Dos puntas y un centrocampista que responde con concreción al término polivalencia. Esos han sido los ingredientes que, de momento, ha añadido el Celta de Vigo a su caldo de cultivo particular. Un cóctel que ha sufrido pérdidas notables como las de Michael Krohn-Dehli y Santi Mina, aunadas a las circunstanciales salidas de Joaquín Larrivey y Charles. Pese a que todas las indicaciones señalaban que sería un centrocampista de contención o un central la incorporación a seguir por el equipo vigués, desde el club siempre se ha insistido en la necesidad imperante de traer un atacante adicional.

Para una línea de ataque cubierta, a bote pronto, por cinco futbolistas (Guidetti, Aspas, Nolito, Orellana y Bongonda), resultaba obvio que, de incorporar a un jugador más a la nómina, éste debería ser un hombre de recambio, un futbolista sin demasiadas aspiraciones de titularidad y dispuesto a merodear en un segundo plano en busca de oportunidades para hincar el diente. Así ha sido.

Emulando el notable movimiento a través del cual llegó a las Rías Baixas el serbio Nemanja Radoja el pasado agosto de 2014, Miguel Torrecilla ha vuelto a depositar su mirada sobre los Balcanes. El elegido, en esta ocasión, ha sido Dejan Drazic. 19 años. Procedente del OFK Belgrado. Un extremo a la antigua usanza todavía por pulir. Una reiteración de la práctica habitual del Celta de Vigo consistente en aturdir a la afición con fichajes que generan, a partes iguales, incertidumbre e ilusión.

Corta carrera en Serbia

Repasar la trayectoria profesional de Dejan Drazic es materia de reducido recorrido. Debido a su reducida edad, no debutó en el fútbol profesional hasta hace apenas dos años, cuando a los 17 debutaba en el primer equipo del OFK Belgrado, club en el que se formó y en cuyas filas se desempeñaba hasta el día de ayer. Debido a su calidad y a la proyección con la que ascendía en las categorías inferiores, el primer equipo decidió darle la oportunidad de batirse con la élite de la liga serbia siendo apenas un adolescente.

Su efervescencia ya se hizo ver durante la temporada 2013/14, en la cual comenzó a abrirse un hueco en los onces titulares del OFK Belgrado. Durante ese año, ya disputó más de 1.500 minutos, anotando cuatro tantos y convirtiéndose en uno de los principales puntales de ataque de su equipo. Su status, sin embargo, no haría más que aumentar a lo largo de la siguiente temporada en el equipo. El curso pasado Drazic disputó 26 de los 30 encuentros de la temporada serbia, repitiendo su marca de cuatro goles y reafirmándose, apenas cumplidos los 19, como una de las grandes promesas del fútbol nacional. Durante la presente temporada, ya estrenada en Serbia, Drazic sumaba un gol en tres encuentros disputados.

Asimismo, al mismo ritmo que ha ido ascendiendo su valor como jugador de equipo en Belgrado, Drazic también ha ido abriéndose paso a través de las categorías inferiores de la selección serbia, perteneciendo actualmente al plantel de la sub 20. Pese a todo, este ágil extremo todavía no ha logrado estrenarse como goleador enfundado en la zamarra de su país.

Su trayectoria deportiva
TEMPORADA EQUIPO PARTIDOS GOLES ASISTENCIAS
2013/14 OFK Belgrado 23 4 1
2014/15 OFK Belgrado 26 4 1
2015/16 OFK Belgrado 3 1 1

Velocidad, desborde y gol

En un universo futbolístico en el cual la deriva indica siempre el centro como foco de las ocasiones de gol y la aglomeración del juego, contar con jugadores que permitan abrir el campo es cada vez un objetivo más difícil de conseguir para cada equipo. Como causa y consecuencia de esto, los extremos puros han ido desvaneciéndose en favor de laterales largos (encontrando en los carrileros a su máxima expresión) e interiores cerrados. Curiosamente, el Celta de Vigo cuenta con un futbolista de ese perfil en peligro de extinción: Nolito. Al menos, hasta el día de ayer.

Dejan Drazic responde también a ese perfil de futbolista. Un extremo que hace honores a cada letra de la palabra. Veloz, ágil, con una capacidad inmensa para la conducción y el regate en carrera, Drazic puede ser un jugador muy útil para hacer daño con espacios en segundas partes. Su juventud, además, es un aliciente que hace pensar que esta perla del fútbol serbio todavía tiene un enorme margen de mejora partiendo ya de un ritmo de juego con el que otros fichajes como, por ejemplo, Théo Bongonda, no contaban.

Como todo futbolista, Drazic llega, inevitablemente, con su cúmulo de riesgos y factores reticentes. Problemático e individualista, este jugador de 19 años es reconocido en Serbia por su temperamento y su incontrolable ambición, características que, con trabajo y disciplina, pueden traducirse en cualidades positivas. Sin embargo, a bote pronto Drazic tendrá que acostumbrarse a un papel secundario del que, a buen seguro, no se sentirá orgulloso en un principio. De la rectitud de Berizzo y su capacidad mental para la superación dependerá que pueda aclimatarse a la dinámica del club vigués.