campaña.

En estas, Paco Alcácer aprovechó una pérdida del balón dentro del área de Busquets, que estuvo especialmente fuera del partido en todo el enfrentamiento, Feghouli centró en el interior de la pequeña y Alcàcer remató.

El Barça recibía tres goles, hito que ningún rival había conseguido desde que el Bayern visitó el feudo azulgrana y, en Liga, desde el 5-3 del Granada el 2011.

Frustración azulgrana, comodidad che

El Barcelona duplicó en faltas al Valencia El Valencia pasó de estar pidiendo la hora a sentirse en su salsa sobre el terreno de juego. Esto se materializó en una frustración azulgrana que hizo doblar en faltas culés que los valencianos (18 para los locales por 7 de los visitantes). Además los locales empezaron a recibir un gran número de tarjetas, algo poco propio del equipo, hasta que llegó la doble amarilla de Jordi Alba que dejó al equipo con diez jugadores.

Foto: FC Barcelona

La desconexión mental barcelonista, con especial lentitud recuperando el balón, supuso un cambio de esmero y energía que se les pegó a los de Valencia. Se invirtieron los papeles, con dos partes totalmente inversas. Faltó épica. El equipo no supo reaccionar al empate y se frustró ante el planteamiento de Pizzi. Messi tuvo el tercero en sus botas en una gran jugada que remató fuera, suponiendo la primera derrota de la temporada y romper la racha de no perder en casa desde 2012.