Ángel Di María no olvidará fácilmente el 2014. Campeón de Europa y campeón de la Copa del Rey con el Real Madrid y subcampéon del Mundo con Argentina, con un papel fundamental en la consecución de todo ello.

No fue una tarea sencilla. El jugador argentino tuvo que reinventarse tras la llegada de Gareth Bale al conjunto blanco en el mercado de verano de 2013. Ya que este ocupaba su demarcación, Di María se convirtió en interior, con menos llegada al área que en su anterior posición de extremo, pero con un incansable trabajo que muy pronto se convirtió en imprescindible para la medular blanca. 

De los pitos a las ovaciones

El año para Ángel comenzó de manera convulsa. El 6 de enero, día de Reyes, el madridismo recibió un regalo inesperado del argentino. Corría el minuto 65 cuando Ancelotti decidió cambiar a Di María por Bale. El Bernabéu pitó en el cambio al argentino, que no había hecho un buen partido, y este respondió "acomodándose" sus partes nobles. 

El gesto fue duramente criticado y no gustó nada en la zona noble del club. El jugador se defendió diciendo que fue un movimiento natural y espontáneo, que no tenía ninguna mala intención, pero la duda siempre quedó en el aire. Dí María pasaba sus peores momentos de la temporada. 

Pero para el que no hubo dudas fue para su entrenador. Carlo Ancelotti fue su mayor valedor y logró revertir la situación del jugador argentino. Los pitos se convirtieron en aplausos y la crítica en admiración.

Jugador clave en las finales

Di María correspondió a la confianza ciega de su entrenador con grandes partidos y mucho trabajo. El jugador argentino se encontró jugando mucho más atrás de lo que estaba acostumbrado y eso requería un esfuerzo defensivo hasta entonces desconocido para él. Interpretó la tarea a la perfección y se hizo dueño indiscutible del tercer puesto de centrocampista, formando un centro del campo muy potente junto a Modric y Xabi Alonso. 

Prueba de ello es su importancia capital en las dos finales que el equipo disputó. En la primera de ellas, la final de la Copa del Rey contra el Barcelona, fue el mejor del equipo y realizó una primera parte para enmarcar. Sin Cristiano Ronaldo, y con permiso de Bale, se erigió en el líder del equipo y culminó su gran partido con un gol, el primero del Madrid en el encuentro. 

El colofón a la temporada del argentino llegó el 25 de mayo en la final de la Champions League ganada contra el Atlético de Madrid en Lisboa. Ramos siempre será recordado como el héroe de la Décima, pero el mejor jugador sobre el terreno de juego durante los 120 minutos que duró el partido fue Ángel Di María. Suya fue la jugada del gol de Bale, que a la postre sería el gol que rompiera el partido al comienzo de la prórroga. La UEFA se lo reconoció otorgándole un más que merecido MVP y Di María finalizaba de esta manera la temporada oficial con su club. Una temporada agitada pero que había acabado de la mejor manera posible. 

Un final inesperado

Llegó el verano y con él el Mundial de Brasil. En casa de su máximo rival histórico Argentina llegó hasta la final, y Di María realizó buenos partidos. Pero destacó por encima de él el colombiano James, y eso le valió su fichaje por el conjunto blanco. 

Di María, cansado de luchar siempre por un puesto y debido a algunas desavenencias con el club, decidió finalizar su etapa en el Real Madrid y se marchó al recién renovado Manchester United. Finalizaba así la andadura de Ángel Di María en el equipo blanco.

El "fideo", como se le conoce popularmente, fue pieza clave en los éxitos del año 2014 y ha sido también uno de los principales artífices de todos los triunfos del Real Madrid en los últimos años desde que llegó al equipo. Este verano se fue un jugador distinto, que no dejó a nadie indiferente.