El infortunio plasmado en equipo, lo aciago personificado, la desaventura por bandera... el Atlético de Madrid B. La desdicha, la adversidad, la desgracia... los playouts. Uno se para a pensar, uno se para a analizar, y solo eso llega a su cabeza cuando piensa en la temporada del filial rojiblanco. En esta temporada 2013-2014 llegó el culmen de lo mal hecho, el ''premio'' a las malas planificaciones y peores decisiones, algo que puede ser enmendado en 180 minutos de infarto que pueden tener parada por Mieres.

Un equipo destinado al éxito que decidió el fracaso, fruto de las inexperiencias, de las malas elecciones dentro del césped y de varias segundas partes que les lastraron hasta el fango.

Unos males endémicos presentes desde el inicio

La temporada siempre dio tintes de ser mala, pero finalmente demostró ser peor. Todo se inició en un derbi, con el segundo filial blanco, el Real Madrid C (0-1), donde se pudieron ver los males endémicos del filial rojiblanco: falta de gol, inseguridad atrás, problemas en el juego aéreo... sin apenas merecerlo, el Madrid 'C' fue el primero en sacar botín del Cerro. Un guión de partido que sería la tónica de toda la 13/14.

La inestabilidad defensiva y la falta de gol, los males endémicos del filial

Los colchoneros proponían un buen juego en todos los encuentros, demostraban saber tratar el esférico adecuadamente y, sobre todo, se lanzaban al ataque siempre, en cualquier escenario y ante el rival que fuera. Esto dejaba un buen sabor de boca en el espectador, pero no daba puntos, sino que te los quitaba si a todo ello le sumabas la inestabilidad defensiva. Se rozaban ya las navidades y todavía no se había repetido un once titular. Todo era un mar de dudas en Alfredo Santaelena.

Se alcanzaban las vacaciones invernales con unos números que no invitaban al optimismo precisamente. Seis victorias en 19 partidos jugados, tan solo 22 puntos de 57 posibles, que solo parecían ser un mal inicio para lo que más tarde vendría, pero la realidad era bien distinta.

La espera por la mejora en la dinámica del filial empezó a enquistarse, la fe en Santaelena empezaba a desaparecer, así como el optimismo y la paciencia del aficionado rojiblanco que iba cada quince días a Majadahonda a animar a sus jóvenes canteranos. Todo esto desenvocó en el final más fácil: Santaelena destituido en el mes de febrero; Óscar Mena, mister del Atlético C, sería su sustituto.

Óscar Mena sustituye en febrero a Santaelena en el banquillo del filial

Con la llegada del argentino a los banquillos, se vieron dos claros síntomas de mejora. El primero, en la intensidad del bloque, tanto en entrenamientos como en partidos, algo que subió su ritmo competicional. La otra mejora llegó a título individual, en Daniel Aquino. Mena le dio responsabilidad a Aquino, y el murciano se echó al equipo a su espalda a ritmo de goles desde la punta del ataque rojiblanco. Pero ni con el mejor Aquino se pudo evitar un escollo insalvable, el sufrimiento en el Grupo II, cayendo finalmente en el incómodo playout de descenso.

Aquino, Iván Sánchez y Samu Sáiz, un tridente para soñar

No solo la mejora de Aquino fue algo positivo en el ataque del filial colchonero, también lo fue la llegada de Samu Sáiz en el mercado de invierno. Con la llegada del madrileño, el ataque del 'B' pasó a componerse con Iván Sánchez en banda izquierda, Samu haciendo diabluras desde la mediapunta, Rubén Mesa escorado a banda derecha y Aquino desmarcando desde la punta de ataque.

El tridente que formaron Aquino, Iván y Samu fue uno de los únicos aspectos positivos de la temporada en el equipo de Mena. Un trío ofensivo de los que da puntos, de los que sube posiciones en la tabla, de los que te permite soñar con una salvación. Pero todo lo que ellos conseguían arriba, era tirado por tierra en la parte trasera del campo. Partidos en casa como el del Real Unión, el Sariñena, el Fuenlabrada o el Huesca, lo evidenciaron.


Conversando en un encuentro Samu Sáiz, Aquino e Iván | Foto: Apo Caballero-VAVEL.

Atlético B 1-2 Sariñena, el partido que lo cambió todo

El Atlético de Madrid B llegaba a la jornada 25 con dos puntos de ventaja sobre los puestos de descenso. El sufrimiento con su cercanía era patente, y esa misma jornada tenían una ocasión ideal para remediarlo. Visitaba el Cerro el colista, el Sariñena, un equipo que no había conseguido vencer aún a domicilio y que solo había ganado un partido en toda la temporada.

Empezó bien el Atlético B siendo el claro dominador del encuentro, como casi siempre, imponiendo su calidad técnica sobre su aguerrido pero inofensivo rival. En el 16', Aquino ponía por delante a los de Santaelena.

Todo parecía ir a pedir de boca para los colchoneros, pero pronto Arcega selló la igualada. Cuando el partido parecía abocado al empate, aparecieron los ''fantasmas del descenso'' por el Cerro y, en el 80', Brian ponía en el marcador la primera victoria monegra de la temporada (1-2). Esta derrota llevó al pozo al 'B', el miedo se instaló en sus jugadores desde entonces hasta el final de la fase regular, donde se acabó en los puestos de promoción de descenso como el mejor de los males posibles. El Sariñena, el principio de los verdaderos males.

Análisis Atlético de Madrid B

El equipo de Óscar Mena es plenamente ofensivo, el tener el balón en su posesión no es algo baladí, pero que en muchas ocasiones desprotege en exceso la parcela defensiva con los onces tan atacantes que plantea.

Gran fútbol en ataque, sufrimiento a la hora de defender

Con balón, predominan las largas posesiones del esférico para llegar a la portería contraria. Siempre sacando el balón jugado desde atrás con un Mongil y Tiri siempre abiertos para abrir el campo y sacar el balón jugado eficazmente con Kader, Iván Pérez o la pareja de mediocentros que siempre da salida al cuero por el interior. Es un equipo que sufre sin balón, pero que en los partidos más tensos han enviciado su juego hacia lo directo, cayendo en la precipitación y entrando en un fútbol más aéreo que domina poco y mal. Ese es uno de sus grandes fallos: las prisas, la precipitación en su fútbol.

Sin balón, aquí llegan los problemas. Como la totalidad de filiales, son equipos que apuestan por un fútbol vistoso, alegre, pero que sufre ante equipos experimentados que se basan en la fuerza y en la cohesión. La mentalidad atacante de sus jugadores hace que sus transiciones ataque-defensa sean muchas veces un peligro, dejando huecos a la espalda que muchas veces son mortales.

El juego aéreo, a pesar de tener a jugadores de destacada altura como Tiri, Mongil o Nana, es uno de sus grandes puntos débiles. Equipos como el Amorebieta, el Fuenlabrada o el Huesca ya se aprovecharon de ello, y es que los de Mena sufren en demasía a la hora de defender tanto los balones parados como los centros laterales. Aquí un equipo como el Caudal -rival en playouts-, puede sacar mucho partido de los rojiblancos.

El sistema habitual es un 1-4-2-3-1 muy ofensivo

El esquema de Mena -el mismo que el de Santaelena- es un claro 1-4-2-3-1, con Nana y Vicente en el doble pivote, conteniendo y salvando las carencias ofensivas de sus cuatro hombres de arriba. Hablando claro, un equipo que se parte en dos claras partes, la defensiva uniendo la línea de zagueros con los dos mediocentros; y la parte atacante, compuesta por la línea de tres ''mediapuntas'' y el delantero: Iván tirado a la izquierda, Mesa a la derecha y Samu Sáiz con libertad. Aquino, en punta, tirando constantemente desmarques a la espalda de la defensa rival para explotar su velocidad y abrirle así la defensa a un Samu Sáiz peligrosísimo desde segunda línea.

Once titular habitual para Óscar Mena

El uno a uno del Atlético B

Bono: el guardameta marroquí es toda una incógnita. A simple vista nadie duda de su calidad como portero, pero analizándole más a fondo todas y cada una de sus actuaciones, la conclusión es que te da una 'de cal y una de arena'. Capaz de lo mejor bajo palos, pero un peligro cuando sale de ellos en el juego aéreo.

Kader: el tunecino ha sido el más regular de toda la línea defensiva del filial rojiblanco a lo largo de esta campaña 13-14. Este carrilero derecho tiene la brega que todo buen lateral defensivo debe poseer y, a su vez, destila calidad por todos los costados, como el mejor de los extremos. Técnica, velocidad y desborde, todo un peligro en sus combinaciones e incorporaciones desde atrás. Clave para el filial.

Tiri: el líder de la zaga, el único central 'fijo' en los esquemas de Santaelena y de Óscar Mena. Siempre se mostró muy correcto al cruce y a la intercepción en el centro de la defensa colchonera, pero la inestabilidad que siempre vivió con su 'pareja' de la defensa (Mongil, Raúl González, Trigueros...) le provocó cierta desconfianza atrás. Zurdo, correcto con el balón en los pies y muy bueno en el juego aéreo. El gaditano, el mejor central del 'B'.

Mongil: con la llegada de Óscar Mena, consiguió hacerse con un sitio en la defensa del Atlético de Madrid B. Tras una temporada de altibajos, donde casi siempre vivió a la sombra de Raúl González, el técnico argentino le dio una oportunidad para asentarse. Quizás su salida de balón es un tanto defectuosa para lo que se le exige en el filial, pero su contundencia y solidez han hecho que su temporada esté más que aprobada, cumpliendo al menos siempre que se le ha exigido siendo el único central del Atleti B que ha pasado esta temporada por #ElOnceDeBronceG2 de VAVEL.

Iván Pérez: una de las grandes sorpresas de la temporada en el filial rojiblanco. El lateral proveniente de La Hoya Lorca el pasado verano, ha ido claramente de menos a más, ganándole el puesto a Elbis y acabando la temporada a un ritmo frenético y en una forma espectacular. Se ha postulado como uno de los mejores laterales del Grupo II, sobre todo en cuanto a su endiablada velocidad y proyección. Toda una bala, al más puro estilo Jordi Alba, la que posee Óscar Mena para su lateral zurdo.

Isaac Nana: este mediocentro ghanés es el pilar defensivo del medio del campo del Atlético de Madrid B. Nana aporta músculo, presencia y, a su vez, criterio con el balón, a la medular rojiblanca. Es el complemento perfecto para Vicente, aunque en muchas ocasiones ambos escasean del sentido táctico suficiente para no dejar desprotegida a la línea de zagueros. Simeone ya le ha echado el ojo e incluso fue convocado con el primer equipo a Balaídos. Todo brega, todo corazón. El pulmón del 'B'.

Vicente: es el capitán del Atlético de Madrid 'B' y su jugador más 'experimentado' a sus 24 años de edad. Ya lleva varias temporadas en las filas del segundo equipo rojiblanco y los galones los lleva él en el equipo. Por sus botas repletas de calidad pasa todo el fútbol del conjunto de Mena. Gran golpeo a balón parado. La batuta en la medular del Atlético 'B' pertenece a este grancanario.

Iván Sánchez: el jiennense fue valorado por la redacción del Atlético en VAVEL como el mejor jugador del filial a lo largo del 2013, algo totalmente merecido. Por sus pierna izquierda pasan las opciones del Atlético de Madrid B en cada encuentro, si él está bien el equipo funciona, si él aparece el equipo sube enteros hacia la victoria. Puede jugar tanto en la mediapunta, como en ambas bandas, pero con Mena, mayormente, actúa por el costado izquierdo. Su mayor defecto, la irregularidad en su juego. Iván es la calidad personificada, mucho futuro por delante.

Rubén Mesa: comenzó la temporada a todo tren, haciendo goles y con la confianza de Alfredo Santaelena colocándole en la punta del ataque del filial, pero poco a poco su nivel fue bajando y la desconfianza fue fagocitando su juego. Su falta de acierto de cara a portería costó muchos puntos, pero sus goles (10) también dieron muchos, terminando la temporada igualado a dianas con Aquino como máximo goleador del 'B'. Ahora, Mena decidió escorarle a la derecha y, aunque es mucho menos ofensivo por ahí, bien es cierto que ha seguido cumpliendo en los minutos que le dio el argentino.

Samu Sáiz: el gran soplo de aire fresco de la presente campaña del Atlético de Madrid B. No sabemos qué habría sido del conjunto rojiblanco sin su llegada en el mercado de invierno. Desborde, calidad, visión de juego, creatividad, velocidad y gol. Todo eso y mucho más lo que reúne este madrileño que suele circular por la mediapunta en los partidos que lleva con Óscar Mena. Cinco goles realizó en sus mortales llegadas desde segunda línea.

Dani Aquino: el 'killer' del filial rojiblanco. Tras su llegada la temporada pasada, donde ya goleó a las órdenes de Mena en el Atlético C, llegó al 'B' con la vitola de jugador insignia, del futbolista que marcaría las diferencias. Esa etiqueta pareció quedársele grande en la primera vuelta, e incluso estuvo cerca de salir, pero con la llegada al banquillo del míster argentino todo cambió. Goles de todos los colores: de cabeza, con su exquisita zurda, de penalti, de falta... un recital en todos los sentidos. Su único lunar en este tramo final, ese fallo ante el Huesca a puerta vacía que marcó un partido que acabaron empatando. Seguro que todavía no se le ha borrado de la cabeza, y a buen recaudo que se quiere quitar esa espinita en los playouts ante el Caudal. Todo un peligro la velocidad y la zurda del murciano.

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