La plantilla de Javi Gracia se proclamó campeón del grupo IV de la Segunda División B con setenta y nueve puntos en el casillero, obteniendo una llamativa diferencia de ocho puntos respecto al segundo clasificado. Los amarillos marcaron el camino a seguir durante todo el año, cosechando veintiuna victorias, siete empates y siete derrotas. Fue el equipo más goleador del grupo, caracterizado por sus excelentes jugadas a balón parado.

Por otro lado, el conjunto vasco protagonizó un año bastante similar al del Cádiz. Acabaron la temporada como campeones del grupo II de la Segunda División B con setenta y cinco puntos, cinco más que su perseguidor. El Real Unión fue el dueño de la primera plaza desde que la alcanzó en la jornada diez. Realizaron un año impecable, logrando unos fantásticos números: veintiuna victorias, doce empates y tan solo cinco derrotas.

El infierno amarillo

El balón parado volvió a dar su fruto

Los irundarras visitaban el 17 de mayo de 2009 el estadio Ramón de Carranza, para disputar la ida de la eliminatoria de ascenso a Segunda División. El conjunto gaditano tardó tan solo diez minutos en mover el marcador, gracias a una magnífica jugada a balón parado que acabó en las mallas de la portería visitante mediante un gran testarazo de Mariano Toedtli. Un tanto que hacía estallar de emoción al coliseo gaditano y daba tranquilidad para afrontar el resto del choque.

Al comienzo de la segunda mitad, el Real Unión se quedaba con un hombre menos, debido a la expulsión de Aitor Sanz por doble amarilla. Era el momento de sentenciar la eliminatoria y poner las cosas difíciles al rival para el encuentro de vuelta, pero los locales fueron incapaces de volver a perforar el marco contrario. Aunque la eliminatoria estaba encarrilada, todavía quedaban noventa minutos de fútbol por delante.

La lluvia se transformó en lágrimas de alegría

Una semana más tarde, el Cádiz viajaba rumbo a tierras vascas para jugar la vuelta de la eliminatoria. La meteorología no acompañó en absoluto, pero no sirvió de inconveniente para que el conjunto de la Tacita de Plata estuviera arropado por centenares de cadistas desplazados a Irún.

La lluvia y el frío protagonizaron el encuentro

El encuentro fue muy igualado y algo monótono, debido a los problemas climatológicos derivados en una continua lluvia y temperaturas bajas. Los amarillos salieron a intentar hacer bueno el resultado obtenido en casa y en el ecuador de la primera mitad Enrique, el extremo derecho, conseguía marcar un gol que no subió al marcador por claro fuera de juego.

En la segunda parte el conjunto irundarra se animaba, debido a estar más acostumbrado a un terreno pesado por el barro y la lluvia. Los visitantes se defendían con todo y aquí es donde hay que resaltar la figura de Kiko Casilla, el guardameta demostró su endereza realizando un recital de paradas ante las claras ocasiones del Real Unión para mantener el empate a cero.

Celebración de los jugadores en el vestuario | Imagen: Diario de Cádiz
Celebración de los jugadores en el vestuario | Imagen: Diario de Cádiz

Por fin llegó el esperado pitido final en el Stadium Gal, el cual consumaba al Cádiz como equipo de Segunda División para la próxima campaña. De este modo el submarino amarillo volvía a reflotar al fútbol profesional, gracias a una campaña impoluta sin apenas ni un reproche. Todo concluyó en una noche especial llena de cánticos, sentimientos a flor de piel y lágrimas.