Una llamada, un estilo, una esperanza y una luz que se apaga.

Borja Oubiña venía de hacer uno de sus mejores años en el Celta cuando recibió la llamada de Luis Aragonés. El sabio de Hortaleza estaba buscando una regeneración, un estilo, apostar por la pelotita y dar el mando a los bajitos. Oubiña cumplía con todo requisito, su talento era indiscutible y pese a no tener el caché de otros consiguió colarse en las convivencias previas al Mundial de Alemania 2006.

Borja Oubiña no formaría parte de la lista definitiva del Mundial, pero Luis no se olvidó del gallego, el fracaso en el torneo precipitó los planes del míster, juego, balón, estilo. Oubiña parecía un candidato ideal para formar parte de ese grupo de élite.

Debutó ante Liechenstein, en un encuentro correspondiente a la fase de clasicicación de la Euro 2008, de tan buen recuerdo para España, España ganó y el propio Oubiña se mostró satisfecho: "Luis lleva mucho tiempo transmitiéndome el mensaje. Estuve en Islandia. Voy a intentar corresponderle de la mejor manera posible".

En noviembre del mismo año, 2006, Oubiña formó parte del combinado nacional en un amistoso disputado en Cadiz ante Rumanía, en el encuentro Oubiña sufrió un golpe en el muslo que a punto estuvo de impedir su actuación en el derbi gallego que siguió al encuentro del combinado nacional.

Borja Oubiña estaba ahí, no era ni mucho menos un imprescindible pero sí alguien en quien Aragonés confiaba. La temporada finalizó y Borja hizo las maletas rumbo a Inglaterra, lo sucedido en Anfield truncó un sueño y sobre todo una carrera que pudo ser bien distinta, la Euro 2008, el Mundial 2010 y la Euro 2012 son los mayores éxitos de la selección en los últimos tiempos y Oubiña bien pudo haber formado parte de ellos.

Las lesiones fueron protagonistas en su carrera, una carrera ligada al celtismo en prácticamente toda su extensión pero en la que hubo hueco para soñar vestido de rojo.

Borja Oubiña: irrupción en terreno vedado

Borja Oubiña: descender para ascender

Borja Oubiña: plenitud en la inestabilidad

Borja Oubiña: el comienzo de la debacle

Borja Oubiña: de vuelta para ascender