La última vez que el Real Madrid escuchó el himno de la Champions League fue en la primera jornada del torneo, en su estreno como vigente campeón ante el Basilea. Los madridistas llegaban en crisis tras perder ante la Real Sociedad y el Atlético de Madrid, pero a partir de su choque contra los suizos, a quienes endosaron un 5-1, no conocen la derrota.

Los hombres de Ancelotti se han encontrado a sí mismos, la claridad ha vuelto a su juego y la competición europea vuelve para ser un peldaño más en la escalada blanca. La construcción del equilibrio y de un esquema adecuado siguen su proceso, y el teóricamente inferior Ludogorets será el próximo test.

La necesidad de tapar los agujeros en defensa

Tras la victoria en El Madrigal ante el Villarreal por 0-2, Raphael Varane, defensa del Real Madrid, destacó que el equipo debía mejorar defensivamente. Sus palabras se centraban en los muchos huecos que dejaron los merengues durante el partido, consecuencia de un planteamiento en ocasiones excesivamente ofensivo. Las líneas no estuvieron juntas, hubo ruptura entre los jugadores más adelantados y el resto, y el Villarreal encontró demasiados espacios.

Un buen ejemplo de la debilidad en la zaga fue este pase al hueco que recibió Uche, que rompió fácilmente las líneas blancas con una conexión simple.