El 2006 fue quizás el mejor año de la historia del sevillismo. ¿Quién podría imaginar que el Sevilla FC se plantaría en una final de la UEL? Esa afición que siempre lo había apoyado sin motivo (títulos) alguno empezaba a frotarse los ojos cuando ese mismo año consiguieron pasar la fase de grupos. Los mismos que se llamaban realistas no sabían que el equipo andaluz no es solo calidad, sino que necesita una afición que le dé aliento en los momentos más duros.

Así, el Sevilla avanzaba hasta la final derrotando a rivales como el LOSC francés o el Zenit de San Petersburgo. En semifinales, no fue tan fácil. Con un 0-0 contra el Schalke en Alemania, todo el mundo esperaba ver goles en la vuelta, en el Ramón Sánchez-Pizjuán, ya que, si esto no ocurría, ambos equipos debían jugarse el pase a la final en el todo o nada, en la tanda de penaltis.

Primera final europea gracias al gol de Puerta

En los primeros 90 minutos, ningún equipo fue capaz de marcar un gol al otro, aunque no fue por falta ocasiones. Obligados a jugar 30 minutos más de partido antes de los penaltis, el equipo local se dispuso a ir a por el partido de forma definitiva. El duende de los Palacios recibía el balón en la banda que tantas veces ha recorrido gracias al pase de Alves. Jesús Navas alzó la cabeza, localizó en la otra banda a Antonio Puerta y realizó un centro que, habiendo botado tres veces antes de recoger el balón el correcaminos zurdo, recogió el sevillano y, sin miramientos, empaló un disparo ante el que nada pudo hacer el portero del equipo alemán, gracias al efecto del mismo.

¿Lo siguiente? Fue magia. Éxtasis en el campo. Los jugadores, buscando al que tanto le gustaba correr la banda izquierda, intentaban asimilar que jugarían la primera final europea de la historia del Sevilla. El por entonces dorsal '27' llevó su muñeca a su boca y, besándola, soltó el brazo hacia arriba descargando toda la impotencia de no ver llegar el gol que llevaba dentro. Tras esto, Maresca logró abrazarlo. Todos los jugadores se acercaron al córner izquierdo de la grada norte y, mirando a la grada y con una bengala de fondo, gritaron de rabia, lloraron, se ilusionaron. El resto siguió siendo magia.

Los aficionados sevillistas vivirían por primera vez una final europea

La grada estaba loca. No se podía imaginar que podrían vivir una final de la UEFA Europa League, esa misma que tres años atrás había visto disputar a Alaves y Liverpool, era inimaginable. Las palabras de Jesús Alvarado, narrador del partido en SFC Radio, definieron el éxtasis en el campo: "Alves se apoya otra vez en Navas, banda derecha para el chaval de Los Palacios, la va a poner, la pone dentro del área. Ahí está, ahí está Puerta... ¡Gol!... ¡Puerta, gol!... ¡Gol de Puerta!... La empaló Puerta... ¡La coló Antonio Puerta!". Minuto 100, glorioso número entre sevillistas. Minuto en que la ilusión empezaba a correr por las entrañas de Nervión. Rugía el estadio. Eindhoven estaba muy cerca.

Primera conquista europea, la UEFA Europa League

Y sí, el Sevilla ganó la UEFA. Su rival, el Middlesbrough sabía que jugaba contra 11 jugadores en el campo, pero contra la ilusión de una afición de ver a Javi Navarro levantar un título más que nacional en Holanda. Y contra tanto no pudo. Un 0-4 daba la victoria a los que algunos reconocen como el mejor Sevilla de la historia, desde sus inicios en 1890. Luis Fabiano, Maresca y Kanouté daban al Sevilla la oportunidad de conseguir otro título meses más tarde, la Supercopa de Europa.

Javi Navarro, capitán del Sevilla FC, levanta la Copa de la Uefa (2006)

Mónaco. 2006. Nadie olvidará tampoco este partido. Sin restar importancia, ya que es imposible hacerlo, a la Supercopa de Europa con respecto a la UEFA Europa League, el equipo del sur de España se medía al campeón de la Champions League de aquel año, al FC Barcelona de Frank Rijkaard. La humildad caracterizó a los sevillistas que, sin alardear de equipo ni de ilusión, callaron y osaron a esperar al partido, en el que todo podía pasar, y pasó lo menos esperado entre el barcelonismo. Ganó el Sevilla FC.

Matando al gigante

Como si de un juguete nuevo para un niño pequeño se tratara, el equipo andaluz se adueñó de la pelota, la estrenó y disfrutó de ella, sin cansarse de tenerla. Tres goles certificaban el buen hacer del equipo durante el partido. Otro título se podía acariciar en las gradas del PSV Stadion. Las lágrimas de emoción de los sevillistas brotaban de unos ojos que presenciaron como el mítico Antonio Puerta realizaba la mejor jugada de su carrera futbolística que se recuerde. Con el partido casi finalizado y el marcador enseñando un 3-0 a favor del Sevilla, el zurdo cogió el balón y, con total confianza en sí mismo, encaró a Marquez, Iniesta y Puyol ofreciendo espectáculo en su máxima a los espectadores del partido.

Otro título para casa. En gran parte gracias a Antonio Puerta con el gol que clasificaba al Sevilla en la final de UEL, que consigo trajo la Supercopa, ambos títulos ganados por el equipo hispalense, que más tarde lloraría -junto con toda la ciudad de Sevilla y con el mundo entero- la muerte de Antonio Puerta.

Pero nunca cayó en el olvido. El mismo FC Barcelona le homenajeó, muchísimos equipos, aficionados y personas conocidas ofrecieron el pésame a su familia. Quien cantó en el Ramón Sánchez-Pizjuán en la grada norte y consiguió cumplir su sueño de ser futbolista tuvo que marcharse pronto, pero jugadas y goles como los antes mencionados hacen de Don Antonio una persona especial para el sevillismo, un ídolo. El nunca olvidado y siempre recordado tiene la oportunidad de ser recompensado por la Supercopa que no pudo ganar (Milán-Sevilla) el próximo martes ante el FC Barcelona, ante quien el mismo mítico dorsal '16' pudo golear. Nadie te olvida.

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Raúl Sánchez
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