Buen partido del Rayo. Nada auguraba esta sentencia durante los primeros veinte minutos de encuentro, donde la franja se vio sumergida y asfixiada bajo el yugo hispalense. Unai Emery adelantó líneas y la defensa del Rayo se encontró sola, sin ayudas de mediocampo a la hora de sacar la pelota jugada. Esto provocó un desgaste físico en los visitantes, que a la media hora hubieron de cejar en su empeño y dar un paso atrás. De ahí en adelante, paulatinamente, del tímido avance al asalto más descarado, el equipo madrileño fue haciendo méritos para conseguir el empate. Al menos eso debió llevarse, y, como no se lo llevó, le quedó por consuelo el cariño de un público encandilado con los suyos por  no rendirse nunca. 

(0-3: Muy mal / 4: Mal / 5: Regular / 6: Bien / 7: Bastante bien / 8: Muy bien / 9: Fantástico / 10: Excelente / S.C: Sin clasificar)

Paco Jémez

6 | Muy mal el planteamiento inicial y muy bien la reacción. Regaló con su previsibilidad la primera media hora a los de Emery, que por orden de este, salieron a morder arriba. Para ser fiel a tu idea, debes incluir alguna variación, porque si te conocen, estás perdido. Tapado el conducto de Trashorras, el Rayo se ahogaba sin ventilación. En la segunda mitad, apenas transcurrido el cuarto de hora de juego, quitaba de un plumazo a Baena y Abdoulaye del tablero, e introducía a Manucho y Jozabed. Su alocada propuesta funcionó de maravilla, puesto que, a pesar de no culminar en gol, la presencia ofensiva de su equipo se intensificó a la par que los apuros defensivos desaparecían. Fue capaz de virar y birlar el cuero al Sevilla. 

Cristian Álvarez

4 | Más inseguro que nunca, el guardameta argentino fue el principal responsable del gol sevillista. Su salida sin convicción, anulada también por el fallo de comunicación con Amaya, presentaron el balón en bandeja a Bacca, que no perdonó. Además de los rivales, tuvo como enemigo el sol durante la primera parte. Para un portero amante de Marx, estar cara al sol fue inaguantable y le jugó un par de malas pasadas. En la reanudación se le agotó la excusa, porque sus intervenciones tampoco fueron tan férreas como habitúan. 

Abdoulaye Ba

4 | Retroceso en el juego del central, que venía experimentando un crecimiento exponencial. Recordó al Ba de Riazor, al defensa acelerado y nervioso. Cuando más lo necesitaba su equipo, con el Sevilla acosando, fue cuando más sufrió él, regalando su espalda una y otra vez. Fue sustituido en busca de la remontada.

Amaya

5 | Al igual que su compañero en el centro de la zaga, adoleció de la falta de retrovisores, dejando resquicios por los que se filtraban los adversarios. Segundo responsable directo del gol sevillano. Sin embargo, mejoró con los minutos y, a pesar de su escasa velocidad, suplió sus carencias con una gran colocación. Desde que leyó el nombre de Bacca en la camiseta del goleador, se impuso un lema: "Antícipate o muere". Sobrevivió el resto del encuentro.

Quini

6 | Partido correcto del lateral. Mantuvo un duelo muy igualado con Vitolo, del que a veces salía vencedor uno y a veces el otro, pero siempre por méritos propios. Además, subió con acierto la banda para poner dos o tres centros a los que inoculó veneno. En la segunda parte se le retiró carga de trabajo defensivo, pero no pudo subir, ya que estaba incrustrado en la línea de tres defensas que eligió Jémez.

Insúa

6 | Mejor que su homónimo derecho en defensa, secando a Reyes, pero con peor aportación ofensiva, Insúa aportó solvencia con su regreso. El baile de laterales izquierdo, por el que tanto se sufrió en Almería, cesó con la vuelta del argentino. Acordonó su banda, y no fue tan importante su desarrollo en el partido, como lo fue su regreso y lo que eso significa para la estabilidad defensiva.

Baena 

5 | Relegado hoy al papel de sacar el balón jugado, labor que el malacitano suele preferir poner en botas de Trashorras. Los rivales cercaron al capitán rayista y Baena era el único eslabón entre los defensas y los creativos. Se mostró muy incómodo y el exceso de imaginación al que fue obligado le cercenó en su participación al corte, notándolo negativamente el conjunto de Jémez. Fue retirado en pos de la remontada.

Trashorras

4 | No supo dejar huella en el partido. Con el foco policial de los guardias sevillanos apuntándole en pleno rostros, paseó treinta minutos inactivo por Vallecas. La pasividad le pasó factura y no consiguió plasmar su sello ni siquiera en los balones a balón parado, errados uno tras otro. En la segunda mitad, con su equipo en posesión del balón, pudo adquirir algo más de protagonismo, pero esta vez el enemigo estaba en casa, ya que la movilidad de Jozabed, que le pisa los talones en la titularidad, era más efectiva que la calma del capitán. Un "necesita mejorar" para el mediocentro, al que se puede añadir un "urgentemente".

Kakuta

7 | El francés es la facilidad de Vallecas. A pesar de sumergirse a veces en las arenas movedizas de innecesarios regates sin fundamento, entiende a la perfección qué necesita su equipo. Se gira con una simpleza muy parecida a la de Isco, con un descaro que los rivales no esperan. Enseña el balón, pero de repente ya no está. Le faltó mayor precisión en una ocasión clara de gol, en la que su pésimo control le imposibilitó el remate limpio.

Aquino

5 | Incluso para lo que acostumbra, demasiado intermitente. Tiene un desborde incontrolable, pero lo demuestra excesivamente poco. Representa la impotencia de un amor a distancia, sentir que existe pero no poder verlo. Como el pícaro de la clase que aprueba sin estudiar, el mexicano saca un suficiente porque entra poco en contacto con el balón, pero cuando lo hace, es dinamita. 

Bueno

6 | Uno de los máximos exponentes de la revolución de su equipo. Cansado de no recibir balones, se convirtió por enésima vez en el enganche entre la medular y Leo Baptistao. Su visión periférica le permitió combinar reiteradamente y acercar la zona de influencia hacia Beto. En los minutos de asedio a la meta del portugués, desapareció del mapa, perdido entre bombardeos que buscaban a Manucho y contragolpes en botas de Leo o Kakuta.

Leo Baptistao

6 | Sin recuperar del todo su mejor versión, la goleadora que tumbó a Athletic o Levante, Leo fue Leo. Destacó por su zancada y protagonizó galopadas de las que levantan murmullos de aprobación en la grada. No finalizó las jugadas con peligro y esa fue su peor faceta, porque en la combinatoria y en la individual tuvo sendos notables. 

Manucho

7 | El que fuera denostado delantero por la grada, está empezando a hacerse querer. Se ha acostumbrado a sembrar el pánico desde el banquillo, a hacer temblar al equipo rival desde que se posiciona junto al cuarto árbitro. Otra vez guerrero, aunque no pudo hacer girar el guion que Bacca escribió en el minuto 8. Saltó y luchó como siempre, inapelable en los balones aéreos. El jugador número doce del Rayo fue capaz de cambiar el partido en forma, pero no en resultado. 

Jozabed

6 | Aporta frescura e ideas. Se ha acoplado como un guante al engranaje del equipo y su nombre es pronunciado cada vez más por la gente de Vallecas. Hoy no fue una excepción y, frente a la inoperancia de Trashorras en las transiciones rápidas, ejerció de transporte entre defensa y ataque. ¿Estamos ante el próximo mediocentro titular del Rayo? Su evolución promete, falta por comprobar si su proceso madurativo cumple.

Álex Moreno

5 | No tuvo demasiado tiempo para influir en el equipo, aunque pudo empatar si el envío cruzado de Kakuta hubiera ido unos centímetros más atras. Otro joven jugador en progresión, hoy recambio de Aquino en detrimento de un Licá que no desempolvó la elástica franjirroja para este partido.