El conjunto dirigido por Rubi se verá las caras el próximo sábado al Sporting de Gijón a orillas del Pisuerga, en la que sin duda va a ser una prueba de fuego tanto para castellanos como para asturianos. Cabe recordar que los pucelanos llegan a esta cita después de caer derrotados la pasada jornada en el Heliodoro Rodríguez López por dos tantos a cero frente al Tenerife, mientras que los pupilos del Pitu Abelardo vencieron con contundencia delante de su afición al Mirandés por cuatro dianas a una. Además, los rojiblancos únicamente han perdido un partido de la presente campaña en el campeonato doméstico en la Liga Adelante, por lo que la tarea para el Club presidido por Carlos Suárez no será precisamente sencilla.

Por todos es sabida la rivalidad existente desde hace tiempo entre blanquivioletas y gijoneses, un aspecto que motivará aún más si cabe a ambos planteles a desarrollar una contienda en la que sean capaces de doblegar a su oponente desde el pitido inicial del colegiado. La equidad entre los dos equipos puede corroborarse al comprobar su situación en la clasificación de la competición de la regularidad en Segunda, donde el Sporting se encuentra en la segunda plaza con 51 puntos, empatado con la UD Las Palmas, mientras que el Pucela está en el cuarto escalón de la tabla liguera con 48 puntos (tres puntos por debajo de su rival).

Varios son los enfrentamientos que los seguidores pucelanos y gijoneses tendrán en sus respectivas retinas durante la historia de sendos conjuntos, pero no cabe duda de que hay un encuentro entre Real Valladolid y Sporting de Gijón que jamás será olvidado por ninguna de las dos aficiones. Tenemos que viajar en el tiempo, en concreto al domingo 20 de diciembre del año 2009, justo cuando las dos escuadras medirían sus fuerzas en la capital de Castilla en un choque correspondiente a la decimoquinta cita del torneo doméstico en la máxima categoría del balompié en España. La expectación en tierras castellanas era mayúscula, sobre todo porque se trataba del último duelo que ambos iban a disputar antes del parón por las vacaciones navideñas.

Era una gélida tarde en la ciudad que vio nacer a Miguel Delibes, así que lo que esperaban los seguidores del cuadro local era cobijarse con el furor y la pasión a los que deseaban dar rienda suelta durante los 90 minutos reglamentarios. Pero el ambiente se enfriaría todavía más en el Nuevo José Zorrilla al cuarto de hora de iniciarse el envite, debido a que Luis Morán enmudecería las gradas del campo albivioleta al perforar el fondo de las mallas de la portería local tras beneficiarse de un rechace en un libre directo. Tocaba hacer todo lo posible para revertir la compleja situación en la que se habían adentrado los hombres dirigidos por aquel entonces por José Luis Mendilibar, quien contemplaba con el rostro un tanto desencajado la forma en la que el encuentro se les había puesto realmente cuesta arriba a los suyos.

Aun así, el Pucela no arrojó la toalla en ningún instante, y guiado por un espectacular Diego Costa comenzó a hilvanar buenas y precisas triangulaciones que a punto estuvieron de devolver la paridad al electrónico antes de lo previsto. Y decimos de lo previsto porque el final de la historia iba a ser digna de un guion cinematográfico, pero esta parte la dejaremos mejor para más adelante. Corría la media hora de partido cuando Nivaldo, el central nacido en la localidad brasileña de Feira de Santana, ejecutó un gran testarazo para poner el 1-1 en el luminoso después de un magnífico envío realizado por Canobbio, uno de los jugadores más técnicos de la primera plantilla blanquivioleta.

El Pucela no arrojó la toalla en ningún instante

El choque se mantendría con el empate a uno en el marcador prácticamente hasta el final de la contienda, a pesar de los múltiples esfuerzos llevados a cabo por Diego Costa por darle la vuelta a la situación y materializar la remontada en el José Zorrilla. El de Lagarto no estuvo acertado de cara a portería, principalmente merced a la extraordinaria actuación desplegada por Juan Pablo, el cancerbero sportinguista por aquellas fechas, pero se convirtió en un auténtico quebradero de cabeza para toda la zaga asturiana. Y si no que les pregunten a Botía, Gregory, José Ángel y Lora por el bueno de Costa, a quienes probablemente no les sorprenderá el increíble papel que está completando en las filas del Chelsea bajo las órdenes de José Mourinho.

Pero nos queda por mencionar al verdadero protagonista del duelo entre vallisoletanos y gijoneses, un bosnio que en la actualidad se encuentra militando en el Deportivo de la Coruña, equipo al que con casi total seguridad tratará de mantener en la Liga BBVA cueste lo que cueste. Hablamos de Haris Medunjanin, un futbolista con una calidad técnica realmente exquisita, que en aquella temporada 2009/2010, al menos en el mes de diciembre, no contaba con la confianza suficiente como para asentarse en el once titular de Mendilibar, aunque se había convertido en un secundario de lujo. Era el revulsivo del equipo, tal y como demostró con el gol que transformó contra el RCD Espanyol semanas atrás y que permitió al Pucela sumar un punto muy valioso.

Y la magia de Medunjanin iba a hacer acto de presencia nuevamente en un terreno de juego, en concreto en el Nuevo José Zorrilla, para satisfacción del Real Valladolid e impotencia y resignación del Sporting de Gijón. Con el tiempo casi cumplido, sobre la bocina que dirían los amantes del baloncesto, el bosnio se sacó de la chistera un truco que dejó completamente anonadados a propios y extraños. Tras un error de Matabuena al controlar el esférico, Haris tuvo la calma necesaria para frenarse en seco, driblar a dos contrincantes y posteriormente efectuar un lanzamiento raso y pegado al palo, un chut ante el que nada pudo hacer Juan Pablo para evitar el 2-1 definitivo.

La afición local gritaba y celebraba enloquecida, mientras que los visitantes se marchaban cabizbajos hacia el túnel de vestuarios una vez que el trencilla decretó el final del partido. No todos los días se tiene la oportunidad de remontar un encuentro de estas características en los instantes finales de la contienda, y menos aún con un detalle tan mágico y vistoso como el de Medunjanin, pero la parroquia castellana sueña con que alguno de los integrantes de la actual plantilla de Rubi sea capaz de darle una nueva alegría al derrotar al Sporting. ¿Podrán los Óscar, Mojica, Jeffren y compañía conseguir la machada frente a uno de los mejores equipos de la Liga Adelante?

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