El Villarreal y el Rayo Vallecano se citaban en el Estadio de El Madrigal en la cuarta jornada de la temporada. Los madrileños llegaban con muchas ganas de resarcirse de la derrota cosechada ante el Elche en la jornada anterior en el Estadio de Vallecas. Por su parte, el conjunto del mediterráneo saltó al césped con la intención de volver a sentir el la sensación de la victoria, algo que quedaba lejano desde que sucediese en el primer partido de liga.

Esas ambiciones se evidenciaron en ambos equipos nada más salir al terreno de juego. El partido comenzó con dinamismo, con respeto pero sin ningún tipo de miedo al rival, y tratando de explotar sus respectivas armas. Las estrategias iniciales se plantearon teniendo en cuenta factores que podían terminar incidiendo en el transcurso de los 90 minutos; en los locales, existía la duda de si el compromiso disputado en Europa League tres días antes frente al Borussia Monchengladbach podía repercutir en exceso en el estado físico de los jugadores. Los visitantes, por su parte, llegaban a Villarreal sin poder contar con Jonathan Pereira ni Aquino debido a la cláusula existente en la cesión de ambos jugadores.

No obstante, el partido no desmereció en absoluto. En la primera mitad, El Rayo desarrolló su juego, se hizo con la posesión, con el dominio del balón desde el minuto uno hasta el 45 y el marcador así se lo reconoció. Un Rayo conducido por Baena y por Trashorras de forma excepcional se sentía cómodo en el juego, apenas sufría y poco a poco iba creando ocasiones de peligro y moviendo el balón más cerca del área de los de Marcelino.

El Rayo fue muy superior en la primera media hora

El Villarreal trataba de correr, de buscar la espalda de los defensas rayistas en cuanto podía. Sin embargo, el equipo de Paco Jémez se mostraba bastante sólido y, a pesar de la velocidad del submarino amarillo, las ocasiones de peligro que generaron en la primera media hora fueron escasas. Tal era el dominio de los madrileños en la primera media hora que el gol acabó cayendo por su propio peso. Jugando en las proximidades del área de Sergio Asenjo, Tito levantó la cabeza y ejecutó un centro desde la derecha medido para que Gaël Kakuta, trazando una diagonal propia de los jugadores de gran calidad, se adelantó a la defensa y remató con un testarazo al que nada pudo hacer el cancerbero del Villarreal.

Si por algo se caracteriza el conjunto franjirrojo es por no bajar el ritmo ni aún yendo ganado. Estas ganas de aumentar el marcador y de seguir plasmando de la mejor manera posible las ideas de Jémez en la práctica acabó provocando el segundo gol del Rayo tan solo siete minutos después: una gran carrera de Licá, de nuevo por banda derecha, un centro  al punto de penalti y, tras una gran intervención de Sergio Asenjo al remate de Baptistao, Alberto Bueno aprovechó el rechace para empujar el balón a placer.

Cheryshev se echó el Villarreal a la espalda

A partir de entonces los locales despertaron. Subieron el ritmo en defensa y crearon más peligro en ataque guiados por un sensacional Cheryshev y un eléctrico Uche. De las botas de estos dos se originó el gol del Villarreal a los cinco minutos de que hiciese el Rayo el segundo. Un balón en profundidad de Uche para Cheryshev y el disparó de este provocaron la parada de Álvarez, y el rechace lo empujó Espinosa para recortar distancias. A partir de ahí el Rayo sufrió más hasta el final de la primera parte. El propio Uche estuvo a punto de igualar el partido tres minutos después, cuando tras superar a Cristian Álvarez con un sombrerito, estrelló el balón al palo.

Con las espadas en todo lo alto y  tras una primera mitad de muchas ocasiones de peligro, los equipos se marcharon al túnel de vestuarios con 1-2.

Una segunda parte submarina de principio a fin

La segunda parte comenzó con la misma intensidad, pero el cansancio comenzó a impedir que se mantuviese la misma fluidez de juego que en la primera mitad. El Rayo Vallecano seguía combinando, pero a un ritmo menor. El equipo de Castellón seguía haciendo daño, y cada vez más,  por  medio de la velocidad de sus atacantes. Las ocasiones generadas por los  locales se sucedían de forma constante, y tanto va el cántaro a la fuente que Musacchio remató un saque de esquina con un gran cabezazo y puso el 2-2 en el marcador poco antes del ecuador de la segunda mitad.

A Vietto le valió media hora para anotar dos goles

El Rayo, que perdió aquella comodidad que encontró en la primera parte, se le hacía costoso mover el balón. La presión y el ritmo local era superior al ofrecido por los madrileños, lo que se acabó imponiendo con creces al poco juego ofrecido por el Rayo en los segundos 45 minutos. Un error de Baena en el medio de campo precedió al desmarque de Cheryshev, su centro atrás al punto de penalti, y el remate a placer de Vietto, quien firmó el tanto de la remontada a 15 minutos para el final. 

Una jugada calcada al tercer gol del Villarreal firmó el cuarto y último gol. Cheryshev rompe por banda izquierda, centro, y gol de Vietto. El equipo de Jémez estaba sin ideas y solo salir de su propio campo le costaba como anotar un gol. El Villarreal, viéndose superior, siguió muy bien ordenado y dejó pasar los minutos sin conceder ni una sola ocasión de peligro.

Con este resultado de 4-2, el Villarreal consigue su segunda victoria en cuatro partidos y suma 7 puntos de doce posible. Los vallecanos, por su parte, vuelven a caer derrotado por segundo partido consecutivo y tan solo suma 2 puntos de los doce disputados.