Puede que el minuto 67 de aquella final de Champions en Glasgow, en el 2002, le cambiara la vida para siempre. Se lesionó y fue sustituido por Iker Casillas, que fue el héroe de la final. A partir de ahí Vicente del Bosque lo relegó al banquillo y solo tuvo continuidad en los partidos de la Copa del Rey. Pese a esto, no piensa que el fútbol fuera perverso con él en aquel momento, “no soy de ese tipo de gente que se para a pensar porque sucedió esto o aquello”. Todo lo contrario, cree que tuvo suerte, “el fútbol me dejó pleno y demostró que yo fui una persona con toneladas de suerte”.

Un abuelo con la ilusión intacta

Convertir los momentos difíciles en aprendizaje, esa parece ser la clave que hizo que el extremeño ostente el honor de ser el jugador más veterano de la Liga. Alcanzó el récord cuando militaba en las filas valencianistas, en un partido ante el Getafe en la temporada 2011-2012. Disputó el partido con 39 años y 212 días superando así, en 13 días, el récord del argentino Carlos Fenoy. Posteriormente, debutó en el Villarreal y se convirtió en el primer portero de la historia de la Liga española en jugar un partido oficial con más de 40 años, exactamente 40 años y 8 días. De ahí que algunos lo apoden cariñosamente, como él dice, el Abuelo de la Liga. En 2011 afirmaba que para él era “un honor seguir jugando a mi edad porque veo a jugadores retirados incluso más jóvenes que yo que anhelan entrenar y jugar partidos".

El día de su 40 cumpleaños confirmó que esa ilusión seguía intacta, “para mí cada día es un reto para aprender un conocimiento más y ser mejor en todo lo que hago. Disfruto cada entrenamiento y de un vestuario que es muy bueno”. Su energía positiva y su afán de superación dejaron huella en todas las porterías que defendió.

Foto: UEFA
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Sus inicios en la UP Plasencia y en el Real Valladolid

No eligió ser portero pero la jugada no le salió mal. En un torneo de alevines, el portero de su equipo no pudo ir y le toco ponerse a él por ser el más alto. El torneo fue bien y a partir de ahí no salió de los tres palos.

En el 90 fichó por la UP Plasencia dónde se formó durante dos años, hasta que en 1989 pasó a formar parte de la cantera del Real Valladolid. Tras pasar por el Juvenil y Promesas, el 24 de mayo de 1992 debutó en Primera división ante el FC Barcelona con un marcador final de 0-6 en contra. César esperó su oportunidad en el banquillo hasta que en la temporada 1994/1995 la llegada de Fernando Redondo al banquillo supuso la titularidad del meta extremeño. A partir de ahí se adueñó del número 1.

Sueños, títulos y Glasgow

Tras 206 partidos de Liga y 26 de Copa defendiendo la camiseta pucelana, el Madrid lo fichó en el verano de 1999 aunque no fue hasta el año 2000 cuando jugó en el equipo merengue. Fue el portero titular del Madrid de los “galácticos” pero la gran actuación de Iker Casillas en la final de la Champions contra el Bayer Leverkusen en 2002 lo relegó al banquillo.

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Pese a que el público clamaba la titularidad de Iker, César no se sintió herido ni maltratado por la afición, “luchaba por lo mío y nada más. Sabía que esas son cosas normales en el fútbol”. Para él “el mero hecho de estar ese día en Glasgow y de que toda mi familia se desplazase hasta allí a verme…, eso es algo que no ha vuelto a pasar en mi vida”.

Con el club blanco ganó dos campeonatos nacionales de Liga, dos Supercopas de España, una Champions, una Supercopa de Europa y una Copa Internacional. “Es un equipo que te da la oportunidad de convertir en realidad todo aquello en lo que soñaste”.

Mucho más que un equipo

En 2005 fichó por el Real Zaragoza. Fue el portero titular en las tres temporadas en las que estuvo en el conjunto maño con importantes actuaciones, especialmente, en la Copa del Rey de la temporada 2005-2006, cuando jugó la final después de haber eliminado a Atlético de Madrid, FC Barcelona y Real Madrid.

El extremeño se ganó el cariño de la afición, fue uno de los jugadores más queridos por los maños y él lo sintió desde el primer momento. “El Real Zaragoza me recuperó para el fútbol tras dos años de suplencia en Madrid. Volví a ser actor principal desde el primer día”. Solo tiene recuerdos buenos de Zaragoza porque “fueron tres años maravillosos”. “El mejor recuerdo fue el doblar la esquina del Bernabéu en la final de la Copa con el Espanyol y ver una marea de gente vestida de avispa, que era como íbamos a jugar ese día. Fue algo espectacular”.

También hubo momento malos, quizá el recuerdo más amargo fue el descenso. “Para mí no solo fue un descenso deportivo sino vital por tener que macharme de Zaragoza con mi familia cuando había hecho ya planes de establecerme allí”. Con el descenso a Segunda tuvo que marcharse del club pese a que por su parte había disposición para quedarse, “me daba igual que el equipo jugara en primera o en tercera, quedarme iba mucho más allá de eso”.

"Me siento muy orgulloso de mi paso por el Real Zaragoza, esa afición me lo dio todo"

Solo tiene palabras buenas tanto para la afición como para el equipo. “Si no hubiese sido por el equipo aragonés, hace muchísimos años que me hubiese retirado. Me siento muy orgulloso de mi paso por el Real Zaragoza, esa afición me lo dio todo. Fue uno de los clubs más importantes de mi carrera aunque es cierto que mi etapa no terminó de la mejor forma posible, seguramente no estuvimos a la altura de las circunstancias en la temporada del descenso, pero vivir momentos tan duros nos sirvieron como aprendizaje para el futuro. Toda la plantilla sufrió muchísimo esa temporada y para mí fue el año más duro de mi carrera”.

Volver a aprender desde el principio

Pese a que aún le restaba un año de contrato, el descenso del club maño precipitó su salida y llegó a un acuerdo con el Tottenham Hotspur por una temporada.

Aterrizó en la Premier con mucha ilusión aunque era consciente de que su adaptación no sería fácil. Sabía que estar allí era el sueño de muchos jugadores “y tuve la suerte de estar en un club importante al que llegué bajo el mandato de Juande Ramos”. Sus 36 años no fueron un impedimento para empezar desde cero a pesar de que para los aficionados se trató de un fichaje inesperado. “En seis meses me volví a reciclar para el fútbol. Con 36-37 años me sentí como en juveniles cuando subes por primera vez al primer equipo, porque todo era nuevo”. Desde el primer momento comprendió cual era su rol en el equipo. “Estaba allí como una solución para el entrenador. Si jugaba o no, yo no iba a cambiar”.

La salida de Juande Ramos y la llegada de Harry Redknapp al banquillo complicó su situación. “Les gustan los porteros altos, que ocupen toda la portería. Si podían medir dos metros mejor. Yo media 1.82 y con 37 años recién cumplidos no iba a dar un estirón. Traté de mejorar en las salidas por alto porque el juego aéreo era muy importante. Mi objetivo era crecerme bajo palos como si fuera más alto pero en realidad tenía que aceptar las cosas como eran. Podía no estar de acuerdo con su predilección por ese tipo de fisonomía pero era su forma de entenderlo y la aceptaba”. El único inconveniente de su paso por la Premier fue los pocos minutos que disfrutó sobre el césped, pero pese a todo, reconoce que la experiencia mereció la pena.

Su segunda juventud

A principios de 2009 fichó por el Valencia CF para suplir la baja del lesionado Renan Brito. Terminó la temporada siendo el portero titular y pese a la llegada de Moyá, el extremeño no perdió su puesto. Mantenía una notable agilidad bajo los palos pese a sus 37 años de edad y seguía siendo capaz de paradas imposibles. “Fueron dos años y medio muy especiales. Me sentía con la experiencia de mis 37 años pero con la mentalidad de un chico de 18 años”.

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Ante el overbooking de porteros que tuvo el Valencia, César salió del club en 2011 y ese mismo verano fichó por el Villarreal.

Nuevo rol

Jugó una temporada con el “Submarino Amarillo”, la última como profesional, completando así 20 temporadas en la máxima categoría del fútbol español. Una etapa en la que “más allá de jugar, noté que mi rol consistía en ayudar al grupo”. No duda en reconocer que para él es “el equipo mejor gestionado de España: sin deudas, con instalaciones impresionantes, una buena escuela de fútbol, una ayuda al jugador increíble…”.

Finalmente en el verano de 2013 colgó los guantes. Pese a que había interés por parte de algunos equipos como el Elche, el guardameta pensó que debía ser honesto. “Cuando tienes una edad avanzada se deben dar otras circunstancias que cuando eres más joven y por eso preferí dejarlo. A mi edad miras otras cosas y por eso no lo veía claro”, pero agradece enormemente a los equipos que se interesaron por él.

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Se sacó el título de director deportivo y el de entrenador, colabora con la cadena COPE como comentarista y no concibe su vida sin deporte. “No me mueven los aspectos económico ni el ego. Me mueven aspectos vitales. Aquello que haga lo quiero hacer bien”. Quiere encontrar el sitio donde se encuentre a gusto. “Se trata de encontrar el sitio donde yo me sienta cómodo, capaz y útil para seguir ligado al fútbol. Por eso veremos dónde acabó definitivamente”.