Son muchos los equipos que desean ser aupados por la referencia que pueda llegar a suponer su jugador estrella. No por caer en la frivolidad, sino por el placer que supone contar con una persona temible y carismática que eleve al resto de los mortales en su derroche de pundonor. La afición blanquiazul, contenida en su calidad de modestia, no para de agradeceder y exhudar cariño a un futbolista con el que todo parece posible. Pero Lucas, persona de barrio y entregada a su familia, no entiende de órdagos al limitarse como un "jugador más". "Me considero un jugador válido para este equipo y daré todo lo posible por que así sea", destaca el coruñés en su regreso esta mañana a los entrenamientos en Abegondo.

Puede que se encuentre en su momento más dulce en las filas del Deportivo, con el equipo gustándose y teniendo el papel protagonista en la mayoria de los encuentros, aunque asegura "sentirse muy a gusto desde el primer día". "Ya en los primeros entrenamientos, desde mi primera lesión, supe que regresar al Deportivo era lo mejor que me podía pasar en la vida". Porque no hay nada como vivir de tu pasión rodeado de los tuyos, defendiendo unos colores con los que te sientes identificado desde que tienes memoria. Quizá por ello pudo irse a casa muy a gusto después del gran trabajo del equipo: "He dormido muy bien, después de ese resultado te vas muy contento con la familia".

Contener la euforia

Después de un arranque de Liga impensable para un equipo que se vió descendido durante muchos momentos. La filosofía de Víctor empieza a hacer mella en los jugadores y parecen estar encontrando el camino más corto para sumar de tres en tres: "El míster nos da sus ideas y vamos con ellas a los partidos", confiesa el delantero. "Estudiamos mucho al rival durante la semana". Aunque ha dejado claro que la euforia no puede distraer a nadie: "Nosotros estamos muy ilusionados y la afición también, pero tenemos las ideas claras." "El objetivo es la salvación, aunque eso no nos quitará la ilusión", remata el coruñés.

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