Hay una bonita canción de Luis Eduardo Aute llamada Sin tu latido en la que el grandioso cantautor comienza con las siguientes estrofas: Hay algunos que dicen, que todos los caminos conducen a Roma y es verdad, porque el mío me lleva cada noche al hueco que te nombra, y le hablo y le suelto una sonrisa, una blasfemia y dos derrotas. Y elijo esta canción porque el Atleti, que ya es campeón, se sacó de encima y de forma brillante una de esas dos derrotas. También porque en este equipo del Cholo la historia se escribe latido a latido, pues hace del juego un solo corazón, un solo sonido en el que se escucha el sentir de la afición, de los técnicos, los jugadores, los directivos, todos a una. De esta forma, latido a latido, han escrito la historia en ese maravilloso escenario de arcángeles disecados que es el Camp Nou, que respondió con una ovación a la altura del equipo campeón y sobre todo a la altura del equipo que acababa de dejar de serlo. Como en la canción de Aute, el Atleti nos ha hecho ver muchas cosas, que no hay mal que no cure, pero tampoco bien que le dure cien años.

Piensan los atléticos hoy: Ay, amor mío, qué terriblemente absurdo es estar vivo sin tu latido, lo piensa también ‘el Cholo’, que en el descanso detuvo sus latidos, el galope de su corazón, para decirle a los chicos, tranquilos lo tenéis hecho. Ese mismo que al final se fundió en un solo latido con su padre, al que jamás había visto llorar; lo piensa Koke Resurrección porque a veces cree que en su pierna derecha late el corazón de Milinko Pantic; lo piensa Diego Godín, que saltó, cabeceó, cerró los ojos y vio el bote de la pelota viajando hacia un gol que valió una Liga, un corazón que besó la red; lo piensa Diego Costa, que como ya dije fue a hacer la del Pirata cojo, pero se lo tomó al pie de la letra, en aquellas lágrimas de Arda y Diego, comenzó a latir la remontada; lo piensa el Profe Ortega, porque este Atleti es puro latido gracias en buena parte a él, es puramente consciente de ello puesto que su corazón le sigue dando vuelcos desde hace una semana, cuando vio a su Atleti campeón; lo piensa Luis Aragonés porque sin su latido, donado desde el segundo uno de su partida al equipo de su alma, ese de ganar y ganar, le ha hecho feliz la estancia en el paraíso, donde dicen sigue guardando hueco para otra Copa; lo sabemos todos, aficionados o no del Atlético, que latido a latido este equipo se muda de la Calle melancolía definitivamente al barrio de la Alegría.

Y lo piensa Neptuno, agua de piedra y un solo corazón rojiblanco que al caer la noche nos deslumbra con todo un espectáculo de luz y agua, pues de esta fuente brota el poder y la fuerza del hijo de Saturno y Ops, hermano de Júpiter y gran señor de los mares. Es conocedor de ello porque a los pies de sus caballos de mar, y junto a los delfines que juegan entre las hidroturbinas de su carruaje de concha, latido a latido se une una afición que festeja y canta su décima Liga:

Qué manera de aguantar,

qué manera de crecer,

qué manera de sentir,

qué manera de soñar,

qué manera de aprender,

qué manera de sufrir,

qué manera de palmar,

qué manera de vencer,

qué manera de vivir,

Qué manera de subir y bajar de las nubes,

¡qué viva mi Atleti de Madrid!