Vallecas es tierra de fútbol, humildad. Y es que es el Rayo el equipo que más simpatía produce por toda España de entre los existentes en la capital.  Esa simpatía se suma a un buen trato tanto del propio equipo como de todo el barrio cada vez que le visita un equipo como la Real Sociedad, que en esta ocasión despide en él una mala temporada, donde parece que el mayor éxito haya sido no haber sufrido por salvar la categoría.

Objetivos cruzado

El Rayo Vallecano, a principio de temporada y como es lógico en un equipo humilde, como a toda honra lo es, tenía como objetivo prioritario el salvar la categoría, evitando un infierno el cual ha vivido en numerosas ocasiones. Mientras que, por su parte,  la Real pretendía continuar con la línea ascendente mostrada en los últimos años, haciendo un buen papel en Europa League, que finalmente fue un estrepitoso fracaso, y compitiendo en Liga por puestos que le posibilitaran jugar una competición internacional en la temporada 2015/2016.

Estos objetivos se han cruzado completamente, siendo ahora el conjunto madrileño quien llega a la última jornada con opciones de entrar en Europa, mientras que la Real que ha coqueteado con el descenso durante la primera vuelta, ha de conformarse con un puesto a mitad de tabla.

Fiesta de la afición

Aunque no se llegará ni mucho menos a los números de 2013, cuando 2000 aficionados blanquiazules arroparon a su equipo en las gradas del estadio, estando este  al acecho de conseguir la cuarta plaza que diera opción a jugar la previa de la Champions League. El viaje a Vallecas suele ser uno de los que están marcados en rojo en el calendario del aficionado blanquiazul, ya que el disfrute es variado gracias a las posibilidades de ocio de Madrid, el buen trato y el hermanamiento con la afición rayista y la posibilidad de presenciar un partido que siempre es vistoso y entretenido, ya sea por el propio fútbol o por el contagio del espíritu de una grada y una afición que ni mucho menos es como las demás. Vida pirata lo llaman algunos, otros simplemente Vallecas.

El Rayo llega con opciones europeas a la última jornada, mientras que la Real se juega su orgullo.

Este año ambas aficiones podrán disfrutar de una última jornada donde los pinganillos no han de ser los principales protagonistas, ya que la Real no se juega nada más que su orgullo, teniendo que demostrar que la mala imagen del partido ante el Granada es reflejo de un mal día y no la tónica de juego general. Mientras el Rayo Vallecano necesita una serie de resultados varios, y que no parecen fáciles, para que pueda optar a una plaza de Europa League. Objetivo que por otra parte, sólo los más positivos del lugar habrían pensado para la última jornada, habiendo cumplido con creces el objetivo principal que no era otro que el de salvar la categoría. Hecho este por el que la afición tratará de despedir a su equipo de la manera que se merece tras la buena temporada cosechada.