Agosto de 1939. La Guerra Civil Española acaba de terminar. Un país totalmente asolado empieza una lenta y costosa reconstrucción en una de las etapas más duras de la historia de la nación; la postguerra. Absolutamente todo ha quedado afectado por el conflicto bélico, y el fútbol no será menos. Valencia, que durante un tiempo fue capital provisional de la II República -desde poco antes de la caída de Madrid-, tiene tres equipos importantes: el Valencia FC, el Levante FC y el Gimnástico FC. De la unión de los dos últimos nacería el día 6 la Unión Deportiva Levante-Gimnástico.

A ambos bloques les faltaba algo que el otro tenía

Una unión de contrastes

La noticia sorprendió a la sociedad valenciana. Nadie esperaba que ambos clubes, fundados en 1909 al calor del surgimiento de la Federación Valenciana de Fútbol (FVF), acabasen por unir fuerzas. Las dos entidades, tan rivales entre sí como lo podían ser del conjunto 'ché', y que se habían enfrentado en varias ocasiones con motivo de diversos torneos y campeonatos, representaban ideas y clases sociales a priori antagónicas en su totalidad.

El Gimnástico era el equipo vinculado a las clases altas, en su mayoría de derechas, y tenía raíces en la orden religiosa de los Jesuítas al tiempo que estaba relacionado en cierto modo con el Patronato de la Juventud Obrera, también religioso y adscrito al Régimen. Mientras tanto, el Levante, por su parte, amparaba a la afición de las clases bajas, proletaria, mayoritariamente de ideas republicanas y sensibilidad de izquierdas. El primero jugaba en el centro de la capital del Turia y el segundo lo hacía en los poblados marítimos, en el extrarradio. La noche y el día.

Una excelente idea que ha de redundar en beneficio de la nueva sociedad y del fútbol valenciano

La conveniencia rompió las barreras

Pero las necesidades provocadas por la destrucción de la guerra y la voluntad de reconstruir y reunificar el país pudieron más que la rivalidad. No fue fácil, pero no hubo más remedio. Los dos clubes intentaron rehacerse por su cuenta, pero la situación del momento no lo permitía. Así, en una reunión a la que asistieron por el Levante el presidente y el secretario técnico (Rafael Valls y Gallart respectivamente) y por parte del Gimnástico Isaías Aspas y Gil Lisandro, siendo testigo e intermediario Antonio Cotanda en representación de la FVF, se refundaron ambas entidades en un único club que buscaría perpetuar el fútbol en Valencia y constituirse en alternativa potencial al vecino de Mestalla.

A ambos bloques les faltaba algo que el otro tenía. El Levante se había quedado sin estadio, mientras que el Gimnástico había quedado huérfano de jugadores de garantías. De este modo, el Campo de Vallejo, que hasta el momento había sido la sede del Gimnástico, se convertía en la nueva casa de la competitiva plantilla del Levante, recientemente campeón de la Copa de la España Libre -trofeo que aún no ha sido reconocido por la Real Federación Española de Fútbol y que la afición granota lleva años reclamando-.

Las dos entidades representaban ideas y clases sociales a priori antagónicas en su totalidad

Nuevos símbolos

El nuevo equipo vestiría un nuevo equipaje, a rayas rojas y blancas verticales. Y nació un nuevo escudo, con la forma del actual y el murciélago de la ciudad de Valencia -Rat Penat-, dentro del cual figuraba una barra roja vertical sobre fondo blanco y un balón. A izquierda y derecha respectivamente figuraban el yugo y las flechas de Falange Española y de las JONS, y la Cruz de Santiago. Asimismo, de izquierda a derecha cruzaba una banda color celeste que contenía las siglas de la nueva unión: U. D. L-G. Esto fue lo que hizo que en los primeros años de vida de dicha fusión la afición conociese al equipo como 'Udelage', a partir de una derivación de la fonética al nombrar las propias cuatro letras.

Pronto se sustituyó el escudo por el que hoy en día conocemos -aunque con un diseño más anacrónico-, y también los uniformes, recuperando los de los dos equipos que engendraron el club recién nacido. Fue concretamente en 1941 y 1942 respectivamente. Como primer equipaje quedaron las barras azulgrana del Gimnástico, entidad que cedía el escenario, mientras que los colores albinegros de la escuadra de los poblados marítimos quedaba relegada a ser usada como secundaria. Con esto, se optó por dotar finalmente a la unión del nombre del segundo, aunque sin olvidar el hecho de la fusión: Levante Unión Deportiva.

Primer escudo de la U.D.L-G.

Visto bueno de los agentes sociales

El hermanamiento de las dos entidades fue aplaudido por la prensa. Las Provincias, uno de los diarios de referencia en la región, se refería a éste de la siguiente manera: "Una excelente idea que ha de redundar en beneficio de la nueva sociedad y del fútbol valenciano. Es preferible tener un club potente y digno rival del Valencia en importancia material y deportiva, que no tres clubes y que dos de ellos vivieran deficitariamente limitándose a ir trampeando". Sin embargo, las diferencias en la idiosincrasia de ambas aficiones que ahora se unían bajo unos mismos colores hicieron que los inicios fuesen un tanto fríos en la grada, tal y como reconocieron posteriormente míticos jugadores de la talla de Dolz.

Oportunidad fallida de pertenecer a la élite

La todavía Unión Deportiva Levante Gimnástico, tres días después de su refundación, intentó ser admitido en la Primera División que arrancaba de nuevo, aunque le fue denegado el acceso. De esta manera Valencia perdía la oportunidad de tener dos equipos en la élite del fútbol nacional, como sí los tuvieron Barcelona, Madrid y Sevilla. El 'Udelage' saltó por primera vez al verde sólo un mes después en Burjassot, donde cayó derrotado por 2-1, y debutó en competición oficial ante el Alzira en la ciudad de la Ribera Alta, imponiéndose por 0-2. Ese año militó en el Grupo III de Segunda División y disputó la promoción de ascenso, aunque no lo logró. Tuvo que esperar aún 23 años, pero esa es otra historia.

Camiseta conmemorativa

Ahora, el club de Orriols ha decidido sacar una edición limitada de su primera equipación en la que incluirá en la manga un parche con los dos escudos y un lema alusivo al 75 aniversario de esta efeméride. Sólo habrá 75 unidades, que estarán numeradas. Asimismo, el cuadro dirigido por José Luis Mendilibar disputará todos sus encuentros del mes de agosto -tanto oficiales como de pretemporada- con dicha zamarra.