Nadie discute las habilidades a nivel futbolístico de Iago Aspas. Jugador de perfil ofensivo, goleador y asistente, ha registrado además una constante progresión desde su debut hasta la actualidad. No obstante, las actuaciones del moañés trascienden en ocasiones a un plano extradeportivo.

Desde sus inicios en las categorías inferiores del Real Club Celta, aquel joven y prometedor delantero se presentaba ante sus entrenadores un tanto complicado a la hora de tratar con él. Su indudable calidad contrastaba con un fuerte carácter que, en más de una ocasión, le ha causado ciertos problemas.

Uno de los incidentes más recordados del jugador celeste se produjo a finales de la temporada 2010/11. El Celta, con Paco Herrera a los mandos, había logrado alcanzar la fase de ascenso a Primera División, tocaba enfrentarse al Granada en una primera eliminatoria. En un partido tenso, marcado por un gol de Michu que aventajó a los vigueses, Iago Aspas realizó una dura e innecesaria entrada al meta Roberto que le causó heridas en la mandíbula y la inflamación del pómulo izquierdo.

Foto: yojugueenelcelta.com

Aspas, el 'antideportivista'

El siguiente episodio tendría lugar unos meses después, días antes de enfrentarse al Deportivo de la Coruña tras cuatro años de ausencia de 'o noso derbi'. En unas declaraciones anteriores al choque, Aspas aseguró sentirse "antideportivista", al considerar que "nunca" se alegraría de una victoria del eterno rival. Asimismo, reconoció haber celebrado la patada de Vagner a Diego Tristán en un polémico derbi celebrado en Balaídos. Estas palabras del atacante solo le ayudaron a ganarse un mayor número de enemigos en la ciudad del norte de Galicia.

Su relación de 'amor' hacia el Deportivo se acentuó a principios de 2013. Blanquiazules y celestes se enfrentaban en Riazor en un momento de máxima necesidad para ambos conjuntos, que se presentaban con la obligación de obtener los tres puntos para ver más cerca la permanencia. Pronto se adelantaron en el marcador los coruñeses gracias a un tanto de Riki. La tensión se mascaba en el ambiente y Aspas no pudo soportarla. En un encontronazo con Carlos Marchena, el céltico propinó a su contrincante un cabezazo que le costaría la expulsión y una sanción de cuatro partidos.

Tras esta acción, el Celta impuso una multa al jugador que, además, fue increpado por su compañero Mario Bermejo. "Si duermes con niños te levantas meado", reprochó el cántabro.

Enemigo del banquillo

Iago Aspas es un futbolista ambicioso que no se conforma con poca cosa. Quiere jugar, marcar y sentirse protagonista para ayudar a su equipo en todo momento, algo que no puede hacer aguardando una oportunidad sentado en el banco de suplentes. Desde ahí se ve muy bien el fútbol, pero el atacante no se conforma con ser un mero espectador. Durante esta última temporada han sido constantes las discusiones entre el moañés y Unai Emery, técnico que no ha confiado demasiado en Aspas. De hecho, ha sido esa carencia de minutos en el equipo sevillano uno de los detonantes de su llegada al Celta.

Ya en su primera etapa como celeste tuvo ciertas discrepancias con Paco Herrera. En un partido vital para las ambiciones del Celta, el Getafe vencía (3-1) dictando sentencia para el técnico catalán. Iago Aspas no jugó los 90 minutos, ya que fue sustituido en la segunda mitad por el juvenil Santi Mina, que debutaba de este modo en la Liga BBVA. Al finalizar el encuentro, Herrera recriminó al futbolista su actitud asegurando ante los medios de comunicación que "no es el mismo ya que no está en la tierra, está en una nube". Con estas palabras hacía referencia a la falta de concentración de Aspas, una vez recibidas determinadas ofertas procedentes de Inglaterra en enero.

Una vez se enteró de las palabras de su entrenador, utilizó las redes sociales para retwittear un comentario refiriéndose a Paco Herrera.

Tiempo de reflexión

Aspas se ha visto obligado en más de una ocasión a disculparse públicamente por sus actuaciones, bien se tratase de agresiones como de palabras inadecuadas. Su llegada al Liverpool, histórico del fútbol, provocó que comenzase a recapacitar y pensar en sus actos desafortunados antes de repetirlos. En Sevilla tuvo ciertas discrepancias con su entrenador, pero nada extraño en un futbolista que desea una mayor participación.

Ahora llega a Vigo con 27 años, siete como profesional a sus espaldas y una mayor madurez. El tiempo dirá si Iago Aspas ha sentado la cabeza definitivamente o sigue destacando en el plano extradeportivo.