Todavía queda mucho. El nuevo proyecto de Luis Enrique está en fase de rodaje. El partido frente al Niza sirvió para cerrar una semana de intenso trabajo en Inglaterra. Un encuentro del que no pueden extraerse demasiadas conclusiones pero que sirve para ir conociendo los primeros detalles del Barcelona que quiere el entrenador asturiano.     

La presión como seña de identidad

El conjunto azulgrana recuperó la presión avanzada, seña de identidad del Barcelona de Guardiola. Los hombres de Luis Enrique trataron de dificultar la salida del balón del rival con el objetivo de robar la pelota en campo contrario, pero se notó falta de ritmo y coordinación entre los jugadores. Algo normal en un equipo que se encuentra en plena fase de rodaje.

También se vieron progresos en la estrategia de las jugadas a balón parado, una faceta del juego bastante abandonada en las últimas temporadas del conjunto barcelonista. A punto estuvo Jordi Alba de anotar un gol tras una falta ensayada en la que Pedro despistó a los contrarios amagando el disparo.

Rafinha, el comodín de Lucho

Rafael Alcántara volvió a dejar muestras de su polivalencia. Luis Enrique apostó por colocar al futbolista brasileño de falso nueve, alternando su puesto con Pedro Rodríguez. Una posición en la que se potencia su capacidad para atacar el arco contrario, su facilidad para el remate y su inteligencia para ocupar los espacios libres, pero que en ocasiones le penaliza por estar de espaldas al juego. Una demarcación que no es nueva para el hijo de Mazinho. Eusebio Sacristán solía colocarlo en esa posición en el filial barcelonista.

El pequeño de la saga Alcántara es un futbolista muy aprovechable, que puede aporta muchas cosas dentro del 4-3-3 del conjunto catalán. Un jugador completísimo que tiene visión de juego, velocidad, capacidad para el desborde, sacrificio defensivo y una enorme personalidad, pese a su juventud.

Xavi sigue siendo Xavi

Sin duda, la actuación de Xavi fue la mejor noticia del partido. El futbolista del Barcelona ha vuelto de sus vacaciones con la intención de volver a ser el que era. Tras un verano plagado de rumores sobre su futuro, el futbolista de Terrassa volvió a hacer lo que más le gusta, jugar al fútbol. Le bastaron 45 minutos para impartir una nueva clase magistral. Xavi se adueñó del balón y asumió los galones de líder. Buscó en todo momento la verticalidad con pases precisos a Halolivic y Munir, y anotó, de penalti, el gol del empate.