El engranaje, el centro de operaciones en el que se desarrolla el grueso de la actividad futbolística en el Real Club Celta de Vigo. Con la llegada de Luis Enrique en la segunda mitad de 2013, el centro del campo recuperó la importancia que había tenido con Paco Herrera. Lo mismo ha ocurrido con Eduardo 'Toto' Berizzo, quien ha depositado en futbolistas como Michael Krohn-Dehli o el recién incorporado Nemanja Radoja gran parte de las responsabilidades tanto ofensivas como defensivas de un equipo valiente y combinativo.

La lesión del capitán Borja Oubiña, la llegada y el adiós de Rafinha, los problemas físicos de Augusto, la irregularidad de Álex López, la falta de asentamiento de Pablo Hernández y la inestabilidad de los canteranos en el mediocentro han sido varios de los titulares que los centrocampistas celestes han desarrollado a lo largo de un 2014 que, pese a haber contado con varias malas noticias y un final desastroso, deja buenos recuerdos, un sabor de boca en cierto modo dulce y destellos de lo que este equipo puede llegar a ser en un futuro quizá no tan lejano.

Borja Oubiña

Este no ha sido, ni mucho menos, el mejor año para el capitán del Celta. A pesar de empezar 2014 como acabó 2013, siendo fijo en el esquema de Luis Enrique y la piedra angular de su centro del campo, su protagonismo se esfumó súbitamente, coincidiendo con el asentamiento de Krohn-Dehli como pivote.

Oubiña se mantuvo en el once titular durante el mes de enero, jugando al completo los partidos contra Real Madrid, Valencia, Espanyol y Betis. En la importante victoria de Granada también empezó como titular, pero abandonó el partido mediada la segunda mitad. Fue el punto de inflexión en su temporada ya que, a partir de ahí, pasó a ser considerado suplente habitual. De hecho, en los últimos 16 partidos de Liga, solo disfrutó de la titularidad en cinco de ellos. A pesar de ser un asiduo del banquillo, del que no llegó a desaparecer, solo tuvo la oportunidad de entrar en el terreno de juego en el Camp Nou. Después de este encuentro se mantuvo inédito durante cinco partidos.

Una lesión ha mantenido a Oubiña apartado del fútbol desde agosto (Foto: Carla Cortés / VAVEL).

El inicio de la temporada, y el cambio de técnico, le traía una nueva oportunidad al capitán, ya que Eduardo Berizzo manifestó desde un primer momento que devolvería a Krohn-Dehli al interior, y que no contaría con él como pivote. Borja Oubiña volvía a quedarse solo en su posición, a falta del ya clásico posible refuerzo del que siempre se habla durante el verano.

Lamentablemente, esta vez sí fue necesaria la incorporación de un nuevo pivote, ya que Oubiña se resintió de su maltrecha rodilla izquierda. Una artritis le obligó a pasar por el quirófano el 5 de agosto. Lo que en principio le iba a tener de baja unos cuantos meses, ha acabado por llenar de dudas su futuro por la lentitud de la recuperación, hasta el punto de que el Doctor Cota ha llegado a afirmar que su retirada es, a día de hoy, una posibilidad.

Nemanja Radoja

La lesión de Oubiña obligó a intensificar la búsqueda de un mediocentro natural. En principio se echaron las redes sobre el mercado sudamericano, con varias posibilidades de las que en entorno hablaba sin cesar. Pero la elección final fue de corte bien diferente: Nemanja Radoja, internacional sub-21 serbio de solo 21 años, un completo desconocido para la afición céltica, que llegaba avalado por su buen trabajo en la Vojvodina, y por recomendación de Zoran Maric, ex-jugador del Celta, y actual técnico del equipo serbio.

Su llegada tardía a la disciplina de Berizzo, su desconocimiento del español e incluso del inglés, que obligaba al delegado del equipo, Vlado Gudelj, a hacer de traductor, retrasó su entrada en las alineaciones, en pugna con el otro pivote operativo del club, Borja Fernández. Pero enseguida se hizo con la titularidad: después de jugar seis minutos testimoniales en la apertura del curso contra el Getafe, entraba en el once inicial en la segunda jornada, en Córdoba. En total ha participado en 15 de los 16 partidos de Liga del Celta, 14 como titular, siendo sustituido solo tres veces, y acumulando más de 1200 minutos. Cifras que hablan de la importancia que tiene el serbio en el esquema de Berizzo.

Radoja, clave en el centro del campo vigués (Foto: Jaime Del Campo / VAVEL).

Sin embargo, en los últimos partidos, seguramente motivado por la mala racha de resultados del equipo, ha perdido algo de protagonismo. Contra el Eibar, en la jornada 13, fue reemplazado a la hora de partido. Dos jornadas después, en la derrota en La Rosaleda, no disputó ni un solo minuto. Y contra el Almería, en la derrota que cerraba el año, volvió a ver el camino del banquillo nada más iniciarse la segunda mitad. Berizzo busca soluciones, y una de ellas ha sido, una vez más, la introducción de Krohn-Dehli como pivote, lo que amenaza la titularidad de Radoja.

Para completar el 2014 de la confirmación de Radoja como futbolista de nivel internacional, en octubre el centrocampista participó activamente en la clasificación de la selección serbia sub-21 para el europeo de 2015 en la República Checa, y también para los JJOO de Río 2016. Hecho relevante por haber sido conseguido en una dramática eliminatoria contra la selección española, que queda apeada así de esas dos importantes citas. Radoja jugó tanto el partido de ida como el de vuelta.

Borja Fernández

Es el tercer mediocentro en discordia, el hombre llamado a ser el sustituto de Borja Oubiña en el futuro. El canterano, que ya había participado en la anterior pretemporada del primer equipo de la mano de Luis Enrique, empezó el año 2014 en el filial, donde era una de las piezas claves en la lucha por la salvación, que al final no pudo conseguirse. Borja Fernández disputó un total de 30 partidos la temporada pasada, anotando tres goles.

Este verano, el futbolista se incorporó a la concentración de pretemporada del Real Club Celta acompañando a un tocado Borja Oubiña, y a la espera de la llegada de un nuevo pivote que completara la plantilla. Y el canterano aprovechó la oportunidad a la perfección, disputando más minutos que ninguno de sus compañeros del filial y dejando, en líneas generales, una gran impresión.

Borja Fernández ha gozado de sus primeras oportunidades en este 2014 (Foto: Santiago Pérez / VAVEL).

Esta buena pretemporada y la lesión de Oubiña le abrieron de par en par las puertas del primer equipo, en el que tomó la alternativa en la primera jornada de Liga, contra el Getafe, por delante del recién llegado Radoja. Borja Fernández tuvo una buena actuación en su debut en Primera, jugando 87 minutos. Sin embargo, su eclosión no tuvo continuidad. Radoja le ganó el puesto ya en la segunda jornada, y no lo ha vuelto a recuperar. El canterano fue perdiendo importancia en el equipo, hasta el punto de quedar fuera de muchas convocatorias, por lo que empezó a alternar primer equipo y filial. En Primera División solo ha participado en otros dos partidos, en la jornada 8 en San Mamés y en la 10, en el Camp Nou. En ambas ocasiones entró desde el banquillo, para sumar un total de 124 minutos. A ellos hay que sumar los 90 minutos del partido de ida de Copa en Las Palmas, ya que en la vuelta ni siquiera entró en la convocatoria. Son unos guarismos muy pobres para un futbolista que apuntaba muy buenas maneras en pretemporada, y que a sus 19 años necesita minutos. Por suerte, ya ha podido jugar siete partidos con el filial en Segunda B (hay que recordar que el club compró la plaza del desaparecido C.D. Ourense este verano), para seguir con su progresión, adornando sus estadísticas con un gol en Coruxo para cerrar el año.

Michael Krohn-Dehli

Desde su llegada al Celta hace dos años y medio, Michael Krohn-Dehli ha sido un fijo en el centro del campo. Sin embargo, ha ido ampliando sus funciones, ancheando su parcela del campo de una manera constante y evidente, hasta el punto de que ha acabado convirtiéndose en la referencia, en uno de esos futbolistas sin los que no se puede jugar.

El año 2014 empezaba para él en el banquillo, siendo una opción para las segundas partes, un rol que le fue asignado por Luis Enrique durante toda la primera vuelta del campeonato, pero que se fue preocupando de revertir, coincidiendo con la mejora de los resultados del equipo. De esta forma, estrenaba titularidad coincidiendo con el comienzo de la segunda vuelta contra el Espanyol, en el que era el tercer partido del año. En dicha segunda vuelta participó en 18 partidos, todos menos el del Camp Nou, en el que Luis Enrique reservó a gran parte de sus titulares, y solo entró desde el banquillo en cuatro de ellos. Fue el momento de su consolidación como pivote, posición en la que nunca había jugado, y desde la que acabó cimentando la espectacular racha de resultados con la que Luis Enrique se despidió del Celta.

Krohn-Dehli se ha convertido en el cerebro vigués (Foto: Ricardo Larreina / VAVEL).

A la vuelta del verano, Berizzo desveló que no pensaba utilizarlo en esa posición, sino como interior, y apostó fuerte por él. De hecho, en lo que va de campeonato, ha jugado los 16 partidos, 12 de ellos completos, sumando un total de 1442 minutos. Es el jugador de campo que más ha participado, solo por detrás del portero Sergio Álvarez.

Pero, al margen de las estadísticas, hay otro factor que lo convierte en indispensable, y es su mencionada polivalencia, que lo ha llevado a brillar tanto desde el extremo como por dentro y, como se ha visto en las últimas fechas, incluso actuando de pivote, a pesar de que Berizzo era reacio a emplearlo en esa posición. Muchas veces, todo ello en el mismo partido. Esto, y la circunstancia de que acaba contrato en junio, ha despertado el interés de equipos de su país, pero también de alguno de la Liga BBVA. El Celta busca su renovación pero, a sus 31 años, el futbolista busca el último gran contrato de su carrera y, a partir del 1 de enero, podrá negociarlo libremente.

Augusto Fernández

El año de Augusto Fernández, para bien y para mal, ha estado protagonizado por el Mundial de Brasil. Con todos sus esfuerzos puestos en estar en la cita mundialista, el argentino galopó sin descanso por la banda derecha del Celta, formando parte de la espectacular racha de resultados que consiguieron los de Luis Enrique. La única pega a su rendimiento de la temporada pasada quizá fue el descenso de su aportación goleadora, ya que solo consiguió dos tantos, uno de ellos, el de la victoria en Granada, durante 2014. Augusto solo se perdió tres partidos en toda la segunda vuelta, incluido el que cerraba la Liga en Valencia, después de la lesión que padeció contra el Real Madrid en Vigo, y que amenazó su presencia en el Mundial. Apurando los plazos de recuperación, consiguió estar a disposición de Sabella en Brasil, formando parte de la flamante selección subcampeona, aunque no llegó a disputar ni un solo minuto.

Los problemas físicos impidieron al argentino mantener su nivel de 2013 (Foto: Antonio L. Juárez / VAVEL).

Los problemas llegaron a su vuelta. Augusto empezó la temporada más tarde que sus compañeros, tardó en coger la forma y entró desde el banquillo en los dos primeros partidos de Liga. El once de Berizzo había quedado bien definido durante la pretemporada, y el argentino no tenía sitio en él. Llegó entonces la convocatoria del nuevo seleccionador, el Tata Martino, y Augusto se fue a jugar contra Alemania. Volvió lesionado. Tras perderse dos partidos de Liga, estrenaba titularidad en Elche, y solo aguantó veinte minutos. Una nueva lesión lo apartó de los campos otros cuatro partidos. Desde entonces ha ido entrando en el equipo, pero solo ha disfrutado de la titularidad en tres ocasiones más. Poco más de cuatrocientos minutos son un escaso bagaje para el que esta temporada ha cogido el testigo de Borja Oubiña como capitán del Celta.

Álex López

El perfil de Álex López es único dentro de la plantilla del Real Club Celta de Vigo. El ferrolano es el arquetipo de centrocampista total, capaz de entregarse en sacrificio en defensa, mover el balón con criterio tanto al pie como al espacio e incorporarse al ataque haciendo uso de su habitual verticalidad. Cuando se encuentra metido en el encuentro, Álex López es una pieza fundamental en el engranaje vigués. Juega y hace jugar. Además, su capacidad para pisar área y hacer goles ha quedado más que contrastada, convirtiéndose así en un peligro constante para las defensas rivales con sus entradas por el centro y sus vertiginosas combinaciones. Sin embargo, este menudo futbolista gallego cuenta siempre con una desagradable compañera de viaje: la irregularidad.

Desde el ascenso del Celta de Vigo a la Liga BBVA en la primavera de 2012, su incapacidad para asentarse en la máxima categoría del fútbol español ha quedado patente, y, a estas alturas, comienza a ser un factor preocupante para la dirección deportiva del club. Álex está destinado a liderar el centro del campo celeste y, sin embargo, se ve relegado constantemente a un segundo plano debido a su falta de continuidad futbolística. Siendo titular indiscutible en la primera mitad de la temporada 2013-2014, su importancia en el equipo cayó drásticamente en la segunda vuelta, participando sólo en ocho encuentros como titular y quedándose fuera de la alineación hasta en siete ocasiones. Además, su caída libre se certificó en la evaporación de sus cifras goleadoras, las cuales se estancaron en los cinco tantos que ya sumaba en el mes de noviembre de 2013.

La irregularidad, principal enemiga de Álex López (Foto: Carla Cortés / VAVEL).

Con la llegada de Berizzo y la salida de Rafinha con destino Barcelona, una nueva oportunidad se abría en el horizonte del centrocampista ferrolano, al menos hasta que Augusto Fernández se recuperase de su lesión y Pablo Hernández consiguiese asentarse en el equipo. De esta manera, Álex López comenzó en agosto una nueva temporada, de nuevo como titular, con la expectativa de romper sus propias barreras definitivamente. El balance, 687 minutos en liga en los que apenas ha anotado un gol (ante el Levante) y una progresiva pérdida de la titularidad que ha terminado enviándolo al banquillo por detrás de Augusto y Krohn-Dehli. Su importancia se ha visto minada, si cabe, todavía más, y una reacción inmediata es requerida para que Álex López se convierta, de una vez, en el futbolista que debe ser. En el líder del círculo central.

Pablo Hernández

El chileno Pablo Hernández llegó al Celta de Vigo al inicio del mercado estival, avalado por el que fuera su entrenador en el O'Higgins, Eduardo Berizzo. De él se esperaba que relevase a Rafinha, que imprimiese la vertiginosa herencia del fútbol sudamericano a la transición defensa-ataque del equipo y que liderase al conjunto en lo que a llegada, desborde y último pase se refería. Quizá demasiadas expectativas para un jugador que apenas había tenido la oportunidad de jugar al fútbol más allá de las fronteras chilenas.

Su debut con la camiseta celeste tardó en llevarse a cabo. Ausente a lo largo de toda la pretemporada, no pudo acoplarse con eficacia al sistema de juego que Berizzo pretendió implantar en el equipo celeste. El 'Tucu' Hernández debutó en la segunda jornada de liga ante el Córdoba en el Arcángel, pero no fue hasta la cuarta, en el Calderón, cuando tuvo su primera oportunidad para salir de inicio. Con apenas diez minutos de juego, una maravillosa genialidad de tacón sirvió para adelantar al Celta ante el Atlético de Madrid y para llamar la atención de una afición que ya empezaba a temer el fracaso de su fichaje.

El 'Tucu' no ha respondido a las expectativas previstas (Foto: Ricardo Larreina / VAVEL).

Desde entonces, el papel de Pablo Hernández en el Celta de Vigo ha sido meramente testimonial. Falta de acoplamiento, sensación de desentendimiento y desconcentración continuas y una seria descoordinación con sus compañeros le han impedido explotar sus obvias virtudes (descaro, calidad técnica...) y han realzado sus tampoco reducidos defectos. En los 607 minutos que ha disputado a lo largo de once encuentros, su nivel no ha ascendido ni un ápice, y parece obvio que, si se pretende que en algún momento llegue a empacar con la idea futbolística del Celta, deberá cambiar de mentalidad. De lo contrario, los rumores de fracaso habrán triunfado.

Rafinha Alcántara

El paso de Rafinha por la plantilla celeste se puede resumir como un periplo sumamente dulce pero triste al mismo tiempo. Su fútbol embelesó a la afición hasta límites insospechables, pese a la nostalgia constante que transmitía el hecho de saber con antelación que aquella sería la primera y última temporada del futuro astro hispanobrasileño formando parte del equipo en el que brilló su padre. Su fútbol veloz, dotado de una técnica exquisita y un sentido colectivo del juego que encajaba a la perfección con la idea futbolística de Luis Enrique, le dio unos galones que no soltaría hasta la última jornada de Liga, en la que se despediría de la zamarra azul celeste en Mestalla.

El paso de Rafinha por Vigo fue dulce y triste a partes iguales (Foto: Carla Cortés / VAVEL).

Durante los diez meses que vivió en Vigo disputó 32 encuentros ligueros para un total de 2437 minutos, eirigiéndose líder indiscutible de los tres cuartos de campo celestes y formando un cuarteto ofensivo temible junto a Nolito, Orellana y Charles en la fase final del campeonato. Su sonrisa agridulce al despedirse de Balaídos entregando la victoria ante el Real Madrid y los cuatro goles que anotó fueron las ofrendas que un enamorado de Vigo dejó en su hogar antes de partir en busca del éxito que, a buen seguro, hallará en Barcelona.

Lèvy Madinda

Madinda es un jugador peculiar dentro de la plantilla viguesa. Siendo internacional con Gabón y originario de ese país africano, su aspecto exótico llama la atención para ser un canterano del equipo celeste. Su fútbol, sin embargo, cuaja con fluidez en la filosofía que tanto Luis Enrique como Berizzo han tratado de imprimir al equipo a lo largo de este 2014. Su competencia, sin embargo, es elevada. Futbolistas de mucha calidad como Krohn-Dehli, Rafinha, Álex López, Augusto Fernández o Pablo Hernández se han antepuesto al pequeño gabonés en la posición de centrocampista adelantado que tanta influencia tiene en el juego del Celta. Todo ello pese a que los minutos que ha tenido, los ha aprovechado.

La que, a estas alturas, puede considerarse la mejor etapa de Madinda en el Celta de Vigo, sin embargo, se dio entre los meses de febrero y mayo de este 2014. En ellos, el gabonés disputó nueve de los últimos doce encuentros de la temporada, participando incluso en cuatro de ellos como titular y ofreciendo un gran rendimiento, para cerrar la temporada con un total de 640 minutos disputados y dos asistencias de gol entregadas, y, asimismo, dejando entrever un futuro exitoso que probablemente estaba a punto de llegar. La confianza de Luis Enrique le sirvió para mostrar sus cartas y no hizo un mal uso de ellas.

Madinda ha contado con menos oportunidades de las esperadas (Foto: Carla Cortés / VAVEL).

Pese a todo, con la llegada de Berizzo al banquillo vigués, Madinda ha vuelto a la sombra. Durante los dieciséis primeros encuentros de la temporada, el mediocentro de origen africano apenas ha podido pisar el césped en tres ocasiones, además de una pequeña aparición en la ida de la Copa del Rey. Un nuevo receso en una carrera que parecía destinada a despegar pero que deberá seguir esperando, en la pista de salida, con los ojos bien abiertos y la mente dispuesta para dirigir, crear y demostrar que todavía hay esperanza y hueco para él en la plantilla.