Extremo veloz, zurdo, con un magnífico desborde. Conducía la pelota pegada al pie, fuera del alcance de los defensas. Habilidoso, con un cambio de ritmo difícil de ver, y un golpeo de balón que aún no se ha podido olvidar en El Molinón. Si se habla de fútbolistas nacidos fuera de España que dejaron su huella en Gijón, este extremo argentino y Lediakhov son seguramente los mejores. 

Criado en la cantera de Boca Juniors, pronto se convirtió en pieza clave de los argentinos. Boca llevaba años sin alzarse con el Campeonato Nacional, dicen los más viejos que a causa del bajo nivel de sus atacantes. Con tan solo18 años, Ferrero se ganó el puesto en la banda izquierda, contribuyendo a la consecución de dos Campeonatos Nacionales. También llego a debutar con la Selección Argentina, cuando Menotti era el entrenador de la albiceleste, pero tras esa convocatoria en 1974, no volvería a la selección gasta siete años después.

Un fichaje caro y arriesgado

Corría el año 1975 y Boca Juniors se encontraba en España ultimando su preparación de cara a la siguiente temporada. Fue entonces cuando el por aquel entonces entrenador del Sporting, Bernardino Pérez Eliazarán se fijó en él tras verlo jugar en Valladolid. El encargado de cerrar el traspaso fue Enrique Casas, que cerró la operación en doce millones de pesetas. Por aquel entonces, la cifra más alta pagada por el Sporting en toda su historia. Debutó en un encuentro del Trofeo Costa Verde frente al CSKA de Sofía búlgaro. Aquella temporada se haría fijo en el once, junto a Quini y Churruca.

No estaría exenta de polémica su llegada, y es que, para que Ferrero entrara en el equipo, se cambió de banda a Churruca, pasando de la izquierda a la derecha, lo que originó una bajada de rendimiento de vasco. No mejoró la situación con el paso de los partidos, y un Sporting con una increíble plantilla, iba a descender a Segunda. Ese mismo verano, Churruca iba a salir dirección Bilbao a cambio de 50 millones de pesetas, dinero empleado en la construcción de Mareo. El equipo iba a conseguir el ascenso tras quedar primero al superar al Oviedo, precisamente con un gol de Ferrero en el último minuto.

Vuelta y gloria

El regreso a Primera no pudo ir mejor. Tras una excelsa temporada, el equipo iba a clasificarse para la Copa de la UEFA, donde en el primer partido esperaba el Torino italiano. El Sporting iba a crecerse para ganar por tres a cero, siendo el primer gol de Ferrero, un magnífico gol olímpico. En la vuelta, el Torino iba a vencer por un insuficiente 1-0, por lo que el Sporting avanzaría de ronda. En la siguiente eliminatoria, el Estrella Roja acabaría con los sueños rojiblancos.

No se detuvieron ahí las hazañas sportinguistas, ya que esa misma temporada, el Sporting pelearía de tú a tú con el Real Madrid por el título de Liga, ganando los de la capital el título tras varios arbitrajes poémicos. Al año siguiente, Ferrero iba a ser expulsado en el Real Sporting-Real Madrid disputado en El Molinón, tras golpear Ferrero al lateral madridista San José, después de que este cometiera la enésima falta sobre el argentino. Este va a ser el origen del famoso cántico "Así gana el Madrid".

Retiro rojiblanco

Tras varios años más siendo uno de los referentes de un equipo habitual en las posiciones altas de la tabla, y finalista en dos ocasiones de la Copa del Rey, Ferrero decide colgar las botas. Lo hizo como jugador del Sporting, pero bien distinta podría haber sido la historia si el argentino hubiera acertado la oferta del Barcelona por valor de cien millones de pesetas, pero, a diferencia de Quini, Ferrero decidió renovar y mostrar así su fidelidad al club asturiano.

Tras su retiro, Ferrero fue directo deportivo del Sporting desde 1990 a 1993, y más tarde probó fortuna como entrenador en equipos como el Gijón Industrial y el Oviedo ACF, conocido en la actualidad como Astur. Mención especial a su inclusión en el once histórico del Sporting de Gijón, realizado en el año 2005.