La noche del 2 de mayo de 2014 se recordará durante muchos años en los corazones de la afición del Athletic. Vallecas fue testigo de la inmensa alegría de un grupo de jugadores que celebraba, en comunión con su afición, la histórica vuelta al máximo nivel continental. La oportunidad de disputar la Champions League fue el premio a una temporada de mucho trabajo, un espíritu de equipo envidiable y una mentalidad orgullosa; sin complejos.

El equipo rojiblanco, sin embargo, no ha podido disfrutar como imaginaba del sueño europeo. El desgaste que supuso la difícil previa de agosto, pasa aún factura al rendimiento de una plantilla, que ha tenido un papel decepcionante en la Champions League, pese a no caer en un grupo de los más potentes de la competición.

El sueño napolitano

En Bilbao gustan los retos y no se arrugan ante las adversidades; este carácter hizo que cuando el ocho de agosto, el sorteo deparó al Nápoles como rival para conseguir acceder a la Fase de Grupos, Ernesto Valverde y los suyos afrontaran con valentía la complicada eliminatoria. La preparación de la pretemporada se enfocó a llegar a tope al doble cruce ante los italianos, para los que la Champions League era también un objetivo prioritario.

El Athletic salió como una moto a San Paolo, decidido a no dejar escapar la oportunidad y sorprendió a los de Rafa Benítez. El tanto de Iker Muniain al filo del descanso puso contra las cuerdas a los celestes, que apretaron con todo en la segunda mitad y equilibraron el marcador gracias a la capacidad de Gonzalo Higuaín, para sacar petroleo de situaciones, en teoria, sin demasiado peligro.

Los ucranianos hicieron pesar su mayor experiencia en la competición ante un Athletic demasiado ansioso. El conjunto de Mircea Lucescu dominó la situación y anuló en gran parte el potencial ofensivo de los leones, que comenzaban a dar muestras de cansancio ante lo exigente del calendario.

Ager Aketxe y Guillermo Fernández tuvieron minutos, sin embargo, no pudieron aportar demasiado en un partido, en el que Gorka Iraizoz fue el jugador más destacado. Un empate sin goles que no colmaba las aspiraciones vizcaínas, aunque positivo si se tiene en cuenta lo que se vio sobre el tapete.

Batacazo en Borisov

La plantilla de Valverde comenzó a acusar el desgaste y entró en barrena tras el duelo ante el Shakhtar. La derrota ante el Granada en San Mamés parecía un accidente, sin embargo, en Vallecas se vieron síntomas preocupantes de cansancio y falta de claridad, que se confirmaron en el insulso empate ante el Eibar.

Tres partidos en ocho días que no ayudaron a que el Athletic llegara en condiciones al complicado, por lo lejano, compromiso contra el BATE. El resultado fue un choque absolutamente decepcionante. Los jugadores bilbaínos se vieron superados en todo momento por un equipo que había encajado media docena ante el Oporto en la primera jornada.

Los bielorrusos sorprendieron con una intensidad espectacular, reforzada por un estado anímico quebradizo en los leones. Los cambios en el once de Valverde no tuvieron el fruto esperado y el Athletic estuvo en manos del rival durante gran parte del encuentro.

Denis Polyakov y Aleksandr Karnitski pusieron demasiada distancia en el marcador, para un equipo muy tocado que sufrió cada minuto del partido. Aduriz puso la esperanza rozando el descanso, sin embargo, la segunda mitad fue la definición de la impotencia para los rojiblancos, que volvieron a Bilbao con una derrota (2-1) que ya olía a eliminación.

Puntilla a orillas del Duero

La trayectoria del equipo no remontaba, lo que sumía en un ambiente depresivo al club. La visita al Bernabeu se saldó con una goleada incontestable de los madrileños, mientras que el Celta de Vigo arrancaba dos puntos de San Mamés una semana después. El Athletic sumaba cinco puntos en ocho partidos y coqueteaba con los puestos de descenso.

Con este desalentador panorama llegó el decisivo compromiso contra el Oporto, en el que sólo valía ganar para tener alguna esperanza de competir por las dos primeras plazas. Julen Lopetegui, técnico de los lusos, conocía a la perfección al equipo vasco. La tarea pintaba complicada, sin embargo, la masiva movilización de afición hacía Oporto alimentó la ilusión del equipo.

El partido fue caliente e igualado. Ernesto Valverde planteó un equipo reforzado en su parte central con la entrada de Mikel San José y con más trabajo que calidad, como demuestra que Iker Muniain y Beñat Etxebarria se quedaran en el banco. Los vizcaínos hicieron un partido muy serio, el mejor hasta ese momento en la Champions, con poco bagaje ofensivo aunque con un nivel competitivo muy alto.

El gol de Hector Herrera en el descuento de la primera mitad puso las cosas muy complicadas a los bilbaínos. Guillermo Fernández igualó cuando parecía imposible, por desgracia para los leones, Ricardo Quaresma puso la puntilla al sueño europeo del Athletic, con un disparo duro abajo que Gorka Iraizoz no supo desviar. Una nueva derrota por 2-1 que convertía la clasificación en una quimera.

El Oporto golpea dos veces

El equipo comenzó la remontada en Liga BBVA entre los dos duelos ante el Oporto. La victoria en Almeria el dia que Xabi Etxeita se ganó un puesto entre los titulares, sumada a la trabajada victoria en San Mamés contra un Sevilla que llegaba en racha, alejaron a los vizcaínos de los puestos de peligro.

El feudo rojiblanco se vistió de gala para quemar el último cartucho que le quedaba al equipo. Los de Julen Lopetegui llegaban con el claro objetivo de afianzarse en la primera plaza del grupo y lo demostró desde el principio.

El Oporto fue mejor que un voluntarioso Athletic, que no pudo contar con Aduriz y que reservo a Muniain para la segunda mitad. El penalti fallado por Jackson Martínez en el 42 inyectó una importante dosis de moral a la parroquia rojiblanca, sin embargo, la segunda mitad dictó sentencia.

La superioridad lusa fue manifiesta en la reanudación, con un Yacine Brahimi que brilló con luz propia y una defensa que no dudo en emplear una buena dosis de dureza para detener las intentonas locales. Martínez acertó con la red al poco de comenzar la segunda parte y el propio Brahimi, sentenció el encuentro a un cuarto de hora del final. El 0-2 certificó de forma matemática la eliminación de los leones de la Champions League.

Al fin llegó la victoria

El Athletic siguió carburando en el torneo doméstico y mejoró el nivel de juego, tal vez favorecido por la falta de presión en Champions League, una vez eliminados. El meritorio empate en Mestalla y la contundente victoria ante el Espanyol en casa, sirvieron a los bilbaínos para acumular un buen nivel de confianza.

El viaje a Lviv fue largo y se vio enrarecido por el ambiente hostil que se encontraron los seguidores que decidieron hacer el esfuerzo de desplazarse hasta latitudes tan lejanas. Los objetivos del plantel de Valverde era muy claro; pelear por dejar la mejor imagen posible y tratar de seguir en Europa vía Europa League.

Los leones saltaron al Arena de Lviv con una soltura que no había demostrado hasta el momento en Champions, sorprendiendo a los ucranianos con una presión y mordiente arriba que recordaron a las mejores epocas de la temporada pasada.

El Shakhtar mejoró en la segunda mitad y pudo adelantarse si Mark Clattenburg hubiera visto el claro penalti de Mikel Balenziaga, que evitó un disparo que iba entre los tres palos con una parada digna del mejor guardameta.

La calidad en el golpeo de Beñat y el oportunismo de Mikel San José desnivelaron el empate y dieron la primera victoria de la competición al Athletic. La Europa League quedaba a tiro para la última jornada.

Próxima parada, UEFA Europa League

Los vizcaínos afrontaron la despedida de la Champions League en mitad de un nuevo bache de rendimiento. El flojo nivel mostrado en El Collao en Copa de Rey y el tropezón en casa ante el Córdoba, volvían a introducir las dudas en el equipo.

Txingurri presentó un once con algunos de los menos habituales, además de volver a reservar a Aduriz y Muniain, jugadores clave del equipo a los que no quiere sobrecargar de partidos, teniendo en cuenta que arrastraban molestias físicas.

El empate era suficiente para entrar en Europa League, una competición que motiva quizas más a la afición que al propio plantel. El rival parecia apropiado, no en vano, el BATE Borisov ha finalizado la fase de grupos como equipo más goleado en la historia de la Champions.

Los últimos dos goles de los 23 encajados por los bielorrusos, se los endosó el Athletic en una buena segunda mitad, tras una primera parte con más dominio que ocasiones. La superioridad fue manifiesta y San José, máximo goleador del equipo en la competición con dos dianas, junto a Markel Susaeta certificaron el pase a la Europa League.

Clasificación final del Grupo H

Captura: UEFA.com