Si uno preguntara a cualquier aficionado cuáles son los jugadores de mayor calidad en el actual Real Murcia, probablemente las respuestas más escuchadas no distarían de los Arturo, Isi, Sergio García… No obstante, de entre todos ellos habría uno que sonaría, sí; pero menos de lo que cabría pensar. Ese nombre es el de Alejandro Chavero. Tres meses después de su llegada a Murcia, al catalán le está costando amoldarse a su nuevo equipo y a la función que Aira desea que ejerza.

Contexto y problema

Tras una temporada fantástica con el UCAM, el catalán cruzó este verano la ciudad de Murcia para fichar por los granas. Un fichaje sorprendente, si uno atiende a la igualdad deportiva reinante entre ambos, pero que el propio Chavero se encargó de justificar con un rotundo: “El Murcia es un club histórico, no es lo mismo que el UCAM”. Sea como fuere, su llegada supuso un bombazo para el club pimentonero. El Murcia se hacía con uno de los hombres destacados de un gallito de la categoría, que además, sería rival directo por la permanencia. Un jugador contrastado, sobre el que asentar la construcción de un nuevo proyecto.

¿Estaba Chavero capacitado para ser el mediocentro del equipo?Desde el momento de su llegada, Aira decidió darle el mando del centro del campo. Un puesto desconocido para Chavero, acostumbrado a brillar como mediapunta. No obstante, Aira sabía de sus excelentes aptitudes, y no dudó en darle gran parte del peso del juego grana. En un principio, la respuesta del catalán fue buena. Su dominio cada vez que tocaba el balón hablaba de un jugador diferencial, con un nivel superior a la media. Sin embargo, con el paso de los partidos y el aumento de problemas entorno al equipo, su rendimiento se mantuvo lejos de lo esperado. ¿Estaba Chavero capacitado para ser el mediocentro del equipo o debía jugar más adelantado, donde tan bien rindió con el conjunto universitario?

Imagen: Pinatar Arena

Del porqué a la metamorfosis

Antes de responder a la pregunta formulada, habría que definir brevemente qué tipo de jugador es el catalán. Chavero es un atacante puro, de gran talento y calidad, al que le gusta estar en continuo contacto con el balón; poseedor además de una excelente movilidad, que le empuja a descolgarse y caer a banda con regularidad. Cualidades todas ellas que, así descritas, se amoldan a la perfección a la figura del mediapunta. Y entonces, ¿por qué tratar de amoldarlo al mediocentro? Las razones son claras: necesidad y capacidad.

Chavero sí tiene ese peso, actitud y talento para brillar en un puesto de tal trascendenciaEl Real Murcia ha construido un magnífico equipo de tres cuartos en adelante, preparado para hacer olvidar los problemas con el gol de antaño. Pero también un equipo algo descompensado, muy inconsistente en su zona de medios. Armando y Guilló no tienen el poso necesario, y Rafa de Vicente está aún algo verde para tal responsabilidad. De ahí que la figura de Chavero gane enteros, pues el catalán sí tiene ese peso. Pese a su facilidad para irse arriba y perder la posición, ha demostrado ser capaz de asumir galones en la creación y dar sentido al juego grana. Su calidad, tanto en el pase como con el balón, unida a su carácter, le permite destacar en una posición de tal trascendencia.

Imagen: Pinatar Arena

El inicio como mediocentro fue gris, pero en las últimas jornadas Chavero ha demostrado saber amoldar su juego a las necesidades del equipo. Ha sacrificado parte de su ser, de su “yo” futbolístico, en pos de una mejora en lo colectivo. En un Murcia exageradamente vertical y directo, Chavero no brilla cara a la galería, pero sí tras el telón. En el último choque ante el San Roque se le vio más suelto, supo ocupar su posición y además fue decisivo, anotándose dos asistencia y un gol. Aira vio algo en el medipaunta y Chavero por fin parece estar respondiendo. La temporada apenas ha arrancado, pero, de seguir en esa línea, podríamos encontrarnos ante uno de los grandes descubrimientos de este nuevo Murcia. El Murcia que reconstruyó a Chavero.

VAVEL Logo
Sobre el autor
Pacoco Alarcón
Enemigo de la bipolaridad y el fanatismo en el Periodismo deportivo.