El fútbol es un deporte de equipo. De once jugadores titulares más los siete que se sientan en el banquillo esperando su oportunidad, a los que hay que sumar los que están en la grada por decisión técnica o médica. Más de una veintena de jugadores que trabajan diariamente en conjunto, o al menos deberían hacerlo, para la consecución de un objetivo previamente marcado. El equipo es una máquina llena de mecanismos que solo funcionan de manera correcta si todos los futbolistas reman en la misma dirección; si triunfa el bienestar y la mentalidad grupal por encima de la individual. Pero a pesar del espíritu colectivo que rodea al balompié hay una figura que a menudo está más señalada que el resto, no suele recibir todos los elogios que merece y las críticas suelen ser más feroces que para el resto.

Viste diferente al resto de sus compañeros; se le permite llevar gorra por si el sol es impedimento para realizar su tarea; es futbolista pero sus armas las tiene en las manos y no en los pies; y lo más duro de todo: cuando los que defienden el mismo escudo que él consiguen perforar la portería rival ellos no pueden salir a celebrarlo con el resto de compañeros porque eso supondría recorrerse todo el campo hasta la línea de fondo contraria.

Los porteros. Seres solitarios sobre los que los aficionados tienen puestas sus mayores esperanzas para que el marcador no les aplaste con un resultado en contra. Encargados de guardar las puertas que muestran el camino hacia la derrota. Jugadores a los que nadie cubre la espalda y de los que dependen los diez compañeros restantes. Puede que señalarles como los mártires del deporte rey sean palabras mayores, pero no cabe duda de que soportan más peso en los hombros que sus compañeros.

Teniendo en cuenta todo lo anterior se podría decir que para ser cancerbero es necesaria mucha personalidad y, sobre todo, valentía. Por ello, cuando tu equipo tiene un portero que suele sacar las castañas del fuego al conjunto y que es el engranaje central en el que se basa la defensa sabes que ahí hay un diamante que no se puede dejar escapar. Eso es lo que deben pensar por Orriols y Valladolid, pues por allí habitan dos guardianes de la portería que levantan la admiración de sus aficionados. Keylor Navas y Diego Mariño. Dos guardametas que están destacando esta temporada por mantener a sus respectivos equipos más lejos de la derrota, aunque sea mucho más complicado para el segundo que para el primero, como dice la clasificación de la Liga BBVA.

Lobos con piel de cordero

Mariño y Navas son dos porteros que están destacando durante esta campaña por su buen estado de forma, con intervenciones propias de jugadores más experimentados y curtidos que ellos en la máxima competición del fútbol español. Porque aunque las apariencias indiquen lo contrario son dos porteros noveles, o casi, que están en la cúspide de rendimiento con relación al resto de compañeros de demarcación de toda la liga. Si bien Mariño es debutante en la Primera División Keylor Navas ya disputó 9 partidos en el tramo final de la pasada campaña con el Levante, a las órdenes del que hoy día es entrenador del Real Valladolid.

Y decimos que se encuentran entre los mejores porteros de la presente temporada porque así lo indican las estadísticas, que rara vez engañan, y porque las sensaciones jornada tras jornada se encargan de refrendar esos números. Mariño y Navas son dos porteros que destacan por sus grandes reflejos, sus uno contra uno poderosos y por el afán que tienen de blocar cada balón que esté cerca de sus dominios, por muy cerca de los palos que vayan los lanzamientos.

El portero del Levante se está destapando como uno de los guardametas más en forma de la Liga Española y raro es el fin de semana que no realiza una exhibición que eleve los elogios de propios y extraños. El costarricense es el portero que más paradas realiza en la Liga BBVA. Esto es decir, el que más salva a su equipo de recibir goles corrosivos como gotas de lluvia ácida. En los 23 partidos que ha jugado hasta el momento Navas ha conseguido parar 102 balones que iban directos a su red. Este poco más de un centenar de balones atajados contrasta con los 26 goles que ha encajado. Números que le convierten en el portero que más paradas realiza de toda la Liga BBVA y en uno de los cancerberos titulares menos goleados.

Keylor Navas es el pilar básico de los grandes números defensivos que presenta el conjunto de Joaquín Caparrós dado que con sus habilidades ha conseguido dejar la portería a cero en 11 ocasiones de las 23 que ha defendido la portería. Casi un 50% de los encuentros que disputa Navas consigue que su equipo no reciba ningún gol.

Por su parte, Diego Mariño también se deja ver como uno de los porteros más completos y fiables de los que actualmente juegan en España. A pesar de ser, junto a Esteban y Rubén, el portero más goleado de la Liga BBVA con 42 goles, también se sitúa en lo alto de la tabla de cancerberos que más paradas realiza. El portero gallego, recién llegado a Valladolid en la presente temporada, lleva 91 paradas que le hacen ser el quinto portero que más balones ataja o despeja fuera de sus dominios.

A pesar de las grandes intervenciones del joven portero del Valladolid esto no está sirviendo para que el equipo saque la cabeza del descenso. El equipo castellano tiene la portería muy bien cubierta pero si la defensa hace aguas cada partido de nada sirve que el que se pone los guantes raye a máximo nivel.

Para guardar en la videoteca

Tanto Diego Mariño como Keylor Navas son dos porteros regulares que se muestran fiables cada partido -no obstante el primero ha bajado el nivel en esta segunda vuelta- y que siempre van a estar ahí cuando los necesitas. Pero los dos han tenido actuaciones estelares que han destacado por encima del resto. Exhibiciones puntuales que los han señalado como centro de todos los aplausos.

En el caso de Mariño ese día llegó el 20 de enero del presente año, cuando al Valladolid le tocó estrenarse en el nuevo Estadio de San Mamés. El conjunto de Juan Ignacio Martínez logró ponerse por delante al comienzo del encuentro con un gol de Óscar; y después de ahí a aguantar el chaparrón. Ese aguacero de llegadas al área, de tiros lejanos o de internadas continuas hasta el área fue contenido por Mariño con maestría, pues el cancerbero albivioleta acabó el encuentro con diez paradas que salvaron a su equipo de un escarnio mayor que el 4-2 final. Otras grandes actuaciones del guardameta fueron en la derrota de su equipo contra el Real Madrid, partido en el que realizó siete paradas, y en el empate a cero de la jornada 4 contra el Elche, en el que realizó seis paradas.

Keylor Navas, como hemos dicho anteriormente, es el portero más de moda en el fútbol español y sus actuaciones se cuelan en los telediarios entre los reportajes sobre el Madrid y el Barcelona. El costarricense ha realizado numerosos partidos donde ha sido la estrella del encuentro. Comenzó la temporada muy inspirado y en el tercer partido de campeonato ya se tuvo que emplear a fondo para que su equipo ganara en el campo del Rayo Vallecano, donde hizo siete paradas. Tal y como hizo Mariño, a Navas también le tocó dar el do de pecho en San Mamés. El Levante se adelantó en el marcador pero después el vendaval bilbaíno pudo con los granotas, a pesar de que Navas blocó siete disparos. Por último, otro enfrentamiento donde el portero también consiguió repeler siete disparos de los rivales fue en la victoria de su equipo en el Ramón Sánchez Pizjuán. Conviene no olvidar los excelsos partidos que realizó contra el Barcelona, contra la Real Sociedad en Anoeta o el pasado fin de semana contra el Almería.

Son, por lo tanto, dos porteros de futuro para la Liga BBVA que ya están llenando su presente con actuaciones memorables que les hacen ser uno de los jugadores más queridos de las plantillas de Valladolid y Levante. Diego Mariño y Keylor Navas, el duelo bajo palos está servido.

Fotos: Carla Cortés (VAVEL), La Linterna de Velasco y Getty Images.