Para entender lo que a lo largo de esta temporada le ha ocurrido a la Real Sociedad hay que remontarse hasta finales de la campaña de 2013-2014 cuando, técnicos como jugadores, acomodados en los laureles del éxito, borrachos de alegría y nublados por los agasajos que les llegaban desde todas direcciones, no tuvieron la mente clara para tomar las decisiones acertadas. Hubo voces críticas que hablaron del bajo nivel competitivo del equipo, de su mala preparación, de convertir el paso por la Champions League en un premio más que en una gran oportunidad pero, erre que erre, la directiva, comandada por el Presidente y el actual Director Deportivo, decidió prorrogar el contrato de Jagoba Arrasate por un año más. Un entrenador que, independientemente de su capacidad técnica, no mostró ni carácter, ni capacidad de mando, ni de gestión de un grupo de jugadores los cuales se sentían demasiado acomodados.

La Real pudo haber evitado una previa pero perdió en Anoeta frente al Villarreal

El mejor ejemplo de esta realidad descarnada fue el último partido frente al Villarreal de la temporada 2013-2014, donde ni en Anoeta fueron capaces de luchar por mejorar su posición en la tabla y ahorrarse una fase previa en la Europa League. El conformismo, convertido en ridículo, de aquella tarde y las críticas posteriores fueron acalladas por las declaraciones del sector oficial y de algunos medios de comunicación subrayando el supuesto éxito de haber entrado un año más en una competición europea. Los críticos se convirtieron en outsiders pero, lamentablemente, también en visionarios. El nivel mostrado incluso antes de aquel partido, la gestión realizada en pretemporada, el poco acierto en los fichajes realizados y, en consecuencia, los malos resultados cosechados desembocaron en el cese de Jagoba Arrasate y un cambio de rumbo radical de la dirección de la nave txuriurdin. Lo que mal empieza, mal acaba.

Una derrota que marca una temporada

El éxito y la alegría de haber logrado por segundo año consecutivo entrar en una competición europea, pronto se convirtió en un gran lastre que marcó de forma muy negativa el resto de la temporada de la Real Sociedad. Un séptimo puesto que obligó a los txuriurdin a adelantar mucho el comienzo de la temporada para hacer frente a dos eliminatorias previas a la liguilla propia de la competición.

En la primera de ellas, frente al Aberdeen escocés, los donostiarras fueron superiores a su rival aunque el ímpetu y el empuje de los de las islas comenzaron a mostrar las debilidades y la irregularidad del equipo, algo que se evidenció en el segundo acto previo a la clasificación definitiva, en la negra noche de Krasnodar, cuando la Real Sociedad sucumbió con estrépito frente al conjunto ucraniano. Para males mayores, recién comenzada su andadura en la Real Sociedad, Gerónimo Rulli se lesionó de gravedad y el equipo ya no pudo contar con él hasta bien entrada la temporada. El que a la postre ha sido el mejor jugador de toda la temporada de la Real Sociedad pasó tanto tiempo en el dique seco que ni Jagoba Arrasate pudo contar ya más con él antes de que fuera cesado.

La Real Sociedad comenzó la Liga perdiendo el primer derby guipuzcoano ante el Eibar por un gol a cero

Las dudas de la plantilla por el cambio de sistema y el famoso rombo que quiso impulsar Jagoba Arrasate se multiplicaron con la eliminación europea y lastraron un comienzo liguero en el que los donostiarras tocaron fondo llegando a estar en puestos de descenso. Para colmo de males, en un partido festivo, de rivalidad y defensa del orgullo guipuzcoano, la Real Sociedad perdió el primer derby que jugaba en Primera División frente al Eibar en Ipurua. Era el primer partido de Liga y los aficionados tocados en lo más hondo de su orgullo comenzaron a alzar la voz en contra de una gestión deportiva a la que se le empezaban a ver las costuras.

No hay peor ciego que el que no quiere ver

Desde instancias directivas, la Real Sociedad mostraba una calma exagerada, casi impostada, pero el máximo mandatario del club, quien había apostado personalmente por mantener y prorrogar el contrato a Jagoba Arrasate, seguía en sus trece de haber realizado la mejor apuesta para el club. Dicha opinión se vio fortalecida con el triunfo con remontada histórica incluida frente al Real Madrid en Anoeta.

La victoria frente a los merengues (4-2)  con participación estelar de David Zurutuza fue un caramelo envenenado. Los críticos tuvieron que plegar velas y los defensores del proyecto y, principalmente de Jagoba Arrasate, lo aprovecharon como cheque en blanco para seguir defendiendo con vehemencia el proyecto y no realizar ningún gesto que ayudara a cambiar lo que posteriormente, desgraciadamente, se certificó.

El conjunto donostiarra únicamente sacó 3 puntos de los 24 posibles y entró en puestos de descenso

La Real Sociedad no volvió a ganar ni un solo encuentro hasta pasadas ocho jornadas. 3 puntos de 24 posibles. Cosechó dos empates, frente al Celta en Vigo y al Valencia en Anoeta, y encajó seis derrotas, de las cuales tres se produjeron ante sus propios aficionados, frente al Almería, el Getafe y el Málaga. Tras ganar al todopoderoso Real Madrid y hacer pensar que el equipo, tal cual estaba estructurado, era capaz de hacer algo importante en Liga, sucumbió con estrépito frente a conjuntos que al final de Liga o han descendido o han estado a punto de hacerlo. Una trayectoria irregular que ni el propio David Moyes ha sabido solventar en los meses en los que se ha hecho cargo del equipo.

Estos resultados, unidos al descontento general de los aficionados, las críticas, las pitadas, la nula capacidad del propio Jagoba Arrasate que cambió de sistema, reinventó jugadores e hizo onces inverosímiles, obligó a Jokin Aperribay a tomar una decisión; una decisión que seguro le dolió pero que, al fin y a la postre, había que tomar. Con la objetividad que dan el tiempo y la distancia, fue lo más acertado que pudo hacer el presidente de la Real Sociedad en beneficio del equipo. Jagoba Arrasate se marchó de la Real dejando al  equipo en la penúltima posición, con apenas seis puntos en su casillero.

Muchos nombres, un único elegido

Mientras dos hombres de la casa, Asier Santana e Imanol Alguacil, se hacían con los mandos del primer equipo para afrontar un partido de alto voltaje frente al Atlético de Madrid, Jokin Aperribay se ponía manos a la obra en la búsqueda de un entrenador para cambiar radicalmente lo que a principios de temporada y casi hasta el cese del de Berriatua era un proyecto válido y capaz de llevar nuevamente a la Real a Europa. La victoria frente a los colchoneros (2-1), entre los cuales estaba el exjugador txuriurdin Antoine Griezmann, dio un poco más de margen para que el presidente tomara la decisión de una forma más calmada y meditada.

Como ocurre en todas estas situaciones la terna de nombres, aspirantes, futuribles y candidatos fue larga: Quique Sánchez Flores, Manolo Preciado, Thomas Tuchel, Pepe Mel, David Moyes… pero fue éste último el que convencido del proyecto de la Real Sociedad y tras largas negociaciones fue elegido por Aperribay.

Esa decisión trajo drásticos cambios tanto a las oficinas como a la estructura deportiva de la Real Sociedad. El entrenador escocés tomó el mando tan pronto llegó a las instalaciones de Zubieta y comenzó a gestionar el club con el beneplácito del presidente. La sombra alargada de Moyes comenzaba a reconstruir un edificio que apuntaba a ruina.

La llegada de Moyes supuso una pequeña revolución en la Real Sociedad, desde entrenamientos a la propia relación con la prensa

Confeccionó su propio grupo de colaboradores modificando el que el club había presentado, fichó a un preparador físico, introdujo dobles sesiones de entrenamientos y reforzó la preparación física de sus jugadores. Cambió hábitos y costumbres pre y post partido e incluso, modificó las costumbres adquiridas entre club y medios de comunicación. Dejaron de darse partes médicos, poco se sabía de las evoluciones, altas y bajas de jugadores lesionados e, incluso, llegó a amenazar a sus propios jugadores para que no filtraran información de convocatorias u onces iniciales a algunos medios de comunicación. Cosa muy habitual hasta la fecha con cierta prensa escrita.

Primer objetivo, la recuperación clasificatoria

David Moyes llegó a Donostia en medio de una enorme expectación mediática. Su presentación fue toda una constatación del enorme prestigio del ex entrenador del Manchester United tenía en el Reino Unido. Numerosos medios de comunicación dieron en directo su presentación y la rueda de prensa se convirtió en la más numerosa de la historia de la Real Sociedad, lo que ha servido de argumento a aquellos que no están de acuerdo en su contratación para afirmar que expectación y resultados no han ido de la mano.

No obstante, no hay más que ver los números para reconocer que David Moyes, con un equipo mal planificado y preparado, ha logrado el objetivo por el que lo contrataron: la salvación. Y es que cuando el escocés llegó al equipo, éste no tenía visos de salvación. Se había instalado en el infortunio, el fracaso y el desánimo y necesitaba como agua de mayo un golpe de autoridad, así como la llegada de un líder que enderezara el rumbo e hiciera crecer la autoestima de unos jugadores que saltaban derrotados al terreno de juego. Principalmente, fuera del calor de los aficionados realistas.

Su debut fue en Riazor, de donde sacó un empate a cero contra el Deportivo de la Coruña. A pesar del varapalo en Villarreal, donde la Real Sociedad volvió a encajar una goleada sonrojante (4-0), el técnico escocés pudo presumir de una mejora defensiva casi inmediata y, gracias a ello, el equipo txuriurdin comenzó a lograr resultados que le permitieron salir de los puestos de descenso y acceder a una cómoda duodécima posición en la que se ha estado moviendo el resto de la temporada hasta su conclusión. De los 21 puntos en juego sumó 10 de los cuales destacan la victoria frente al todopoderoso Barcelona tras realizar una espectacular labor defensiva y el empate ante el Athletic de Bilbao, donde los txuriurdin firmaron un gran partido.

Segundo objetivo, recuperar el juego perdido

Lesiones de algunos jugadores que en anteriores campañas fueron importantes en la Real Sociedad como Zurutuza, Mikel González, Agirretxe o Carlos Martínez, impidieron que David Moyes realizara una valoración exacta del potencial de su plantilla. Además, las negociaciones de cara a la incorporación de refuerzos en el mercado de invierno no cuajaron y el escocés se quedó con lo puesto para hacer frente a lo que restaba de temporada.

David Moyes llevó al equipo desde la decimo séptima plaza hasta la décima en una escalada ascendente pero muy irregular.

Ante la dificultad de repetir once inicial, la irregularidad comenzó a marcar las actuaciones de la Real Sociedad, que tan pronto lograba remontar ante el Sevilla en los minutos finales (4-3) como encadenaba varios partidos sin lograr un solo punto. Precisamente, el triunfo frente a los del Nervión llevó al equipo a la décima plaza y muy cerca de entrar en posiciones europeas, posibilidad que tomó mayor fuerza tras lograr tres victorias consecutivas frente a Espanyol, Getafe (primer triunfo a domicilio de toda la temporada) y el colista Córdoba. Los aficionados, tras pasar por tantos avatares desde comienzos de temporada y estar en puestos de descenso con un juego muy ramplón y habiendo ganado solo un partido lejos de Anoeta, no se creían que los txuriurdin estuvieran en la posibilidad de lograr una plaza europea.

A partir de ese momento, la séptima plaza se convirtió en el objetivo a pesar de que el propio Moyes declaró ante los medios de comunicación que este equipo no estaba preparado para hacer frente al final de la competición con garantías de conseguir dicha plaza. Se la jugaban con Athletic, Málaga, Español o Rayo Vallecano y el escocés no veía al equipo capaz de ser el que se llevara el premio. Y así fue.

Los primeros envites fueron ante rivales directos, Málaga y Athletic, y sendos empates con injusticia arbitral incluida frente a los rojiblancos, comenzó a alejar el objetivo europeo. La derrota en el Vicente Calderón apagó definitivamente las aspiraciones europeos y las enterró matemáticamente en el Camp Nou, donde tras un partido más que aceptable la Real Sociedad cayó por dos goles a cero. Esta derrota llevó a los donostiarras a ocupar el duodécimo lugar en el que ha finalizado la temporada regular, independientemente de la sonrrojante derrota ante el Granada y el lavado de cara con victoria final ante el Rayo en Vallecas.

La tarea pendiente de Moyes

David Moyes llegó a Donostia con el principal objetivo de salvar a una Real Sociedad que pintaba muy mal y lo ha hecho, incluso antes de lo que la gente esperaba. El técnico escocés ha sabido reconstruir un equipo que, aún no siendo confeccionado por él, ha aprovechado al máximo para conseguir los puntos necesarios y coquetear incluso con plaza europea. Hubiera sido casi milagroso que la Real Sociedad hubiera logrado alcanzar tal posición y queda en la mente de los aficionados la duda de qué hubiera pasado si el escocés hubiera sido el líder de este equipo desde la misma pretemporada pero esto no se podrá saber nunca, aunque el escocés tendrá la oportunidad de demostrarlo la temporada que viene.

A Moyes le costó pero pudo confeccionar un once de garantías en el tramo final de la competición

Lo que los aficionados han visto esta temporada en David Moyes es a un entrenador pragmático, con ninguna otra prioridad que la de sacar el máximo número de puntos posibles y que, poco a poco, ha ido confeccionando un once inicial tipo que puede dar varias pistas de cara a la  temporada que viene.

Él ha sido el artífice del afianzamiento de Esteban Granero, pieza fundamental en el centro del campo de la Real Sociedad junto a Rubén Pardo esta temporada. El madrileño, no ha brillado por su espectacular juego y liderazgo pero su experiencia ha servido para, además de hacer de correa de transmisión entre entrenador y jugadores, dar empaque a una línea fundamental para la recuperación del equipo. Junto a él, Rubén Pardo ha tenido la continuidad que tanto tiempo ha estado reclamando y el de Rincón de Soto ha cubierto las expectativas convirtiéndose en fundamental en el esquema de Moyes. El escocés ha sabido ver el potencial de Pardo y ha sido capaz de darle la suficiente continuidad como para terminar en muy buena forma la temporada.

El meta argentino se ha hecho con la titularidad indiscutible y ha recibido el premio de ser seleccionado con su país

Así como en la portería no ha tenido dudas acerca de la titularidad de un gran Gerónimo Rulli en detrimento de Zubikarai, el entrenador escocés ha tenido muchos problemas en defensa debido principalmente a las lesiones. Zaldua, Carlos Martínez, Iñigo, Mikel… casi todos los integrantes de la línea defensiva han pasado por la enfermería y Moyes no ha podido contar con una defensa tipo que diera seguridad al equipo. No obstante, es evidente la mejoría de jugadores como Iñigo Martínez, quien desde hacía una temporada arrastraba un bajo nivel de juego y ha terminado la liga regular cerca de su mejor nivel.

La lesión de Carlos Vela en el Bernabeu dio la oportunidad para que el Chory Castro demostrara que no es un jugador de segunda fila. Moyes le dio la banda izquierda en la mayoría de partidos y el charrúa, a pesar de ser sustituido en la mayoría de encuentros, ha rayado a gran nivel. De hecho, incluso la recuperación de Vela y su aparición en el once titular no mermó las posibilidades del Chory, quien se mantuvo en el equipo en detrimento de Xabi Prieto o Canales. El cántabro es el que parece que no ha terminado de cuajar con  Moyes. A pesar de su evidente calidad no ha sido tan determinante en el juego txuriurdin y su vitola de gran fichaje ha ido viniendo a menos a medida que avanzaba la temporada. El escocés ha terminado por relegarlo al banquillo.

En la línea de ataque Imanol Agirretxe ha vuelto a imponerse al fichaje de turno. La llegada de Alfred Finbogasson quizás sí puso nervioso al de Usurbil pero las pocas prestaciones mostradas por el fichaje estrella de la Real Sociedad hicieron que el equipo tuviera que confiar en él. Moyes le dio su oportunidad y la supo aprovechar y, con lesiones de larga duración de por medio, ha vuelto a firmar 7 goles esta aciaga temporada para la Real Sociedad.

Todas las claves línea por línea

Portería: Gerónimo Rulli imperial
Línea defensiva: del desastre al rigor defensivo
Centro del campo: la explosión de Pardo y la experiencia de Granero
Línea de ataque: un Carlos Vela fundamental y un fracaso estrepitoso