Durante la pretemporada 2008-2009, la Fiorentina y el Barcelona se vieron las caras. Y esa sería la última vez que lo harían hasta la actualidad. Ese partido, esa pretemporada, fue el bautizo de Pep Guardiola como técnico del primer equipo. Y ya desde un primer momento, las sensaciones que el de Santpedor dejó fueron muy buenas. Y es que, en ese encuentro contra los de la Toscana, el conjunto azulgrana ganó 1-3 sin demasiado esfuerzo a un equipo italiano que dejó una imagen algo paupérrima.

Este domingo, los dos equipos vuelven a encontrarse, y en el mismo escenario que la última vez. Hasta Italia volverá a viajar el conjunto entrenado por Luis Enrique para medirse contra los italianos en el Stadio Artemio Franchi de Florencia la International Champions Cup. Los culés sólo han ganado uno de los tres partidos disputados hasta el momento, mientras que los italianos, con un partido menos jugado, sólo consiguieron vencer al Benfica en los penaltis.

El fútbol se tiñe de azulgrana

Ese verano del 2008, en el once azulgrana sorprendía la presencia de Iniesta, Xavi y Puyol, quienes se estrenaban como titulares ese partido, ya que previamente se encontraban con sus respectivos compromisos con la selección española y se habían incorporado más tarde al resto del equipo.

Nada más comenzar el encuentro, el Barça tuvo varias llegadas a la portería protegida por el francés Sebastien Frey. Xavi Hernández, a escasos 9 minutos de partido, ya le pegó el primer susto al guardameta, obligándole a hacer una importante estirada hasta mandar el balón a córner. Desde ese momento, el achuche de los de Guardiola se incrementó. Un joven Messi empezó a hacer de las suyas, sacando de quicio a los rivales y generando importantes ocasiones. De hecho, la jugada que desembocó en el primer gol del encuentro, se generó en sus botas. El argentino dejó un fantástico centro a Gerard Piqué en el segundo palo y el catalán le cedió el privilegio de hacer el primero al capitán Carles Puyol, quien encaró portería sin demasiada complicación y se estrenaba como goleador. El Barça comenzaba a encarrilar así el partido. Porque las ocasiones siguieron llegando y el “cerebro del equipo” mostró cuán bien piensa él con los pies.

Tras la reanudación de la segunda parte, el Barcelona sorprendió con un once muy diferente al de los primeros 45 minutos. Bojan, Busquets, Cáceres y Sylvinho entraron sustituyendo a Pedro, Xavi, Puyol y Abidal respectivamente. Sin embargo, a pesar de los cambios poco cambiaría dentro del campo. El dominio azulgrana se volvió a instaurar desde el comienzo de la segunda parte, y a un minuto de reanudación del juego, Jeffren volvió a abrir la lata. El delantero canario se zafó de un defensa italiano en el área, y con un tiro raso batió al arquero de la Fiorentina, haciendo que todo esfuerzo por detener el balón fuese en balde.

Con un partido que a priori parecía sentenciado, el Barça empezó a relajarse, algo que los de Prandelli supieron aprovechar muy bien. Y es que, a pesar de que dos de los grandes peligros de la Fiorentina, Mutu y Gilardinho habían abandonado el terreno de juego sustituidos por Pazzini y Osvaldo, los italianos supieron bien cómo aprovechar el adormecimiento culé. Curiosamente, Pazzini, aprovechando una buena asistencia del propio Osvaldo, logró batir a Valdés.

Pero poco les duró a los italianos la esperanza de la remontada, ya que dos minutos después, Bojan cumplió con su papel. El delantero se fue sin mucha dificultad de dos defensas, ajustando el balón al palo ante la atónica mirada del portero “viola”.

Poco más ocurrió de ahí al final del encuentro. La soberbia azulgrana se volvió a instaurar sobre el terreno de juego, y con ella, el desánimo de los italianos. El conquistador de esa noche del mítico Artemio Franchi tenía nombre y apellidos. La imagen de los anfitriones se veía eclipsada por la de un Barça que desde esa pretemporada, empezó a construir los cimientos del mejor Barcelona de la historia.

Una Champions de viejos conocidos

Pero aunque sea difícil ver enfrentamientos entre ambos equipos, no demasiado tiempo atrás, durante la fase de grupos de la Champions League en la temporada 1999-2000, tuvieron que cruzarse. Era el Barça de Louis Van Gaal, con un equipo formado por jugadores de la talla de Pep Guardiola, Luis Figo, Patrick Kluivert, Rivaldo o incluso el propio Luis Enrique.

La ida de ese partido, en Italia, concluyó con un empate a 3. Por parte de los de Florencia, Bressan marcó un golazo y Abel Balbo hizo doblete. Para los catalanes, Figo metió un gol y Rivaldo hizo los otros dos. Este resultado ponía las cosas algo más fáciles para el Barça. La vuelta disputada en el Camp Nou prometía, y las expectativas se cumplieron. Esa noche fue un festín para los azulgrana. A pesar de los goles de Batistuta y Chiesa, los de Van Gaal batieron al portero italiano hasta en cuatro ocasiones. Figo y Rivaldo volvieron a repetir, incluso anotando ambos el mismo número de goles que en Florencia. Pero a ellos hay que sumarles a Luis Enrique, quien también quiso divertirse participando en la goleada.

Mucho ha llovido desde que el FC Barcelona y que la ACF Fiorentina estuvieron frente a frente por última vez. Pero aunque el partido sea de una cuestionable relevancia y los dos equipos no sean históricos rivales, el simbolismo que representan del fútbol europeo es lo que despertará el interés de ese encuentro el próximo domingo.

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