Entre los meses de enero y mayo de 2014, todavía con Luis Enrique al mando del navío vigués, el Celta logró sus mejores resultados de la pasada campaña. Tras finalizar la primera vuelta de la Liga merodeando los puestos de descenso, con 19 puntos y dejando serias dudas, el cuadro vigués dio un salto de calidad en el tramo final y a punto estuvo de obtener la clasificación para la Europa League. La notoria mejora fue provocada prácticamente en su totalidad por el despertar de la delantera celeste, conformada por la inseparable dupla Orellana-Nolito y el brasileño Charles. El buen momento de forma de los tres atacantes aupó al Celta a ocupar las posiciones nobles de la tabla.

Con la llegada del 'Toto' Berizzo quedó claro que el conjunto olívico no sufriría en el ataque, si no en la parcela defensiva: 19 goles anotados en pretemporada frente a los ocho encajados presagiaban un futuro positivo para el Celta. El entrenador argentino decidió mantener a los extremos chileno y gaditano, pero sustituyó a Charles por Joaquín Larrivey, obteniendo un resultado satisfactorio. Un comienzo liguero inimaginable antes de iniciarse la temporada se culminó con un triunfo vigués en el Camp Nou que supondría además haber anotado en sus diez primeros encuentros un total de 17 dianas. No obstante, un empate sin goles ante el Granada desencadenaría hasta seis partidos sin ver puerta, obteniendo un solo punto. Una sequía goleadora que ha quedado escrita en la historia del Real Club Celta y que se ve frenada gracias al parón navideño. Berizzo debe dar con la tecla al comienzo de 2015 para regresar a la senda del gol y, por tanto, volver a vencer.

Fabián Orellana

El 2014 que está a punto de acabarse es el mejor año de la carrera deportiva del jugador chileno. El Ninja supo sobreponerse a ser uno de los descartes de Luis Enrique a principios de la temporada pasada, para acabar siendo uno de los pilares de su equipo y continuar siéndolo en este curso con Berizzo a los mandos.

Orellana empezó 2014 como un tiro, firmando un doblete contra el Betis en Balaídos que lanzaba al Celta hacia la zona tranquila en la que se movió toda la segunda vuelta. El de Santiago se asentó en el extremo derecho y firmó una notable segunda vuelta que le llevó a ser convocado por Chile para disputar el Mundial de Brasil, si bien, es cierto que no disputó un minuto. Actuaciones brillantes, como en Villarreal o en Almería, o en Balaídos contra el Valladolid, congraciaron al Ninja con la afición celeste y con el propio Luis Enrique, que reconoció su error descartándolo.

Pero cuando todo parecía estable alrededor de Orellana, el verano volvió a agitar su situación. Diversas informaciones apuntaban a que saldría del Celta para volver a jugar a su país. Hubo insinuaciones de rebeldía del jugador, informaciones que daban por hecho su fichaje por Colo-Colo y aseveraciones de que el futbolista no volvería a Vigo. El tiempo da y quita razones y el Ninja se incorporó al stage de Marbella junto al resto de sus compañeros y completó la pretemporada sin ningún problema.

Igual que el Celta, Orellana empezó como un cohete la Liga, marcando en las tres primeras jornadas contra Getafe, Córdoba y Real Sociedad. Su entendimiento con Nolito era espectacular y eso sumado al plus de agresividad y trabajo sucio del recién llegado Larrivey, convirtió a la delantera del Celta en una de las mejores del campeonato en su arranque. La electricidad del chileno era un valor seguro para el exigente ritmo marcado por Berizzo. Un ritmo que dio resultados hasta que bajó. El equipo tuvo un bache que le mantiene seis jornadas sin ganar y sin marcar y Orellana no ha sido menos. El chileno ha perdido esa punta de velocidad, esa chispa desequilibrante, esa marcha más. No obstante y a pesar de todo, apareció en el último suspiro del partido de vuelta de la Copa del Rey para darle la victoria y el pase a octavos a los celestes con un gran gol. Un precioso momento para el final de un año espectacular, difícil de superar. Pero si algo ha demostrado el Ninja, es que para él no existen imposibles.

Santi Mina

El año del canterano ha sido una continua batalla para mantenerse a flote, para no dejarse engullir por el estancamiento, o peor aún, por el olvido. El futbolista más joven de la historia del Celta en hacer un gol en Primera División se encuentra en la actualidad en el punto más cercano a ser una realidad. En la primera parte del año, su protagonismo menguó con respecto a su fulgurante aparición en el equipo de la mano de Luis Enrique. La recuperación de Bermejo y la tecla que encontró el asturiano en la segunda vuelta, dejaron a Santi con pocas oportunidades. No obstante, el atacante vigués participó en 29 partidos de Liga y dos de Copa al final de la temporada, lo cual no está nada mal para un niño de 17 años.

La llegada de una nueva temporada y un nuevo entrenador abrían nuevas esperanzas para Santi Mina. Sin embargo, la llegada de Larrivey también ponía nuevos impedimentos a su crecimiento. La cosa empezó muy mal para él. Con la terna de delanteros en estado de gracia, apenas había sitio para un indiscutible de la campaña anterior como Charles. Cuanto menos para Santi. El canterano se convirtió, junto a David Costas, en el único jugador que no había debutado y su nombre empezó a sonar con fuerza para salir del Celta en el mercado invernal.

Sus primeros minutos los disfrutó contra el Levante, el 24 de octubre. Salió como titular en el extremo derecho, sustituyendo al sancionado Orellana y cuajó un buen partido. Pero ha sido en el último mes cuando Berizzo ha depositado confianza real en Mina. La Copa del Rey le ha dado minutos y él ha respondido siendo el mejor de la eliminatoria UD Las Palmas-Celta, anotando un gol en cada campo y dejando detalles de gran calidad. A raíz de sus buenas prestaciones en el torneo del KO, Santi encontró continuidad en la Liga, jugando minutos en el Bernabéu y saliendo como titular en Málaga y en Balaídos contra el Almería, en los dos últimos partidos de 2014 para el Celta. Habrá que ver si 2015 le da la continuidad que necesita y su crecimiento le lleva a dejar de ser un diamante en bruto para convertirse en la joya de la corona de la factoría A Madroa.

Welliton Soares

El paso de Weilliton Soares por el Celta no pasaría de ser el de alguien con dificultad para ser recordado entre los aficionados con el paso de los años. Ni pena ni gloria en lo deportivo. Nada. El brasileño llegó a Vigo avalado por su nombre y por un pasado que atestiguaba que el delantero había sido pichichi de la Liga rusa dos veces consecutivas. Polvo en el viento. El futbolista que arribó a las Rías Baixas en el último suspiro del mercado invernal estaba gordo, a una distancia sideral de una buena forma y con una predisposición al trabajo y a la adaptación más bien escasa. Si bien es cierto que en ese momento parecía mucho mayor de lo que luego demostraría.

Cuatro minutos. En el caso de Welliton no hacen falta amplias tablas estadísticas para valorar su rendimiento. Lo que dura una cerveza en un tórrido día de verano, una canción cualquiera, una tapa de jamón entre risas con amigos. Un momento. Cuatro minutos que el brasileño disputó en el Elche-Celta del pasado 1 de marzo. Los datos afirman que tocó dos balones, aunque la memoria parece querer llevarles la contraria. Fue el principio y el fin. Welliton no vistió más la celeste (de hecho nunca la vistió, porque en el Martínez Valero salió de negro).

Foto: Real Club Celta de Vigo.

Pero su anecdótica participación en el Celta no pasaría de ahí si no fuera por un escándalo con repercusión a nivel nacional protagonizado por el brasileño: Welliton fue detenido por la policía local de Vigo cuando conducía su coche a gran velocidad, quintuplicando la tasa de alcohol permitida y saltándose varios semáforos en rojo, la madrugada del domingo al lunes, 5 de mayo. El affaire se zanjó con una retirada del carné de conducir por un año y una multa de 9.000 euros.

Actualmente forma parte de la plantilla del Mersin İdmanyurdu turco, en el que intenta volver a sentirse futbolista.

Mario Bermejo

El ariete cántabro despidió de mala manera la temporada de la permanencia del Celta en Primera División, ya que sufrió una rotura de ligamento y menisco en su rodilla izquierda en el encuentro que enfrentaba a los vigueses con el Atlético de Madrid. Bermejo, que se mantuvo alejado de los terrenos de juego durante más de medio año 2013, realizó un duro proceso de rehabilitación para poder regresar en diciembre de ese mismo año. La afición celtiña, que siempre mostró un gran agradecimiento y aprecio hacia el atacante, recibió con una gran ovación a SúperMario cuando volvió a pisar el verde, disputando los minutos finales del choque copero ante el Athletic Club.

Foto: Diario Atlántico.

Llegó 2014 y, como enuncia el popular refrán, año nuevo, vida nueva. El Celta comenzó el mes de enero sin una delantera definida. Orellana empezaba a resurgir de sus cenizas y Nolito demostraba que era un futbolista válido para el Celta, pero Charles se encontraba en horas bajas. Ante el delantero santanderino se presentaba la oportunidad de acaparar minutos en el terreno de juego y, si algo caracteriza a Mario Bermejo, es su afán por ganarse un puesto, su lucha incondicional y su idea de no rendirse nunca. Dejándose la piel en cada entrenamiento y aprovechando al máximo sus oportunidades sobre el césped, fue sumando cada vez más minutos con la elástica celeste, hasta llegar a convertirse en la máxima referencia ofensiva del conjunto olívico.

Luis Enrique utilizó al cántabro especialmente como futbolista revulsivo cuando era necesario un cambio de ritmo en determinados encuentros. Bermejo disputó un total de 13 partidos en Liga, aunque tan solo en dos de ellos partió de inicio. El regreso de SúperMario no resultó todo lo satisfactorio que a él y a la afición celtiña hubiese gustado, ya que no lograría ver puerta en sus últimos encuentros como futbolista profesional. Cerca estuvo de anotar, ante el Real Madrid en Balaídos, estrellando un balón en la madera. Al terminar la temporada su futuro estaba en el aire. El santanderino pretendía seguir defendiendo los colores blanco y celeste al menos una temporada más, pero el Real Club Celta tenía otros planes para él. Finalmente, Mario Bermejo prefirió permanecer en Vigo antes que jugar en Segunda División con cualquier otro club, por lo que se integró en la Secretaría Técnica de la entidad gallega.

Charles Dias

Charles arribó a Vigo con el cartel de máximo artillero de la Liga Adelante, con 32 goles, para suplir a Iago Aspas. A pesar de no haber visto puerta durante la pretemporada, se adaptó pronto a su nuevo club y llegó a marcar en tres de sus cuatro primeros partidos, convirtiéndose en el primer futbolista que se apuntó un tanto en el Nuevo San Mamés. Desde el minuto uno demostró que se caracteriza por luchar constantemente, dejarse la piel en cada encuentro, pelear por cada balón como si fuese el último y defender al máximo la elástica celeste. La falta de competencia en un puesto medio huérfano a principios de temporada le ayudó también a obtener la titularidad indiscutible.

Su compatriota Welliton, que llegó al Celta en enero de 2014, no intentaría siquiera despojar a Charles de su puesto, quien se vio obligado a pelear por su hueco en el once tras el regreso de Mario Bermejo y el despertar de Santi Mina. No obstante, Luis Enrique apostó habitualmente por el ariete paraense. La parroquia celeste incrementaría su cariño y agradecimiento hacia Charles tras lograr, con dos tantos, la remontada céltica ante el Valencia (2-1) en la decimonovena jornada liguera. El brasileño pondría fin a la temporada con otro doblete, frente al Real Madrid, sumando un total de 12 goles y disputando 30 encuentros (tan solo en uno de ellos partiendo desde el banco de suplentes).

Luis Enrique decidió poner fin a su corta etapa como entrenador del Celta para dar paso a Eduardo Berizzo, junto al cual llegarían a Vigo cinco futbolistas procedentes de diferentes conjuntos, entre los que se encontraba el artillero Joaquín Larrivey. En pretemporada, ni Chares ni el argentino parecían partir con ventaja, pero las cinco dianas de Larrigol frente a un único tanto de Charles provocaron que el exjugador del Rayo Vallecano se hiciese con la titularidad en el primer compromiso oficial de la temporada, ante el Getafe. No obstante, el ‘9’ céltico optó una vez más por no rendirse y aprovechar cada minuto en el terreno de juego. Charles no ha visto puerta en lo que va de competición, aunque anotó un gol en La Rosaleda que no subió al marcador porque el colegiado lo anuló, considerando que el brasileño partía en posición incorrecta.

Nolito

El mayor desembolso del Celta en el verano de 2013 se realizó con objeto de que Manuel Agudo vistiese la elástica celeste, a petición del técnico asturiano Luis Enrique, quien había dirigido al gaditano en el FC Barcelona B. Nolito comenzó su andadura por Vigo dejando destellos de su indudable calidad y anotando ante el Betis en la primera victoria de los vigueses en la 13/14. Sin embargo, con el paso del tiempo bajó el ritmo e incluso empezó a sembrar serias dudas entre los seguidores celtiñas. En toda la primera vuelta no superaría la cifra de tres goles, lo que provocaría que Fabián Orellana terminase quitándole el puesto en más de un choque.

Con la llegada del nuevo año, Luis Enrique dio con la tecla y logró que tanto Orellana como Nolito se ganasen la titularidad. El chileno y el gaditano demostraron una gran complementariedad y acapararon la mayoría de los minutos en Liga. El encuentro del Celta ante el Betis, al igual que para Orellana, marcaría un antes y un después en la trayectoria de Nolito. A su diana ante los verdiblancos le sucederían hasta diez goles en 17 partidos. El de Sanlúcar de Barrameda iría de menos a más y lograría enamorar a la afición celtiña con sus goles, asistencias e inigualable calidad técnica. Manuel Agudo entraría en la historia del club olívico convirtiéndose en el primer futbolista vestido de celeste en lograr tres dobletes consecutivos en Liga. Además, superó los doce tantos obtenidos por Iago Aspas en el curso anterior, elevando la cifra a catorce, habiendo disputado 35 encuentros (24 de ellos como titular).

Las vacaciones de verano llegaron en el mejor momento de forma del andaluz desde su llegada a las Rías Baixas. A su regreso, Nolito prolongó su racha y anotó siete goles en pretemporada, destacando la victoria celtiña frente al Everton (1-3) y las tres dianas del ‘10’. El ‘Toto’ Berizzo, al igual que su antecesor, decidió apostar por el gaditano como máximo referente en la punta del ataque, acompañado por Orellana y Larrivey. El experimento pareció funcionar, ya que en el primer encuentro de Liga los tres delanteros anotaron. Atlético de Madrid, Deportivo y Athletic Club fueron víctimas de un sanluqueño en estado de gracia. Nolito continuó progresando adecuadamente hasta llevar al Celta a la victoria en el Camp Nou asistiendo de tacón a Joaquín Larrivey. Su momento culmen como céltico provocó que el seleccionador nacional, Vicente del Bosque, contase con él para participar en el amistoso que la ‘Roja’ disputó en la ciudad olívica ante Alemania.

No obstante, desde su estreno con el combinado español, el atacante parece haber ido a menos. Además de no haber anotado desde entonces, Nolito no ha logrado volver a ser ese futbolista decisivo que finalizó la pasada campaña con catorce dianas. Sus participaciones han pasado a ser bastante discretas, lo que ha sido un factor fundamental para que el Celta sume seis partidos sin perforar las mallas de la portería rival. Aun así, el gaditano ha disputado los 16 choques del conjunto vigués esta temporada, trece de ellos partiendo en el once inicial.

Joaquín Larrivey

Procedente del Atlante mexicano y dejando atrás tres etapas diferentes en el Cagliari, Larrivey arribó en Vallecas en agosto de 2013 con el cartel de veterano goleador curtido en mil batallas. Todo un trotamundos que nunca permaneció más de tres años en un mismo club. Durante sus primeros meses en España pasaría desapercibido al no lograr superar los dos goles en Liga -uno de ellos en Balaídos ante el Celta (0-2)-, a pesar de contar con la titularidad en más de una ocasión.

No obstante, la afición rojiblanca podría disfrutar del mejor Joaquín Larrivey. El argentino demostraría sus dotes de delantero goleador ya avanzada la segunda vuelta del campeonato nacional. Una vez se desató y cogió soltura, el de Gualeguay llegó a anotar un total de diez dianas en el tramo final. De cabeza, con el pie derecho, con el izquierdo, los goles se sucedían a medida que la afición rayista se enamoraba aún más de un argentino luchador que se dejaba la piel en cada partido.

Tras un excelente final de temporada, el Celta decidió hacerse con los servicios de Larrivey a coste cero, ya que había firmado anteriormente un contrato con un año de validez como futbolista del Rayo. A su llegada comenzaron los debates acerca de quién debía ser el ariete titular de los celestes, entre él, Charles y Mina. El argentino no quiso dejar lugar a dudas y mostró un gran compromiso desde que se enfundó por primera vez la elástica celtiña. Durante la pretemporada aprovechó al máximo cada oportunidad de la que dispuso, peleando por cada balón como si fuese el último para tratar de convencer a Berizzo. Hasta cinco goles anotaría e. de Gualeguay en los enfrentamientos preparatorios, lo que le llevaría a la titularidad. Una vez consiguió un puesto en el once, decidió defenderlo y no soltarlo bajo ningún concepto, lo que le llevó a sumar siete goles en las primeras diez jornadas.

Larrivey se convirtió en héroe del celtismo al ser el autor del tanto que dio la victoria al Celta en el Camp Nou. Un momento culmen al que sucedería la falta de gol que acompaña a los gallegos desde entonces: seis encuentros sin ver puerta. El 2014 no termina muy bien para Larri ya que, además de haber materializado un único gol en más de un mes –ante Las Palmas en Copa-, podría ser sancionado con hasta doce partidos alejado de los terrenos de juego. Además, por un hecho del que poco participó*. Que Joaquín Larrivey recupere el gol tras las vacaciones de Navidad puede ser trascendental para el desenlace de la temporada en Vigo.

*: una vez finalizó el choque liguero entre Celta y Almería el pasado viernes 19 en Balaídos, Augusto Fernández se dirigió al colegiado del encuentro calificándolo de “ladrón”. No obstante, Jesús Gil Manzano reflejó por error en el acta arbitral que el autor había sido Larrivey y, dado que el extremeño no ha rectificado, el delantero argentino podría mantenerse una larga temporada sin enfundarse la elástica celeste.

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Yuri Carrazoni | Borja Refojos
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