Complicado. Así se podría resumir el 2014 de Leo Messi. Al igual que su club, estos 365 días se han podido ver luces y sombras del argentino. El, para muchos, mejor jugador del mundo comenzó el año con la recta final de la recuperación de una grave lesión que le apartó dos meses de los terrenos de juego y que sembró muchas dudas sobre el estado físico del jugador. Su vuelta, el 8 de enero, llegó en un buen momento de juego del club azulgrana y todo hacía prever un buen final de campaña de los azulgranas.
Morir en la orilla
El argentino que desde la jornada 8 hasta la 22 no anotó ningún gol en liga, fue capaz de recuperar su faceta goleadora en el tramo final de temporada. Algo que permitió al conjunto azulgrana luchar hasta la última jornada el título liguero en un mano a mano contra el Atlético de Madrid. Un momento dulce para el argentino que tuvo su máximo esplendor en las jornadas 28 y 29, ante Osasuna y Real Madrid. Significativo fue el hat-trick del clásico puesto que sirvió para remontar el partido y dar un golpe de efecto a una liga que se hubiese escapado de haber caído en el Bérnabeu. Sin embargo, a pesar de los 20 goles y de las 8 asistencias que sumó el crack azulgrana, la liga se escapó en la última jornada de la Liga al empatar a uno contra el Atlético de Madrid, que acabó ganando el título liguero.
Leo, una temporada más, busca volver a reivindicarse como el mejor futbolista del mundo.
Igual de decisivo, pero también con algún altibajo fue la Copa del Rey realizada por el astro argentino. Sus 5 goles, y 3 asistencias, no sirvieron para que los azulgranas levantarán un título que se acabó llevando el Real Madrid. No llegaron tan lejos los azulgranas, y por lo tanto, Leo Messi en la máxima competición continental, la Champions League. En el 2014, el argentino tuvo un papel transcendental en la eliminatoria de octavos de final ante el Manchester City, en la que dos goles suyos pusieron de cara el pase a los cuartos. En ellos se vieron las caras ante el mismo rival que les robó la liga, el Atlético de Madrid del Cholo Simeone. El técnico argentino logró neutralizar a las estrellas azulgranas y sobre todo, evitó que Leo Messi entrara lo suficiente en juego como para complicar la vida a los colchoneros. Un empate a 1 en el Camp Nou y un 0 a 0 en el Calderón decantaron los cuartos a favor de un Atlético de Madrid que en el 2014 le tomó la medida al conjunto azulgrana.
Acariciando el sueño
Tras una temporada con la sombra del Mundial y de una lesión que impidió ver al mejor Leo Messi, el argentino llegó al verano del 2014 con un único título, la Supercopa de España. El '10' vio como Liga y Copa se escapaban en el último suspiro y como en la Champions, un Atlético de Madrid superior conquistaba la eliminatoria. Una temporada con luces y sombras que había que olvidar rápido puesto que el Mundial estaba a la vuelta de la esquina. En Brasil, Leo cogió se echó el equipo a la espalda y por fin pudo anotar los goles que se le escaparon en Sudáfrica.
Su papel fue determinante en una fase de grupos que acabó con 4 goles y con Argentina clasificada como primera de grupo. Sin embargo, Leo Messi adquirió otro protagonismo en el resto de fases. Fue el encargado junto a Mascherano de dirigir el juego del combinado argentino. En octavos, ante Suiza fue el asistente en el gol de Di María que dio el pase a Argentina en la prórroga. Menos decisivo fue el papel del 10 en cuartos y semifinales. Aún así no le tembló el pulso en la decisiva tanda de penaltis ante Holanda y anotó el suyo. A pesar de intentarlo todo, Messi vio como se le escapaba un título más en el 2014. El sueño del Mundial, que nunca había estado tan cerca para él, se escapó en el momento en el que Götze hizo el decisivo tanto para Alemania. Navegar para morir en la orilla una vez más. La misma historia que vivió en Barcelona, lo vivió en Brasil con su selección. A un paso de hacer historia.
Escribiendo una nueva historia
Una vez pasado el Mundial, tocó pensar de nuevo en su club. A su vuelta a la Ciudad Condal, algunos cambios. Entrenador nuevo, fichajes nuevos y ante todo, proyecto regenerado. O eso, a priori, pareció indicar la serie de cambios que el club realizó. Uno de los objetivos para la temporada era recuperar la mejor versión del argentino. Olvidar la campaña anterior y entrar de la mejor forma en la nueva. Como si de un novato se tratará, Leo, una temporada más, busca volver a reivindicarse como el mejor futbolista del mundo. Leo, ante todo, quiere volver a levantar los títulos importantes.
Su historia sigue escribiéndose. Su destino, la cima mundial
La temporada comenzó bien, tanto para el club como para el jugador. Messi, muy participativo tanto en la fase de creación, y con la puntería más afinada que en la campaña anterior. Hasta el clásico, en la jornada 9, Leo sumó más asistencias que goles. Llegó al Bernabéu con 9 asistencias y 7 goles. Tras el derbi, el argentino sumó 8 goles, para ayudar a dejar al equipo en el parón invernal en la segunda posición de la tabla.
Más efectivo se ha mostrado en la Champions. Tras los 6 partidos de la primera fase se ha colocado como segundo máximo goleador de la competición con 8 tantos. Además, ha aportado dos asistencias, y se ha mostrado como pieza necesaria para pelear por esta competición. Si el argentino está bien, los azulgranas tienen licencia para soñar.
La misma historia que vivió en Barcelona, lo vivió en Brasil con su selección.
Este año no ha sido el mejor de Leo Messi, a la vista de los resultados deportivos. A pesar de todo, ha logrado mantener buenas cifras, tanto de goles como de asistencias. Una muestra de la enorme calidad de un futbolista que no parece encontrar límites. En su mal año, ha sido de convertirse en el máximo goleador de la historia de la Liga y también el máximo goleador de la historia de la Champions League, superando así tanto a Telmo Zarra, como a Raúl González. Dos récords, al alcance de muy pocos futbolistas. Una muestra más de que su fútbol está en una dimensión superior. Su historia sigue escribiéndose. Su destino, la cima mundial. Leo Messi, insaciable.