El fútbol siempre ha funcionado así. Cuando menos lo mereces y menos lo esperas, recibes un batacazo, un fallo de lo más surrealista que cercena todo tu progreso y acaba de sopetón con todas tus aspiraciones. Es lo que experimentó el Real Zaragoza en la ida de la primera eliminatoria del playoff.

De largo, los aragoneses realizaron el mejor partido de la temporada. Nada más comenzar el envite, el Zaragoza llevó la iniciativa desde el primer segundo, supo controlar el balón, medir bien los tiempos y generar ocasiones que por muy poco no terminaron en gol. Sin embargo, el destino le tenía reservado un resultado dramático e inmerecido. Dos errores aislados y determinantes cambiaron de forma radical el relato de los hechos.  

La Romareda: una auténtica olla a presión

Se notaba que el Zaragoza se jugaba algo muy importante. A pesar de ser el partido en pleno jueves, muchos zaragocistas no quisieron faltar a la cita e hicieron de La Romareda una auténtica olla a presión. Espoleado por su público, el conjunto aragonés quiso hacerse dueño y señor del partido desde el primer minuto. Sabían que los gerundenses estaban de capa caída tras tocar el ascenso con la punta de los dedos.

La afición zaragocista era consciente de lo que estaba en juego y se dejó la garganta A los pupilos de Machín les costó adaptarse al ambiente y la presión a la que se hallaban expuestos. Bastante tenían en sostener a un correoso Zaragoza y rechazar todas sus impetuosas acometidas. Los maños mostraron un alto nivel, con una presión alta, no dejando jugar a su rival y buscando siempre estar cerca de las inmediaciones defendidas por Becerra. Hasta en tres ocasiones pudieron los locales adelantarse en el luminoso.

En una jugada a balón parado, Rubén se sacó de la chistera un fuerte testarazo que rechazó Becerra. Vallejo tuvo a placer para anotar el primer tanto, pero Sandaza alargó la pierna para mandar in extremis el esférico a córner. Un disparo de Pedro que salió rozando el larguero en una contra y un mal despeje de Sandaza también pudieron haberse convertido en el primer gol del envite.

Una mala tarde de Whalley

Un yerro inesperado de Whalley (que llevaba 21 jornadas sin jugar) truncó la tarde entera. En una cesión de su defensa, el guardameta realizó un mal control y Sandaza aprovechó para asestar la primera puñalada. El tanto supuso un golpe letal para los blanquillos. Después de estar realizando el mejor partido de la temporada y llevarse un gol de la forma más inesperada, cuesta reponerse.

En dos errores infantiles y aislados, el Real Zaragoza perdió la eliminatoria Fue entonces cuando el Girona aprovechó el regalo concedido y comenzó a jugar de una forma mucha más tranquila y cómoda, siendo consciente de que la presión la tenían sus contrincantes. La afición reclamó una posible mano de un defensa catalán y Becerra volvió a lucirse evitando que Dorca anotara la igualada.

Cuando el Zaragoza recuperó medianamente el ánimo y se decidió a tratar de buscar el empate antes del descanso como fuera, recibió la segunda puñalada mortal. En un saque de esquina, Lejeune remató a placer desde el área pequeña. Se encontraba libre de marca y Whalley se quedó bajo palos. Anotó así el segundo gol de los catalanes, dejando muy de lado la eliminatoria para los suyos.

El Girona sentencia la eliminatoria

El comienzo de la segunda mitad fue de lo más sencillo para los gerundenses. Habían hecho lo más difícil: no encajar ningún gol y realizar dos tantos en sendas ocasiones. Se puede decir que la segunda mitad para ellos solo fue un mero trámite por el poco trabajo que les costó mantener su ventaja. No solo eso, sino que los catalanes aumentaron su renta. Y fue a los dos minutos de salir de los vestuarios. Cuando el Zaragoza buscaba la machada, en una contra fugaz elaborada entre Aday y Mata, acabó con el tercero y la sentencia definitiva.

El resto del envite transcurrió sin nada que destacar. El Zaragoza era incapaz de recomponer una moral totalmente destrozada desde lo acaecido en los primeros 45 minutos, cuando el Girona esperaba a la contra por si encontraba alguna jugada propicia para terminar el envite en goleada. Fue un resultado, a todas luces, injusto. De tal manera, los gerundenses ya están más cerca de lo que se les escapó el pasado domingo frente al Lugo: un ascenso histórico.