El ascenso en Riazor del pasado sábado 31 dejó varias imágenes que permanecerán para siempre en la historia del deportivismo. El gol de Marchena, preludio de una fiesta que se aguardaba desde varias jornadas atrás, pasó a la galería de esos momentos que, cada cierto tiempo, club y aficionados rememoran con cariño ante la certeza de que el camino para dejar a un lado las dificultades dará comienzo verdaderamente ahora. Sin embargo, entre la explosión de alegría de las gradas, los abrazos de jugadores y cuerpo técnico y los detalles del entrañable Ibrahim Sissoko, asomó también la sonrisa de un componente de la plantilla al que el año más complicado de su carrera deportiva no le borró la expresión de felicidad. Álvaro Lemos, lesionado de gravedad en el encuentro que el Deportivo disputó en pretemporada ante el Barbadás, se unió a una celebración que podría ser el paso previo a su debut con el primer equipo en partido oficial.

Casi once meses después de que una rotura parcial del ligamento cruzado de su rodilla derecha trastocase su posible inclusión en la plantilla de Fernando Vázquez, el joven futbolista santiagués cuenta con posibilidades de disputar sus primeros minutos este fin de semana ante el Girona. Su recuperación y posterior puesta a tono, llevada de forma modélica por los servicios médicos del club -en particular por el traumatólogo, el doctor Rafael Arriaza- y por el propio jugador, ha dilatado la aparición de uno de los canteranos en los que más confianza guarda Vázquez y que más esperanza había generado entre la afición.

Debutó al lado de sus hermanos Mónica y Sergio

Ligado al Deportivo desde los 12 años, Lemos dejó atrás la SD Villestro donde se crió y debutó en 1999 ante La Salle con sus hermanos Sergio y Mónica también sobre el campo. Entrenados por Manuel Castiñeiras, actual jugador del Compostela y ex del Eibar y Cerceda, entre otros, Álvaro Lemos es miembro de una de las generaciones con más talento de las que se han visto desde la fundación de El Mundo del Fútbol, la del año 1993. El principal exponente de dicha camada es Pablo Ínsua, uno de los mejores amigos del extremo deportivista y otro de los jugadores a los que Fernando Vázquez se mostró predispuesto a dar la alternativa tras certificar su renovación como técnico del club. Sin embargo, al lado de Lemos también crecieron otros futbolistas que se han asentado en el primer equipo, como Luis Fernández, u otros que han asomado la cabeza esporádicamente esta temporada al conjunto senior, como Uxío. De su misma quinta sorprendió en su momento por su desparpajo Iago Beceiro, que se marchó al Caudal de Mieres durante el pasado mercado invernal. Álvaro Queijeiro, uno de los canteranos que más protagonismo han tenido con José Luis Devesa en la segunda vuelta del Fabril este año, también formó parte de la generación de Lemos. 

Así, varios de ellos compartieron con él uno de los momentos más emotivos de la carrera deportiva del joven deportivista: la conmemoración del I Memorial Sergio Lemos Collazo, disputado en 2009 por el Juvenil B ante la SD Villestro en recuerdo del hermano mediano de Álvaro, fallecido trágicamente en un accidente de tráfico en agosto de 2008. Desde entonces, los tantos del potente centrocampista blanquiazul han buscado la complicidad de Sergio a través de una celebración que siempre apunta al cielo. Aquel encuentro, disputado en el campo de A Barrosa, fue el inicio de una tradición que cada año, el 16 de agosto, ha transportado a Álvaro a sus orígenes para recordar a un miembro muy querido de la parroquia santiaguesa. Así lo hizo hasta el año 2012, cuando la final de la Copa Diputación con el filial le privó por primera vez de acudir a una cita muy especial para él.

Desde entonces, su progresión hacia el primer equipo sólo se vio truncada por una lesión que Lemos superó con perseverancia y que mostró nuevamente su gran regularidad y fortaleza mental, unas características en la que siempre hicieron hincapié los técnicos que le dirigieron en las categorías inferiores, como Secho. Tras ser dado de alta a finales de febrero, se dispuso que Lemos ganase ritmo de competición y minutos de juego con el Fabril de Devesa, en el cual volvió a sentirse importante pese a que una tendinitis no le facilitó su trabajo. Su retorno a los terrenos de juego, el pasado 1 de marzo, vino acompañado de una mala noticia, la de la lesión de su compañero y amigo Álex Pérez, quien sufrió una rotura del ligamento cruzado anterior y el ligamento lateral interno de su rodilla derecha. A él y a Sergio fue dedicado el primer y único tanto de Lemos en este tramo de final de curso del Fabril, en un duelo ante el Pontevedra que mostró nuevamente retazos de la verticalidad que siempre definió al extremo blanquiazul.

Ahora, a sólo un encuentro de la conclusión de la Liga Adelante, puede que Álvaro Lemos esté ante algo más que la luz al final del túnel. Apenas resta mes y medio para que se cumpla un año desde su lesión y el canterano deportivista busca recuperar un tiempo que, si bien dejó la incertidumbre de qué hubiese pasado en caso de no haber sufrido ese percance, ha devuelto a un jugador que se olvidó de mirar el calendario y miró hacia adelante, la mentalidad que define habitualmente a los ganadores.