Mediapunta de calidad, capaz de ser un jugador determinante, o pasar totalmente desapercibido en el encuentro. Pero Igor Lediakhov, a pesar de su criticada indolencia, es y será patrimonio del Sporting de Gijón. Sus goles, su técnica y su carácter hicieron disfrutar a la grada sportinguista durante ocho años, que dieron para agónicas salvaciones, calamitosos descensos y sobre todo, acciones polémicas, muchas acciones polémicas.

Ocho temporadas en el Sporting, con más de doscientos partidos y cuarenta goles, unidos a una gran cantidad de asistencias, pero con más amonestaciones de la cuenta y alguna que otra tarjeta roja.

Mundial 1994 y llegada a Gijón

En el verano de 1994, Igor iba a acudir al Mundial de Estados Unidos. No era la primera vez que el ruso acudía a una cita de renombre, ya que había estado presente en la Eurocopa disputada dos años atrás en Suecia. Sin embargo, su participación no fue muy amplia. Tras dos derrotas ante Brasil y Suecia, donde Igor no participó, llegó el partido ante Camerún que supuso el debut de Lediakhov en un Mundial. El resultado 6-1, y como anécdota, el mítico Salenko se convirtió en aquel partido en ser el primer jugador en anotar cinco goles en un partido de la Copa del Mundo.

Tras la eliminación rusa del Mundial, comenzó la lucha por hacerse con el fichaje de Igor. Se hablaba por aquel entonces de que tanto Madrid y Barcelona seguían al ruso, e incluso un año antes el Racing de Santander estuvo a punto de hacerse con sus servicios, pero finalmente, Lediakhov firmó por el Sporting de Gijón, por aquel entonces en Primera. Doscientos millones de pesetas el coste total de la operación. El ruso llegaba a un equipo con Pier, Ablanedo II o Marcel Sabou, y dirigido por el ex portero del Real Madrid García Remón, que ni siquiera acabaría la temporada en el banquillo asturiano

Un playoff para el recuerdo

En su debut, Lediakhov iba a firmar una magnífica actuación en la victoria del Sporting por dos tantos a uno frente al Barcelona del "Dream Team", llegando a anotar un gol. Pero poco después caería lesionado y se mantendría en el dique seco hasta noviembre. Así fue la carrera de Igor, una de cal y otra de arena. Partidos donde parecía capaz de ganar él solo, alternados con lesiones y partidos donde salía en el once inicial, pero los espectadores no le veían por ningún lado a lo largo de los 90 minutos.

La irregular temporada del Sporting acabó condenando al equipo a jugarse la permanencia en la categoría frente al Lleida, equipo que había terminado tercero en Segunda División. El partido está en la memoria de cualquier amante del Sporting que estuviera aquel día en el estadio. Tras un partido de ida donde el Sporting sacó un valioso empate a dos, llegaba el encuentro de El Molinón. Un gol y dos asistencias de Igor iban a rubricar la permanencia de los asturianos, siendo este el quizá mejor momento de Lediakhov en su carrera como rojiblanco.

Polémica, su segundo nombre

No todo recuerdo relacionado con el ruso es de agrado para un sportinguista. En la temporada 1997/1998, la que es para todo aficionado al Sporting la campaña más dolorosa y desastrosa de la historia del club, Igor iba a sufrir un fuerte varapalo. Con el Sporting prácticamente descendido en Enero, a una cantidad de puntos abismal de la salvación, los dirigentes del Sporting tomaban una decisión radical, enviar cedido a Igor al Yokohama Flugels, en teoría porque "mandaba demasiado en el vestuario", en un vano intento por cambiar la inercia de un descenso inevitable.

Un año después, con el equipo ya en Segunda, los mismo que decidieron cederle tuvieron que reclamar sus servicios de nuevo, ya que el Sporting coqueteaba peligrosamente con los puestos de descenso a Segunda B. El ruso volvió, se convirtió en uno de los mejores jugadores de la categoría, sino el mejor, y se estableció como baluarte de un Sporting en horas bajas.

Aunque su punto débil seguía siendo el carácter. Muchos eran los rivales que le buscaban, y en un alto porcentaje de las ocasiones lo encontraban. Sus muchas expulsiones crearon debate en Gijón, incluida la famosa agresión a un colegiado en el año 2000, donde a Igor le cayeron seis partidos de suspensión por "empujar reiteradamente a un árbitro". Tampoco faltó polémica en su salida. En el año 2002, se decidió no apartar al ruso del equipo, quitándole la ficha. Igor denunció entonces al Sporting, obteniendo un indemnización de 420.000 euros. Tras su salida de Asturias, concluyó su carrera en el Eibar, club de Segunda División.