Esta noche Real Club Celta y Cagliari Calcio se enfrentarán en el Municipal de Balaídos en el que será el XIX Trofeo Memorial Quinocho y que servirá de presentación ante su afición del Celta de Vigo, que además hará su última puesta a punto antes de que dé comienzo la temporada 2014/2015 de la Liga BBVA.

Las circunstancias han querido que sea el Memorial Quinocho, dedicado a la memoria de quien fue jugador y posterior gerente del Celta, y no el Trofeo Ciudad de Vigo el torneo veraniego que sirva de presentación ante su público, pues el Ayuntamiento de Vigo no ha querido organizar las dos últimas ediciones del Trofeo de la V, nacido hace 43 años y que se había convertido en un clásico de los torneos veraniegos españoles y que tradicionalmente era la tarjeta de presentación del club olívico.

Joaquín Fernández Santomé, Quinocho, fue una persona muy querida tanto dentro como fuera del seno del club vigués, conocido por su humanidad y una honestidad sin límites, lo que le acarreó el afecto de propios y extraños. Su condición de vigués y su celtismo, además, siempre estuvieron fuera de toda duda. Buena prueba de ello fue que, tras retirarse en el CD Castellón y convertirse en el secretario técnico del conjunto de La Plana, no se lo pensó dos veces al ser llamado por Antonio Vázquez, entonces presidente del Celta, para convertirse en el gerente del club celeste. Llegó a la gerencia del Celta en 1972 y permaneció en la misma hasta su muerte, en 1988, defendiendo al club de sus amores.

Quinocho: vigués y celtista

Joaquín Fernández Santomé nació en la ciudad de Vigo el 17 de mayo de 1932. Criado en el barrio de Casablanca, empezó su andadura en el fútbol en el club que toma nombre de su barrio, donde jugaba como extremo por ambas bandas. Del Casablanca pasó al Real Club Celta, donde permaneció diez temporadas. Yayo, entonces entrenador de los celestes, le reconvirtió en defensa derecho, demarcación en la que jugaría el resto de su carrera deportiva.

Puerta 0 de Balaídos. (Foto: Sara Eme vía yojugueenelcelta.com)

Tras quedar libre en 1962, marchó al Club Deportivo Castellón, donde se retiraría del fútbol activo. Pasó por la secretaría del club levantino, volviendo a Vigo y al Celta en el año 1972, como se dijo anteriormente.

Asesinado al defender al club de sus amores

Era el 20 de octubre de 1988 hacia las seis y media de la tarde, cuando dos personas, inicialmente confundidas por mensajeros, pero que pronto se identificaron como atracadores, irrumpieron en las oficinas del Celta, en los bajos del Estadio de Balaídos, en la Avenida de Fragoso. Todo transcurrió muy rápido, en pocos minutos. Los dos individuos llamaron a la puerta del gerente, quien hablaba por teléfono, colgando. Al parecer, conversaba con su homóloga del Real Club Deportivo de La Coruña, Berta Vales.

Quinocho se enfrentó a los dos atracadores y, en un momento dado, le lanzó un cenicero al que portaba un cuchillo, quien le respondió con una puñalada, a la postre mortal. Ángeles Santos fue la última persona que le vio con vida, según su propio relato. "Gelines, agárrame que me acaban de acuchillar", le dijo, antes de desplomarse. Fue trasladado a la clínica Povisa, donde ya ingresaría cadáver. Genaro Borrás, médico del Celta (fallecido en 2008), presenció la autopsia y declaró que la certera puñalada atravesó la aorta de Fernández Santomé. El botín ascendió a 484.283 pesetas (unos 7.000 euros, ajustados a la inflación), de las que sólo se recuperaron 63.000 (unos 900 euros). Fueron detenidos seis días después, y posteriormente condenados a 34 años de prisión.

Conmoción en Vigo

Su muerte, así como las circunstancias de la misma, causaron una honda conmoción en la ciudad olívica, recorriendo miles de personas su cortejo fúnebre, siendo enterrado en el Cementerio Municipal de Pereiró, cercano a su querido Estadio de Balaídos.

Se dio la circunstancia de que 1988 fue un año negro para el celtismo, pues Alvelo quedó tetrapléjico tras un accidente en la Autopista AP-9 en la entrada a Vigo, la noche del 21 de agosto, tras disputar precisamente el Trofeo Ciudad de Vigo.