Diciembre se estrenaba, deportivamente hablando, el día dieciséis. Jornada en la que el Pucela recibía al Celta, el partido se encontraba rodeado de una densa polémica debido al horario fijado para la disputa del encuentro, las diez de la noche en pleno mes diciembre y encima, lunes. Zorrilla estaba desangelado, se registró una de las peores entradas de la temporada, hecho condicionado por el horario y porque el partido era televisado gratuitamente. A pesar de esto, el Real Valladolid cuajó un gran encuentro, derrotando por tres goles a cero al Celta de Vigo. Javi Guerra anotó los tres tantos del encuentro en tan solo veintiséis minutos, todos ellos en la segunda parte, cuando la densa niebla bajaba al terreno de juego, imposibilitando la correcta visión del partido. Gracias a esta victoria, el Real Valladolid salía de los puestos de descenso y se acercaba a la salvación.


En el siguiente choque, el Real Valladolid visitaba Cornellá-El Prat, con el buen sabor de boca producido por la victoria en casa ante el Celta de Vigo. A pesar de esto, el Espanyol vapuleó al Pucela, en el minuto setenta el electrónico marcaba el cuatro a cero favorable al conjunto perico. Javi Guerra y Víctor Pérez maquillaban el resultado en los últimos minutos del encuentro, poniendo el cuatro a dos definitivo. La abultada derrota tocó psicológicamente al equipo, que a pesar de ello no ocupaba puestos de descenso. Tras el partido frente al Espanyol, llegó el descanso navideño. Época de reflexión de lo que hasta ese momento había significado la temporada, y cómo se estaba desarrollando. Tocaba revisar los fallos cometidos, para intentar enmendarlos de cara al futuro y conseguir el objetivo de la permanencia. Fue una navidad marcada por el culebrón de Patrick Ebert, que no quería continuar en el club y tras no acudir a alguna que otra convocatoria, ficharía por el Spartak de Moscú.

Finalizadas las vacaciones, ya con el año nuevo celebrado, el conjunto pucelano tenía ante sí un partido muy importante. Recibía al Betis en el José Zorrilla, equipo que ocupaba el farolillo rojo de la tabla, por lo que ganarle significaría aumentar la diferencia de puntos con uno de sus principales competidores. El partido fue insulso y nada atractivo para el aficionado, se llegó al final del encuentro con el resultado inicial, un punto que le valía más al Real Valladolid que al Betis.

De goleada en goleada

El siguiente compromiso sería frente al Granada en el Nuevo Los Cármenes. El conjunto granadino aventajaba en cuatro puntos al Pucela, por lo que ganar era clave para recortar distancias con uno de los principales competidores para la permanencia. Una vez más el equipo mostró otra cara fuera de casa, muy diferente a la mostrada en Zorrilla. El Pucela cayó derrotado por cuatro goles a cero, goles obra de Murillo, Recio por partida doble, y El-Arabi. Este encuentro significaba un punto de inflexión de la temporada, ya que era el último de la primera vuelta y las sensaciones que dejaba el equipo a su paso no mejoraban.


Vuelta nueva, vida nueva, esa parecía ser la consigna del equipo dirigido por Juan Ignacio Martínez, que quería olvidar las pasadas derrotas y centrarse en las nuevas oportunidades que le otorgaba la competición. El siguiente encuentro lo disputaría en el Nuevo San Mamés, en el que el Athletic se encontraba invicto. Óscar anotaba un gol a los quince minutos de encuentro y daba esperanzas a la afición pucelana, con ese resultado se llegó al descanso. Pero todo era un espejismo, el Athletic endosó al Real Valladolid cuatro goles en veinte minutos. Rama maquilló el resultado con un gol maradoniano. El Pucela volvía a salir más que derrotado fuera de casa.

Mitrovic dio un nuevo aire fresco a la zaga blanquivioleta

En la semana posterior al encuentro frente al Athletic llegaría el primer fichaje a Valladolid. Se trataba de un joven central serbio, Stefan Mitrovic, que llegaba cedido del Benfica. El fichaje reforzaba la zaga vallisoletana, después de que el estado de Heinz no fuese el esperado y que Carlos Peña se viese obligado a actuar como central. Jesús Rueda y Marc Valiente tendrían un nuevo competidor, que poco a poco les empezaría a ganar la tostada.

(Foto: Zimbio).

Victoria ante el Villarreal para volver a creer

En el siguiente encuentro, el Real Valladolid recibía al Villarreal, un equipo que estaba cuajando una gran temporada. Mitrovic debutaba como titular en el primer partido en el que era convocado. El Real Valladolid se impuso por un gol a cero, gracias a un cabezazo de Jesús Rueda a la salida de un córner. El Pucela, a pesar de ganar, ocupaba los puestos de descenso, a dos puntos de salir de ellos.

El cierre de mercado fue movido en las oficinas del club. Se intentaba cerrar la llegada de un nuevo jugador, mientras que desde Cardiff llegaba una suculenta oferta por Javi Guerra. Finalmente la oferta fue declinada por la importancia del malacitano en el equipo. El fichaje que se intentaba cerrar se cerró, se trataba del ex blaugrana Jeffren Suárez, que jugaba en el Sporting de Lisboa. Un extremo que necesitaba el equipo, debido al mal estado de forma de Omar Ramos y Valdet Rama.

Los meses de febrero y marzo fueron el termómetro que se encargó de medir el estado de salud del Valladolid. Dos meses de crucial importancia en los que el equipo de Juan Ignacio Martínez jugó diez partidos en ocho semanas. Encuentros contra rivales directos y otros frente a los grandes conjuntos que se disputaban el campeonato. Deportivamente el Valladolid se plantó en el mes de febrero en los puestos de descenso, de los que ha sido habitual toda la temporada.

Ebert abandonó el Real Valladolid por la puerta de atrás, rumbo a Moscú

Extradeportivamente el club sufrió convulsiones de cierta importancia como la rebeldía y marcha final de Ebert o la rescisión de contrato de Alcatraz. El comienzo del segundo mes del año trajo debajo del brazo el adiós de uno de los mejores jugadores del Valladolid en la temporada 2012-13: Patrick Ebert. Cuando la noticia llegó el jugador alemán ya se encontraba trabajando al margen de sus compañeros y con un expediente abierto por negarse a jugar el partido contra el Villarreal. Después de varias semanas de zozobra todo llegó a buen término para el díscolo jugador de Postdam y pudo recalar en el Spartak de Moscú. Pero el Valladolid también consiguió no quedarse con mal sabor de boca e ingresar así casi dos millones de euros por la operación.

(Foto: El País).

El primer partido de febrero fue contra un rival directo como ha sido el Getafe durante toda la temporada. En él jugaría de titular Javi Guerra, que a punto estuvo de dejar la entidad albivioleta para recalar en el Cardiff City, equipo que finalmente se ha hecho con sus servicios para la próxima campaña. Con el de Málaga en el equipo, el Valladolid llegó al Coliseo azulón en busca de tres puntos que argumentaran una mejoría notable después de ganar el partido anterior contra el Villarreal. El conjunto pucelano lo estuvo buscando durante buena parte del encuentro y solo la mala puntería y las buenas paradas de Moya hicieron que los tres puntos no viajaran hacia la capital de Castilla y León.

Batalla en el Barro

El empate sirvió para coger moral por el buen juego durante muchos momentos del partido, pero no para despegarse de los puestos de descenso. El siguiente encuentro también tuvo como rival a un conjunto con el que habría de jugarse la vida; la justa que no se podía perder. El Elche era el contrincante que habría de salir derrotado del feudo castellano para seguir con la buena racha; pero tampoco pudo ser. Como si de una auténtica batalla se tratase, debido al mal estado del terreno de juego, los noventa minutos dejaron a jugadores exhaustos en uno y otro conjunto. Los dos sabían de la importancia de no perder el partido y como tal se llegó al pitido final. Un empate a uno que contentaba más a los visitantes pero en el que muchos se sintieron en deuda con los jugadores por la garra que demostraron aquella fría tarde de febrero.

En este encuentro el protagonista fue el césped, que después de aguantar heladas y chaparrones continuos dijo 'basta'. No pudo soportar tantas inclemencias y se convirtió en un barrizal en el que los jugadores debían de rebozar sus esfuerzos más titánicos. El tema del terreno de juego estaba siendo recurrente en las tertulias deportivas de la ciudad, pero no por el del Estadio José Zorrilla sino por el de los campos de entrenamiento de los Anexos. El problema estribó en que durante los meses de invierno el campo de entrenamiento se convirtió en algo más parecido a unas trincheras en zona de conflicto. Esto obligó a que el lugar de entrenamiento del equipo fuera variando cada día. Zaratán, Medina del Campo o Íscar fueron los lugares elegidos por el Real Valladolid para poder ejercitarse de manera optima hasta que el césped de los Anexos fuese sustituido. Este fue un factor que a buen seguro se notaron en los resultados del equipo, puesto que la rutina es muy importante para los jugadores de alto nivel.

Jeffren debutó, ilusionó y se rompió

Jeffren hizo su debut con la camiseta blanquivioleta en los últimos veinte minutos contra el Elche pero no pudo imaginar un comienzo peor. A falta de pocos minutos para el final el hispano venezolano se esforzaba al máximo en una carrera con la mala fortuna de que el cuádriceps de su pierna derecha se quebró. Esto le dejó fuera de los terrenos de juego durante mes y medio, con todo lo que eso conlleva para el equipo y para el estado de forma del deportista.

Tras los dos últimos resultados en los que no se perdió pero tampoco se ganó llegó el partido contra el que, a posteriori, sería campeón de Liga. En el Vicente Calderón la historia duró pocos minutos. Exactamente dos; los que tardó Raúl García en abrir la lata. A los cuatro minutos del partido Costa hacía el segundo y cerraba lo que pudo ser el partido más plácido para los del ‘Cholo’ en toda la liga. El resultado final de 3-0 demostraba la superioridad atlética y dejaba ver el horrible partido que jugaron los de Juan Ignacio Martínez. El Valladolid no apareció en ningún momento por el césped madrileño y regresó a esa imagen apática que acabaría por dominar al conjunto hasta el final de la campaña.

Durante estas semanas posteriores al cierre del mercado invernal estuvo a prueba un jugador con el Real Valladolid. Se trató de Quincy Owusu-Abeyie, un rápido jugador holandés de ataque que no acabó firmando con el equipo castellano debido a que se rendimiento no despejaba ninguna duda sobre lo servicial que podría ser para el equipo.

Continuaron los empates

En los dos últimos partidos de febrero se cosecharían otros dos empates a uno, contra Levante y Málaga respectivamente. El guion de ambos partidos fue muy parecido y el Valladolid tuvo que remontar el gol del contrario en ambos casos. En La Rosaleda se hizo de manera rápida y en la primera parte con un gol de Larsson, mientras que contra el Levante el trabajo para llegar al gol fue más pesado y de desgaste. Guerra consiguió igualar la contienda en el minuto 60 y con un gol que entró llorando a la portería de Navas, que hasta la fecha era uno de los porteros más destacados de la Liga BBVA.

Real Valladolid, el 'matagigantes'. Primera victima: FC Barcelona

Pero la gran alegría llegó en el partido contra el FC Barcelona que se disputó un soleado sábado a las 16.00 horas. Antes de comenzar, con el estadio a rebosar, pocos creían de una manera ciega en la victoria final del Valladolid por 1-0. Pero a veces los accidentes ocurren, siempre propiciados por las acciones. Así el equipo de Juan Ignacio Martínez realizó un encuentro en el que no dejó de correr hasta el minuto 90. Se planteó una manera de jugar muy compacta, arropada atrás y con rayos en las bandas para llegar en pocos segundos al área de Valdés. El gol de Rossi mediada la primera parte designó el vencedor final de la contienda en un partido en el que el Barcelona de Martino era una imagen barata de lo que se suponía de un equipo con ese nivel, individual y colectivo.

La victoria contra los catalanes se pintó como lo que debería haber sido, el reducto de esperanza para sacar la cabeza del pozo; el momento en el que todo cambia para demostrar la valía de un equipo cuestionado a cada jornada. Pero nada de eso ocurrió. El siguiente partido en el Pizjuán lo atestiguó. Un doloroso 4-1 para los de Emery que volvieron a dejar evidencias de que el Valladolid a menudo parecía un equipo moribundo que vaga por un mundo que no es el suyo. Alguien fuera de lugar que se extraña de su entorno mientras asusta a los que esperaban algo de él. Una vuelta a las andadas que dolió más si cabe por la ilusión desmesurada que generó la victoria contra el Barcelona. Se volvió a demostrar que el Valladolid era un equipo mal trabajado, con jugadores faltos de tensión y que rendían muy por debajo del nivel esperado.

En la recta final la permanencia era posible

Quedaban solo diez jornadas para el final de la liga y el Valladolid ocupaba el decimoctavo puesto de manera regular todas las semanas. Siempre con el margen de poder empezar la escalada de salir del descenso en una sola jornada, lo que generaba más ansia en la afición por verlo tan cerca pero a la vez tan lejos. El Rayo de Jémez comenzó su vertiginosa subida y por Valladolid muchos soñaban con que eso pasara de un momento a otro. Y que mejor ocasión que contra el mismo equipo vallecano en el Zorrilla.

Un partido que se debía ganar sí o sí, esa era la consigna que se daba para hacer crecer el porcentaje de esperanzados y bajar el de pesimistas. Pero de nuevo se volvió a cosechar otro empate a uno. El idilio del equipo vallisoletano con el empate en general y con este resultado en concreto comenzaba a ser preocupante y llamativo. Un gol en propia puerta de Zé Castro en el minuto 7 parecía allanar el terreno, pero la respuesta de Bueno al borde del descanso devolvió a la realidad a la grada pucelana. Un partido en el que a los locales les faltó ambición y buen juego, señas identificativas del conjunto.

El drama lejos de Zorrilla seguía, nueva derrota en Anoeta

El siguiente partido llevó a los castellanoleoneses a Anoeta; uno de los campos donde pocos salían con punto en el bolsillo. Y por poco lo consigue el Real Valladolid. En ese vaivén que era el Real Valladolid esta vez tocó mostrar una cara amable pero insuficiente para ganar a un equipo que arriba guarda la calidad en forma de veneno. Durante muchos minutos llevó el peso del encuentro e intentó buscar la mejor vía para el gol, con tranquilidad y sin precipitación. Pero el gol de Vela en el 23 fue imposible de revertir y todo el esfuerzo caía en saco roto. Importaban más los puntos que la imagen, y aunque la segunda variable fuera de bella factura debía responder ante la primera. Algo que no ha conseguido Juan Ignacio Martínez en todo el año futbolístico.

(Foto: Marca).

Los puestos de descenso seguían siendo terreno más que conocido para el club vallisoletano y si no quería perder el tren que te llevara hasta la estación central de Primera División había de ganar el siguiente partido contra el Almería. Y así fue. Una victoria cimentada en la concentración continua y en un mejor desarrollo del juego que en jornadas anteriores. El Valladolid ganó con merecimiento y errando ocasiones para aumentar la ventaja. Los tres puntos sirvieron para salir momentáneamente del descenso y meter al propio Almería en los puestos de la vergüenza.

Un quiero pero no puedo

El Valladolid acababa el mes de marzo con una victoria muy importante por la mínima ante el Almería demostrando ser un conjunto complicado de ganar en su propia casa, pero la victoria significó mucho más debido a que el equipo vallisoletano era incapaz de ganar a los equipos de abajo, a sus rivales directos, pero tras varios partidos el Pucela no falló, lo que le permitió afrontar los dos últimos meses con más optimismo. Cosas del destino hizo que el Valladolid cuando más se estaba jugando tuviese la oportunidad de jugar dos veces consecutivas como local aferrándose a los buenos números en Zorrilla donde el equipo no conocía la derrota desde hace varios meses.

El Valencia visitaba Zorrilla con el ánimo por los suelos tras la derrota ante el Basilea en la Europa League, y en Liga llegaba también con una estocada tras la inesperada derrota en Mestalla ante el Getafe. Además, para más inri, el conjunto de Pizzi llegaba a Valladolid con muchas bajas en la parcela defensiva. Parecía que todo se le ponía de cara a los hombres de Juan Ignacio para enlazar su segunda victoria consecutiva pero una vez más volvió a fallar y el equipo fue incapaz de meter mano a un rival que tenía el autoestima bajo y que a priori era mucho más asequible que en circunstancias normales. El Valladolid no pudo llevarse los 3 puntos y se tuvo que conformar con un nuevo empate que de poco le servía a los de Juan Ignacio.

A mediados de mes el equipo visitaba un campo hostil para ellos, El Sadar, a pesar de que estos mismos jugadores habían conseguido ganar en este mismo estadio la temporada pasada bajo la batuta de Djúkic. Osasuna y Valladolid se enfrentaban en uno de los partidos transcendentales por la parte baja de la clasificación. El nerviosismo de cometer cualquier error en la parcela defensiva que sentenciase a su equipo se apreciaba en los 22 protagonistas. El miedo a perder por ambos conjuntos hizo que ni locales ni visitantes fuesen capaces de mover el marcador, gracias en gran parte a sus guardametas Andrés Fernández y Jaime. A la larga el punto cosechado supo mucho mejor gracias en gran parte a las derrotas de Almería, Elche, Getafe y Málaga; lo que hizo que el Valladolid sumase en esta jornada a diferencia de sus rivales más inmediatos.

El Real Valladolid estuvo 17 días sin competir durante abril

El mes de abril también se recordará en gran medida debido a que el equipo estuvo durante más de 15 días sin disputar un partido oficial debido al aplazamiento del partido ante el Real Madrid por motivo de la Final de la Copa del Rey ante el Barcelona. Numerosas fueron las quejas procedentes del Pucela, sobre todo del cuerpo técnico, jugadores y afición, donde recriminaban a la LFP el hecho de que cuando se estaban jugando gran parte de la permanencia el equipo estuviese más tiempo parado que el resto de sus rivales. Durante este parón el Real Valladolid disputó el 23 de abril un amistoso en Burgos con el mero fin de que los jugadores no perdiesen el ritmo competitivo clave en el tramo final de temporada. Las sensaciones que dejó el equipo no fueron nada buenas, el Pucela cayó derrotado 1-0 y a pesar de que fuese un amistoso donde no había nada en juego, el síntoma de declive que transmitía era enorme.

Tras 17 días sin jugar partido oficial el Valladolid visitaba Balaídos con muchas urgencias de obtener una victoria. Pero, de nuevo, el conjunto de Juan Ignacio volvía a ser goleado fuera de casa (4-1) dejando a las claras que el conjunto pucelano podía haber cavado su propia tumba. Después de dejarse los 3 puntos en Vigo saltaron de nuevo las alarmas, parecía imposible que el siguiese teniendo opciones de mantener la categoría y el partido ante el RCD Espanyol se antojaba como una final de vivir o morir.

(Foto: La Voz de Galicia).

El triste desenlace final

El Real Valladolid afronta las últimas semanas de competición con 3 partidos en una semana y las sensaciones que transmitía no eran nada positivas. Ante el Espanyol de Javier Aguirre solo valía ganar y más cuando a los cuatro días después recibías en casa un Real Madrid jugándose la vida en la pelea por la Liga. El conjunto de Juan Ignacio ganó por la mínima el transcendental encuentro ante los pericos y le permitió seguir con muchas papeletas para salvar la categoría a final de temporada. El choque ante el Madrid se presagiaba como imposible pero la necesidad de los pucelanos en puntuar hacía olvidar el enemigo que tenía enfrente. Zorrilla se visitó como en las grandes galas, a pesar de que no se colgó el ‘no hay billetes’ en las taquillas del estadio. Muy pocos daban alguna esperanza a los pupilos de Juan Ignacio, pero el Valladolid volvió a dar la campanada y fue capaz de sacar un punto que le permitía depender de sí mismo para continuar una temporada más en la Liga BBVA.

Tras empatar al Real Madrid, la salvación estaba a golpe de dos victorias

Inimaginable la situación que se le planteaba al Pucela en estas 2 jornadas restantes de campeonato donde ganando ambos partidos aseguraría matemáticamente estar un año más entre los más grandes de España, pero el destino le tenía guardado un duro final. Los blanquivioletas visitan el Benito Villamarín con un ambiente de final para ellos ya que de ganar tendrían en su mano la tan ansiada permanencia, además enfrente iba a estar el Real Betis que tras su desastrosa temporada, varias semanas atrás ya había descendido. Cuando mejor se le ponían las cosas a los visitantes, fueron remontando hasta en 3 ocasiones con goles béticos. El duro palo iba a llegar ya en el tiempo de descuento con el cuarto gol para los de Calderón lo que suponía una derrota inadmisible del cuadro pucelano ante un rival que no se jugaba nada y que le condenaba, no en su totalidad pero si en gran parte, a estar la próxima temporada en la Liga Adelante.


La situación para el Pucela había dado en tan solo cuatro un giro de 36 grados, la derrota en Sevilla hacía que ya no dependiese de sí mismo en la última jornada y tuviesen que estar pendiente de lo que hiciesen Osasuna y Getafe. El técnico alicantino durante la semana más importante para su equipo intentaba transmitir tranquilidad y seguridad a los suyos y a su afición, a pesar de que las declaraciones que iban dejando los protagonistas que pasaban por zona mixta no eran del todo esperanzadoras. La afición blanquivioleta se volcó con los suyos llenando el estadio en el que iba a ser el último partido de la temporada y donde el club de su ciudad se jugaba ni más ni menos que seguir un año más en Primera.

Lo que sí es cierto que gran parte de los que acudieron a Zorrilla el domingo iban ya con las sensaciones de que el año que viene les tocaría estar jugando en la categoría de plata porque la carambola de resultados que se tenía que dar para seguir en la Liga BBVA era bastante grande. El Pucela estaba obligado a ganar su partido ante un equipo como el Granada que también se estaba jugando la vida y esperar a que Osasuna o Getafe no ganasen sus respectivos partidos ante Betis y Rayo. Los pucelanos fueron incapaces de vencer durante 90 minutos a los granadinos lo que les condenó matemáticamente a descender de categoría, descenso por otra parte ya esperado en gran parte de los seguidores blanquivioletas después de la gris temporada de los suyos.

(Foto: Real Valladolid).

De esta forma se pone punto y final a una temporada muy difícil para el Real Valladolid donde su equipo ha sido incapaz de conseguir el objetivo marcado a principio de temporada que no era otro que el de la salvación. A partir de ahora el club, encabezado por Carlos Suárez, debe de empezar a idear un nuevo proyecto, pero en esta ocasión, para Segunda, donde como ya comunicó la propia institución estos últimos días Juan Ignacio Martínez no seguirá la próxima temporada al frente del primer equipo. A su vez se deberán mover rápidamente en el mercado debido a que el Pucela a día de hoy tan solo dispone de más de 12 jugadores con contrato en vigor y será muy complicada planificar una plantilla que aspire el próximo año a retornar a la máxima categoría del fútbol español.

Para leer la primera parte del resumen de temporada 2013/14 del Real Valladolid, pinchar AQUÍ.

El Real Valladolid 2013/14

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- Mejores jugadores de la temporada: Álvaro Rubio y Javi Guerra.

- Peor jugador de la temporada: Óscar González.

- La afición, animando hasta el final.

Autores: Pablo Merino García | Pedro Parra Gómez | Jose María Gangoso Rosón | Sergio Soto Negro | Sergio Juárez Verdugo

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