El Nàstic - Villarreal se ha convertido en un encuentro fijo durante la época estival debido, en gran parte, a las buenas relaciones que hay entre ambos equipos, al igual que entre las dos aficiones. Un encuentro que comenzó con la bienvenida de altas temperaturas y de un asfixiante calor pese a que el encuentro fuera a las 20:30 y durante el calentamiento gran parte del terreno de juego estuviera cubierto por la sombra.

Un choque que sirvió para que ambos equipos siguieran con los experimentos de cara a encontrar un equipo competitivo para comenzarla temporada en un mes. Unas pruebas que ayudaron más a Vicente Moreno al disputar su primer compromiso veraniego. Una oportunidad de que los aficionados del Nàstic pudieran ver de cerca a los nuevos refuerzos del equipo para el próximo curso.

El sprint de la adrenalina

El partido comenzaba con un ritmo lento por las temperaturas y la falta de nivel competitivo. Las jugadas se alargaban, pero con el patrón común del Nàstic controlando el esférico, con una presión tímida de los jugadores amarillos, y buscando espacios en la última línea para encontrar la ocasión de peligro.

Y la encontraron. La banda derecha se convirtió en el foco de acción de las jugadas ofensivas de los tarraconenses, gracias en gran medida a la excelente forma física y desborde de Jean-Luc que mareó durante todo el primer tiempo a Jaume Costa, que terminó exhausto. Un Jean-Luc que se vio apoyado por Jordi Calavera para montar en los primeros cuarenta y cinco minutos el peligro grana.

Lance en el primer tiempo. Foto: Nàstic.

El propio futbolista de Lakota tuvo en sus botas la primera ocasión del encuentro pasados los diez minutos de envite. El jugador montó una jugada personal que solo Bruno Soriano con un corte justo pudo salvar la situación. A partir de ahí, vendaval de color grana con Jordi Calavera y Mousa haciendo travesuras desde la banda, pero sin tener la fortuna de encontrar un rematador que contactase bien con el balón.

Bailly se retiró mareado tras un codazo en el rostro

Al mal juego desplegado por su hombres hasta el momento a Marcelino se le unió la mala noticia de la lesión de Eric Bailly. El defensa recibía un codazo en el pómulo que le noqueó e imposibilitó seguir. Las asistencias querían comprobar si el central podía seguir antes de dar salida al sustituto. Unos minutos donde el Villarreal estuvo con un hombre menos hasta la entrada de Pantic al terreno de juego.

Despierta de la hipnosis el dragón amarillo

Tras un huracán sobre la portería de Areola, el Villarreal comenzó a controlar mejor el tempo del partido y el ritmo del balón para ajustarlo en su beneficio. El fuerte inicio de los locales, les impidieron competir el último cuarto de hora debido al exceso de cansancio, por lo que sus tareas se trasladaron a la defensa.

Foto: Nàstic.

Leo Baptistato tuvo la oportunidad más clara del 'Submarino' en la primera mitad con una buena jugada de combinación desde la banda que terminó con un disparo del delantero brasileño fácil a las manos de Manolo Reina. Con esta oportunidad de la que se lamentaba Marcelino se llegó al descanso sin añadir un solo minuto, pese a varias interrupciones.

Desde once metros para hacer los goles

La segunda parte comenzaba con un carrusel de sustituciones en ambos equipos que presentaban una imagen nueva para el público presente en el Nou Estadi. Un inicio con la misma dinámica que el primer tiempo con un Nàstic volcado en busca de la portería que ahora defendía Mariano Barbosa.

Dos minutos tardaron los locales en hacer más daño al conjunto castellonense con una pérdida inicial de Espinosa, una carrera de maratón de Rayco y un penalti infantil de Jokic que provocó el jolgorio en las gradas. Marcos fue el encargado de lanzar una pena máxima que no perdonó engañando a la perfección al portero groguet.

Marcos lanzando el penalti que supondría el 1-0. Foto: Nàstic.

El partido entró en un momento de caos con varios contraataques de velocidad, pero con escasas ideas. Pocas jugadas más de peligro de los locales que se dejaron llevar por el juego del Villarreal hasta el final del partido. Un conjunto visitante que mejoró su coordinación en las jugadas con la entrada de Trigueros y Gerard Moreno.

Marcos y Trigueros fueron los encargados de anotar las penas máximas

Con el dominio llegaron las oportunidades de gol. Jonathan Pereira tuvo la primera clara para el equipo de la Plana Baja pasada la hora de partido. Una buena combinación entre Espinosa, Gerard Moreno y Jonathan Pereira que terminó con un tiro flojo del último a las manos de Tomeu Nadal. Pocos minutos pasaron para que el Villarreal volviera a lamentar una acción fallada. Espinosa se encontró con un balón en el punto de penalti, tras un centro de Rukavina, lanzó al primer toque y envió el balón por encima del larguero.

La suerte llegaría con una buena acción individual de Gerard Moreno, que giró sobre el defensa y éste se vio obligado a entorpecer al delantero para evitar una clara ocasión de gol. El árbitro no lo dudó y señaló el penalti. Trigueros fue el encargado de poner el empate en el marcador.

La puntería, cerrada por vacaciones

Tras el gol, el huracán amarillo harías estragos en la defensa catalana que tenía que soportar continuas internadas de los hombres de la línea ofensiva. Un tiro de Espinosa terminó rebotado llegando a Gerard Moreno, que tardó lo justo para que la zaga le robara el balón y acabara con el peligro.

Jonathan Pereira y Gerard Moreno pudieron poner el 1-2 en el marcador

Dos minutos después sería Jonathan Pereira el que no aprovecharía una inmejorable ocasión para remontar el choque. El delantero gallego se encontró solo ante Tomeu y su disparo endeble terminó siendo rechazado en la misma línea de gol por el propio cancerbero.

La última que dejó el encuentro tuvo de nuevo el nombre de Gerard Moreno. El catalán falló un balón muerto que se le quedó tras un saque de esquina para respiro de Tomeu Nadal. El encuentro no dio para más y ambos equipos firmaron unas tablas que permite continuar sacando conclusiones en esta etapa de preparación.

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Sobre el autor
David Sánchez Fabregat
Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid.